
Miguel Sanchiz: «El gesto de borrar a dos concejales de una fotografía institucional primero y después falsear la fecha de una convocatoria cultural que presentaba otro de ellos pone en entredicho la veracidad de la comunicación institucional del Ayuntamiento de Majadahonda. Las redes sociales y los canales oficiales no pueden ser utilizados como altavoces de una sola voz, ni mucho menos como herramientas de censura visual o manipulación textual. La ciudadanía merece una información veraz, completa y representativa de la pluralidad política que ella misma ha elegido en las urnas. La democracia no se sustenta solo en las leyes, sino también en los gestos».
MIGUEL SANCHIZ. (Majadahonda, 16 de julio de 2025). No hay una ley que proteja la verdad pura y simple. El pasado 26 de junio de 2025, el pleno municipal de Majadahonda fue escenario de un nuevo incidente que ha encendido las alarmas sobre la calidad democrática de la comunicación institucional. Durante el turno de ruegos y preguntas, los representantes del Partido Popular (PP) y del grupo municipal «Vecinos por Majadahonda» protagonizaron un intercambio tenso de palabras que deja entrever algo más que una simple diferencia política: una preocupante forma de entender la representación pública y el respeto a la pluralidad. Este nuevo enfrentamiento no es un hecho aislado. Se suma a un episodio anterior que tuvo lugar en 2024 y que ha quedado grabado, literal y metafóricamente, en la memoria política de la ciudad. En esa ocasión, toda la corporación municipal guardó un minuto de silencio en honor a los dos guardias civiles asesinados en Barbate (Cádiz), un acto solemne que fue registrado fotográficamente como corresponde en estos casos. Sin embargo, cuando se difundieron las imágenes oficiales, algo llamó poderosamente la atención: los concejales de «Vecinos por Majadahonda», Carlos Bonet y Federico Martínez, no aparecían en la fotografía institucional. Lo que en un primer momento podría haber parecido un error técnico o una casualidad, quedó prácticamente descartado cuando se supo que se trataba de dos tomas diferentes, y que en una de ellas, los concejales sí estaban presentes. Todo apunta a una manipulación deliberada: los dos ediles fueron borrados de la imagen difundida. Un gesto que ha sido calificado, con razón, como una “desfachatez”.

Miguel Sanchiz: «Presentación del libro de Vicente Araguas sobre Amadeo I de Saboya, a la que tuve el placer de asistir con Charo Rodríguez Naveda».
“NO HAY UNA LEY QUE PROTEJA LA VERDAD PURA Y SIMPLE. LO HECHO EN LA FOTO CON EL BORRADO DE DOS CONCEJALES, FUE UNA GROSERA MANIPULACIÓN”, coincidieron entonces en apreciar muchos vecinos a los que consulté, reflejando la indignación que provoca este tipo de actuaciones. En una democracia consolidada, borrar a representantes públicos de una imagen institucional no es una mera anécdota: es una distorsión de la realidad, una falsificación del relato visual que transmite el Ayuntamiento a sus ciudadanos. No es difícil encontrar en la historia ejemplos de este tipo de manipulaciones. Los regímenes totalitarios del siglo XX hicieron uso sistemático del borrado de personas de fotografías oficiales como herramienta de control simbólico y eliminación del disenso. Desde Stalin en la Unión Soviética hasta otros dictadores que reescribieron visualmente la historia, el acto de suprimir a un individuo de una imagen es una declaración de intenciones: negar su existencia, silenciar su voz, minimizar su papel en los hechos. Que esto ocurra en un municipio democrático en pleno siglo XXI resulta alarmante. Lo que está en juego no es solo una cuestión de protocolo institucional o de cortesía política: se trata del respeto a la representación legítima que los electores han conferido a todos los miembros de la corporación municipal, independientemente del color político o del grupo al que pertenezcan.

Arriba la imagen difundida por el Departamento de prensa del Ayuntamiento que dirige el PP con sus asesores de Comunicación, que «borró» a los 2 concejales de «Vecinos por Majadahonda». Abajo la imagen real con la presencia de los 5 grupos municipales, incluidos los dos concejales, en el homenaje a la Guardia Civil por los sucesos de Barbate (Cádiz)
LOS CONCEJALES BONET Y MARTÍNEZ NO SON FIGURAS MARGINALES NI ACTORES SECUNDARIOS EN LA VIDA POLÍTICA DE MAJADAHONDA. Han sido elegidos por los vecinos y tienen el mismo derecho que cualquier otro edil a figurar con información veraz en las comunicaciones institucionales, sobre todo cuando estas representan actos de unidad, como un minuto de silencio por una tragedia nacional. Su exclusión de la imagen oficial no solo vulneró ese derecho, sino que plantea dudas sobre la intencionalidad del Equipo de Gobierno y la instrumentalización de los recursos públicos para fines partidistas. Durante el pleno del 26 de junio, este asunto volvió a salir a la luz en otro contexto, pero reavivó la creciente tensión que el PP extiende hacia la Oposición en general y a «Vecinos por Majadahonda» en particular. Las preguntas del grupo vecinal sobre el uso de la comunicación institucional y los criterios con los que se gestionan las imágenes y contenidos difundidos desde el Ayuntamiento a propósito de una inocente presentación de un libro de Vicente Araguas, a la que tuve el placer de asistir, fueron respondidas con evasivas primero y acusaciones a los perjudicados después, lo que no hace más que aumentar las sospechas. Lo preocupante es que, en lugar de esclarecer lo ocurrido y asumir responsabilidades políticas, desde el Equipo de Gobierno se ha optado por la negación y el silencio apuntando a los «asesores» de prensa del PP encargados de la edición de la revista municipal que difundió el «error» de fechas en la convocatoria. Otra zancadilla o codazo descarado y otra manipulación. Esta actitud no solo erosiona la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, (fueron muchos lectores los que acudieron a la presentación fallida) sino que también sienta un precedente muy peligroso: el de considerar aceptable la manipulación de la realidad en función de intereses políticos.

Miguel Sanchiz: «El volumen lo describió el dramaturgo Emilio Pacheco y el concejal Federico Martínez se limitó a presentar a su vez a los dos intervinientes desde el estrado a requerimiento del autor. Adjudicarle intenciones espurias por presentar un libro es más que una falta de respeto: es un síntoma de una concepción autoritaria del poder que debería preocuparnos a todos, más allá de las siglas».
FALSIFICACIÓN DE FECHAS DE UN ACTO LITERARIO PARA RESTAR AUDIENCIA. Como bien se ha dicho: “No hay una ley que proteja la verdad pura y simple”. Y quizá ahí radique el verdadero problema. Porque cuando la verdad se convierte en rehén de la conveniencia política, cuando las imágenes se ajustan al relato que conviene al poder, la democracia pierde uno de sus pilares fundamentales: la transparencia. Es urgente que se establezcan protocolos claros y normativas que garanticen la neutralidad de la comunicación institucional. Las redes sociales y los canales oficiales del Ayuntamiento no pueden ser utilizados como altavoces de una sola voz, ni mucho menos como herramientas de censura visual o manipulación textual. La ciudadanía merece una información veraz, completa y representativa de la pluralidad política que ellos mismos han elegido en las urnas. La democracia no se sustenta solo en las leyes, sino también en los gestos. Y el gesto de borrar a dos concejales de una fotografía institucional primero y falsear la fecha de una convocatoria cultural que presentaba otro de ellos adjudicándole intenciones espurias por presentar un libro, es más que una falta de respeto: es un síntoma de una concepción autoritaria del poder que debería preocuparnos a todos, más allá de las siglas.
Esta panda de macarras y chulapos llamados concejales del PP ademas de ser unos ineptos y vagos quieren emular chapuceramente la manipulacion clasica de Goebbels. Es un acto de insolencia ningunear a los dos concejales de VpM que cumplen con su trabajo de forma magistral y han sido elegidos democraticamente. Este ninguneo muestra el enanismo intelectual y moral de unos concejales que por la nomina que cobran se aferran a los puestos porque no encontrarian trabajo en el sector privado.
Esperemos que los votantes los eliminen de la foto municipal para siempre
Empresario
Suscribo todo lo que Miguel refleja en su escrito. Hay que tener presente, no olvidarse, del » poder» que hoy día tienen los asesores y agencias de comunicación. Es obvio que la chapuza, no fortuita, de esos dos aprendices de censores, que «eliminaron» a sus compañeros, lo que consiguieron fue el efecto contrario: que los ciudadanos de Majadahonda «resucitaran» a sus representantes al tiempo que pedían su renuncia inmediata, cosa que estoy seguro no harán.
Salud.
Esta alcaldesa y su gobierno empiezan a recordarme en sus modos y maneras al anterior, es cierto que nunca se habían visto antes manipulaciones tan groseras y desprecios tan palmarios a la oposición. Efectivamente, se nos fue la mano con esta mayoria absoluta y esta lista del PP, lo admito como ya ex votante a nivel local, nunca más.