Paco «Viruta», un histórico del Rayo Majadahonda

J. FEDERICO MTNEZ. Francisco Matey Gallego fue un futbolista que levantaba pasiones en el Rayo Majadahonda en la década de los 70 del siglo XX pero hoy casi nadie lo conoce por su nombre, salvo los socios «históricos» del club. Pero si decimos «Paco Viruta» entonces la cosa cambia. Y en esta entrevista explica por qué. De hecho, no rehuye ninguna pregunta: ¿Y la gestión del club ahora que le parece? –Yo ahí no entro, no me ha interesado nunca, lo que hagan los directivos con el equipo no es de mi competencia, salga bien o salga mal ellos sabrán. Lo que vale es la conciencia de las personas. Allá ellos. ¿Vería bien su conversión en Sociedad Anónima o permanecer como club como ha estado toda la vida? –No, yo soy partidario de un club como ha sido siempre. Representativo del pueblo y regirlo como un equipo, que se vote al presidente y a los vocales y siempre con arraigo entre la gente de Majadahonda». Se puede decir más alto pero no más claro. Y esta es la entrevista completa:


¿En qué época jugó usted en el Rayo Majadahonda? –Empecé en la temporada 1974-75 y a partir de ahí hasta los 28 años, en total unos 11 años. ¿Por qué cree usted que dicen que fue el mejor jugador de esa década en el Rayo Majadahonda? –Yo jamás he dicho que fuera el mejor, son otros los que lo dicen, yo no. ¿Y por qué cree que piensa eso parte de la afición? –Pues porque se me daba muy bien jugar al fútbol, pero si no es por el aporte de los demás compañeros yo hubiera sido otra cosa. ¿En qué posición jugaba? Extremo derecha, como Garrincha. ¿Era goleador o pasador? –Era goleador, pasador, tirador de faltas, penaltys y corners. ¡Vaya!, ¿entonces un jugador de sus características cuánto valdría hoy? – Yo creo que no habría dinero (risas). Lo digo de cachondeo, sería una prepotencia muy grande, yo no me valoro. Jugaba porque me gustaba mucho. Antes de ir al Rayo Majadahonda tendría que haber estado en el San Miguel, que era el otro equipo de pueblo, pero allí me decían que era muy pequeñito. Entonces vino un señor que se llama Guillén y me preguntó: ¿quieres jugar en el Rayo? Y yo dije: «pues venga vamos para allá». Y así empezó toda la cosa, en el campo de Mapfre. Luego nos pasamos al Cerro del Espino y así hasta que me retiré en Primera Preferente, el mismo año que subieron a Tercera División.

¿Como era la afición del Rayo Majadahonda? -Había muchos socios y la afición iba con nosotros a todos sitios con los autobuses. Cada vez que íbamos a la Sierra o a Madrid, de dos autobuses no bajaba, más los coches particulares. La afición era muy buena. Y el campo del Cerro del Espino, que no tenía asientos ni nada, estaba todo cubierto de gente apostada en la barandilla que delimitaba el campo. ¿Cuantos socios había entonces? –Creo que unos 600, pero no lo sé con exactitud, ahí no me metía yo. ¿Y con qué otros futbolistas jugó usted? –Aquí tengo delante de mí a Loren, defensa derecho, que es el de «La Goleta». También con los Cogolludos, que también eran muy famosos, con el «Huracán«, también muy famoso como extremo izquierda, con el «Cuco» que era el portero. Todos de aquí con sus motes y otros no: Alberto, Pachón, Honorio… Hay una foto en el «Sol y Ayre» que refleja los que estábamos allí.

De izq a der: Carlos, Verdejo, Pablo, ? , Kubala, Ramirín, Teo Cogolludo, Fernando, Mancia. Agachados: Javi, Paquito, Francisco, Guillén, Luis, Chalupa y Miguelín.

¿Y que jugador del Rayo y de fuera del Rayo le asombró a usted por su juego? –Yo nunca me fijé en esas cosas. Nosotros íbamos a ganar los partidos… ¡espera! Hubo un señor que vino a Majadahonda una o dos temporadas, que se llamaba Mesones. Se ponía en el centro del campo ya la delantera, que antes de jugaba con un 4-3-3, cuando jugaba nos daba unos pases milimétricos que eran medio gol. Era veterano, tenía treinta y tantos años, y ese quizás fuera el que más me haya impresionado jugando conmigo. De fuera la verdad no me fijaba, estábamos a lo nuestro y nada más. ¿No había profesionales? –No, éramos todos amateurs, jugábamos por divertirnos, pasarlo bien y defender al pueblo donde fuéramos. El Rayo Majadahonda tenía que estar en lo más alto que se pudiera. Y lo conseguíamos: cada temporada subíamos, empezamos en Tercera de adheridos y terminamos ya oficialmente en la categoría. Luego se hizo el campo de hierba y cambió todo. Pero al principio no estábamos ni federados. En los últimos años ya sí cobrábamos un dinero por partido ganado, pero no éramos profesionales.


El Rayo Majadahonda femenino. La actual presidencia se lo cargó

Me imagino que jugaban en tierra… –Eso no era tierra, era el barro total, como si jugaras en Irlanda o Inglaterra con charcos en donde nos bañábamos todos. Ibamos a casa y me preguntaba mi madre (que en paz descanse): «¿que traes hoy?». Y yo respondía: «pues mira, los muslos, tobillos… todo». Por la tierra, claro, al desplazarte, si te caías lo hacías en tierra y te hacías hoyones que para que. Una anécdota: cada vez que salíamos por ahí a jugar en hierba teníamos que alquilar las botas del Atleti. ¿Que le parece el fútbol profesional de hoy en comparación con el de su época? –No tienen arraigo a la camiseta. Es puro mercadeo. Están hoy aquí y dentro de 2 temporadas besan el escudo en otro sitio. Quitando excepciones como Raúl o Fernando Torres, los demás vienen y van con puro mercadeo. Y a mí eso nunca me ha gustado, si tu eres de un club… Otra cosa es que no puedas quedarte y entonces por supuesto te vas a otro lado y ya está. Pero estando desde la cantera y que te ofrezca otro, 40, 50 o 100 millones, yo no me iba de un equipo a otro. Pero bueno, allá cada uno.

Y por último ¿que le parece el Rayo Majadahonda hoy? –Lo he estado viendo algunos partidos y juega bastante bien pero lo que he visto es que no tenían gol. Ni la suficiente fortaleza como para cuando marcaban uno, poderlo defender y salir al contragolpe para marcar otro. Se venían atrás y, claro, así perdían. Pues muchas gracias «Viruta» le deseamos mucha suerte y pedirle por favor a José Maria Castro que le haga unas fotos y que nos las mande. – Pues ahora me las haré, me pondré guapo (risas), gracias a usted por la consideración.

Majadahonda Magazin