El joven historiador Rafael Buhigas estudia los cambios en las comunidades gitanas como así demuestran sus publicaciones

ELENA MARTICORENA. En esta segunda parte de la entrevista realizada a Rafael Buhigas, el historiador de Majadahonda (Madrid) centra la mirada en sus últimos estudios, su visión de la comunidad gitana y los cambios que se están produciendo en ella. Especialista en «Judíos en territorio islámico», título de postgrado del CSIS y PDI en el Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Facultad de Geografía e Historia de la Complutense (UCM). ¿Cómo has logrado llegar académicamente tan alto con tan solo 26 años? –Quizá es un cliché pero lo conseguí estudiando mucho y saliendo poco. Todos los días acudía a clase, cogía apuntes, sacaba los manuales de la biblioteca, volvía a casa y me ponía a estudiar antes de irme a trabajar. Cada día estudiaba lo que dábamos en clase y por eso, hoy en día, puedo hablar por ejemplo de historia antigua sin haber vuelto a ella desde primero de carrera. Estudié becado pero, como digo, también trabajaba. El tiempo libre que tenía lo dedicaba a entrenar artes marciales en Majadahonda y como voluntario con chavales gitanos en situaciones problemáticas. Tu investigación principal atiende a los «cambios en las condiciones de vida y en las formas de identidad cultural de la comunidad gitana en el Madrid contemporáneo», tal y como reza tu presentación. ¿Qué cambios se están dando en ella? Cambios en y para las comunidades gitanas hay muchos y continuos, aunque no se perciben porque pesa más el estereotipo y todo tipo de representaciones en torno a las mismas. Pero si tuviera que destacar uno, y por seguir con el hilo de las preguntas, cada vez hay más presencia de gitanos en las universidades desarrollando proyectos en ciencias sociales que destacan la importancia de escuchar y ser escuchado. En este sentido, España tiene que mirar más allá de sus fronteras y adoptar nuevas estrategias para eliminar los prejuicios hacia la comunidad gitana. Estas entrevistas se suelen llenar después de comentarios despectivos que solo corroboran el trabajo que queda por hacer, y eso tiene mucho que ver con desconocer la historia de los gitanos.


Elena Marticorena

Has desempeñado numerosos puestos en comités científicos, organizando seminarios, ponencias, etc. ¿Cómo han sido las experiencias? Muchas de esas actividades son procesos naturales de la formación como investigador y requisitos para ir obteniendo becas y contratos. En mi caso particular, otras muchas las he desarrollado en ayuntamientos, centros sociales, centros de menores, hospitales, etc. Lo que más puedo destacar de ellas es que en estas dos esferas que planteo hay personas muy distintas entre sí y la naturaleza de estas también es diferente. Este hecho demuestra que es preciso que los investigadores salgan de su burbuja académica y desciendan a ese terreno al que muchas veces se refieren en sus investigaciones. En el año 2020 realizaste dos estancias de investigación en la Universidad Nacional de San Martín (Argentina) y en la Loughborough University London (Reino Unido). –Las dos estancias de investigación las he realizado como parte de mi tesis doctoral con dos objetivos: internacionalizar mi investigación y adoptar nuevas perspectivas. El campo de investigación conocido como “Estudios Gitanos” es un gran desconocido para España todavía, y por eso era necesario que viajara al extranjero. Necesitaba encontrarme con los expertos en la materia que llevan décadas de trabajo adelantado. Además, fruto de esa vocación interdisciplinar a la que me he referido antes, busqué insertarme en grupos de investigación distintos a la tradición historiográfica.


El historiador realizó una estancia en Argentina y otra en Reino Unido para seguir formándose en la cultura gitana

¿Con quien trabajaste en ambas estancias y que labor de investigación desempeñaste?En Buenos Aires trabajé con la Doctora Patricia Galletti, antropóloga experta en comunidades gitanas, y en Londres lo hice con el Doctor Aidan McGarry que ha escrito numerosos libros sobre el tema, y que es un reconocido politólogo en el Institute for Diplomacy and International Governance. Bajo la dirección de ambos, en sus respectivos países, desarrollé diferentes actividades. Mientras que en Buenos Aires estuve haciendo trabajo de campo, cuyo resultado fue mi primer artículo como etnógrafo sobre la relación entre espacio urbano y sentimiento nacional, en Londres desarrollé más el aspecto teórico de mi tesis por medio de encuentros con expertos de Europa. Más allá de lo académico, conocer estas dos ciudades enriqueció mi visión como investigador pero también como ciudadano. En Buenos Aires viví en San Telmo y en Londres en Bethnal Green, barrios donde en el pasado hubo numerosas comunidades gitanas y que hoy, como resultado de la gentrificación, han sido expulsadas. En la actualidad son habitadas por nuevos inmigrantes de muy diversas partes del mundo, que dibujan un mosaico de culturas sumamente curioso. Tercera parte: «Detrás de las obras de las plazas y pistas de Majadahonda se esconde el rechazo a la comunidad gitana, marroquí y latina»

Majadahonda Magazin