Dos bomberos héroes. «Y cuando llegó la hora más oscura, el mismo día en que también tenía lugar un incendio similar en un aparcamiento subterráneo de Majadahonda, en las mismas circunstancias pero por fortuna más benigno, cuando el humo se volvió ciego y el fuego mortal, os mantuvisteis unidos. Uno atrapado, el otro regresando. Uno esperando, el otro sin dudar. Porque así eran: un binomio, una hermandad sellada por la vocación y el amor. Señor, recíbelos ahora en tu luz.»

MIGUEL SANCHIZ. (6 de abril de 2025). Dios de la vida y hoy elevamos nuestra voz y nuestro corazón por los bomberos Sergio Benavente y Jesús Aguilar, dos almas valientes que caminaron entre llamas con la antorcha del compromiso, del amor al prójimo, de la entrega sin condiciones. No pedimos entender tu voluntad, Señor, pero sí que nos permitas honrar con humildad y ternura a quienes dieron todo por los demás. Ellos no fueron héroes por haber muerto en acto de servicio, lo fueron mucho antes, cuando decidieron vivir cada día con la firme determinación de alcanzar la excelencia, de superarse, de levantar a otros con su ejemplo. Ellos entendieron que ser bombero no es solo una profesión, sino una manera de mirar el mundo: con coraje, con disciplina, con el deseo ardiente de proteger aunque queme. Sergio, con su fuego interior alimentado de pasión y sabiduría, nos dejó no solo enseñanzas técnicas, sino una filosofía de vida. Su “Entrenamiento de Prometeo” no era solo un canal, era una llama que iluminaba a quienes soñaban con ser más fuertes, más sabios, más humanos. “Hay que llegar al 10, hay que llegar al máximo”, repetía con fe. Y sí, Sergio, llegaste al máximo. Porque no hay mayor altura que entregarse por otro. Jesús, hermano de alma, ejemplo de perseverancia, tú que enfrentaste tus límites sin esconderte, tú que no te rendiste cuando el agua te parecía infinita y el esfuerzo imposible… Tú que nadaste contra todo y llegaste. También tú llegaste al máximo, porque tu fuerza no fue de músculo, sino de corazón. Porque donde otros se habrían detenido, tú avanzaste.

«Sergio, llegaste al máximo. Jesús, hermano de alma, ejemplo de perseverancia»

EL MISMO DIA QUE EL INCENDIO EN EL PARKING DE MAJADAHONDA. Y cuando llegó la hora más oscura, el mismo día en que también tenía lugar un incendio similar en un aparcamiento subterráneo de Majadahonda, en las mismas circunstancias pero por fortuna más benigno, cuando el humo se volvió ciego y el fuego mortal, os mantuvisteis unidos. Uno atrapado, el otro regresando. Uno esperando, el otro sin dudar. Porque así eran: un binomio, una hermandad sellada por la vocación y el amor. Señor, recíbelos ahora en tu luz.

Dios de la vida y hoy elevamos nuestra voz y nuestro corazón por Sergio Benavente y Jesús Aguilar, dos almas valientes que caminaron entre llamas con la antorcha del compromiso, del amor al prójimo, de la entrega sin condiciones.

«Sergio. Jesús. Gracias. Por enseñarnos a llegar al 10».

QUE TU REINO SEA PARA ELLOS UN LUGAR DE DESCANSO, SÍ, PERO TAMBIÉN DE FUEGO SAGRADO, DONDE SUS ALMAS SIGAN ARDIENDO EN EJEMPLO, EN INSPIRACIÓN. Haznos dignos de su legado, haznos recordar que el verdadero heroísmo no grita, actúa. Que la verdadera grandeza no se mide en aplausos, sino en decisiones silenciosas. Consuela, Dios de todo consuelo, a sus familias, a sus compañeros del parque, a sus amigos, a todos los que hoy sienten en el pecho un hueco imposible. Dales el bálsamo de la memoria viva, la certeza de que no murieron en vano, y la paz de saber que donde hay amor, el fuego nunca se extingue. Sergio. Jesús. Gracias. Por enseñarnos a llegar al 10. Por recordarnos que el fuego que salva es el que nace del alma. Por ser faros en medio del humo. Descansad en paz, valientes. La humanidad os debe mucho. Y nunca, nunca os olvidará.

Majadahonda Magazin