Captura de pantalla 2016-05-12 a las 11.32.01“No puedo evitar regocijarme con una sonrisilla socarrona cuando recuerdo que el catering no oficial de la cantera del Real Madrid era el pequeño restaurante Gilardino de Majadahonda. Muchas noches, sobre todo los fines de semana, se formaba un revuelo de jugadores en la entrada de la residencia para recibir al repartidor, que había congeniado con muchos de nosotros tras convertirse en una persona habitual en nuestras vidas. Los waffles cubiertos de chocolate y los bocadillos de salchicha inundados en salsa agridulce desde luego no nos aportaban nada bueno, pero eran mano de santo tras las insípidas cenas de internado”. Quien así se expresa es el futbolista Ignacio Martín, de la cantera del Real Madrid, que narra en primera persona en la revista “Vice” su experiencia como canterano merengue recluido en el Colegio SEK de Villanueva de la Cañada. Lo de menos es que ese “restaurante Gilardino” no esté en Majadahonda sino en Villanueva del Pardillo, sino que fruto de esa intranscendente errata ha aflorado lo relevante: su desgarrador testimonio, que reproducimos junto con la otra cara de la moneda en un vídeo que muestra una visión algo más amable de esta formación académico-deportiva de élite:


il-giardino-ristorante_img70627t0“Todo comienza cuando te sientan en una mesa circular junto con tus padres en una de las oficinas de Valdebebas y te extienden la ficha. Una temporada con todo pagado, incluyendo los vuelos de Tenerife —mi ciudad natal— a Madrid, el traslado y la estancia en la residencia de la universidad Camilo José Cela, el coste del colegio SEK y un estipendio mensual de doscientos euros. El caso es que desde el momento en que trazas algo mínimamente legible (a los quince años no tienes claro ni cuál es tu firma), te conviertes en jugador de una de las mejores canteras del mundo. Tenía compañeros que vivían con sus familias en Madrid porque el club había pagado el traslado de sus padres con piso y trabajo ya buscados. Algunos cobraban auténticos sueldazos”.

Ignacio Martín, con botas rojas

Ignacio Martín, con botas rojas

“Estos también solían tener contratos con grandes marcas deportivas como Adidas o Nike que les permitían seleccionar productos (como botas y todo tipo de ropa) de un catálogo y pedirlos sin costo alguno para ellos, causando la envidia de otros tantos, incluido yo. Entre los mayores, hubo un caso bastante notorio en el que un jugador se compró un Audi nuevo sin siquiera tener licencia de conducir. Comíamos a las dos y salíamos de clase a las cinco solo para llegar a la residencia (que se encuentra a unos escasos treinta segundos del SEK caminando) y arrasar con todo lo necesario para ir al entrenamiento. Asegurarse de coger las galletas y el mini-batido de vainilla que el coordinador dejaba sobre cada cama era para muchos una urgencia, desde luego para mí era imperioso si quería aguantar el entrenamiento entero.

Ignacio Martín, en EE.UU

Ignacio Martín, en EE.UU

«Había muchas ocasiones en las que llegabas a entrenar muerto de hambre porque, con toda honestidad, creo que la alimentación estaba lejos de ser la más idónea para muchachos de nuestra edad, y más siendo deportistas de élite. Y lo peor es que nadie vigila si comes o no. Recuerdo llegar a Valdebebas después de 45 minutos de autobús, rezando para que tuviésemos un poco de tiempo para poder comprar algún alimento de las máquinas expendedoras o de la cafetería. Suponiendo que cuentas con algunos minutos después de cambiarte, afrontas otro dilema: si comes algo porque no puedes aguantar el hambre te arriesgas a vomitarlo en el entrenamiento, si no comes, te arriesgas a sufrir un desmayo. El hecho de no comer ni descansar bien causa una erosión lenta de tu sistema inmunológico, dando pie a que no rindas adecuadamente en los entrenamientos, partidos, o mucho peor, que sufras una lesión. El diagnóstico habitual: sobrecarga del gemelo, desgarre muscular en el sóleo, tendinitis, esguince de tobillo y mucho, mucho líquido acumulado en las articulaciones; tuve más de cinco lesiones en la misma temporada. Y no me malentendáis, el Real Madrid contaba con muchos profesionales con experiencia y recursos para devolvernos al campo lo antes posible, pero opino que no mitigaban las lesiones adecuadamente afrontando el problema desde la raíz, sino que más bien adoptaban un enfoque reactivo que afectaba negativamente a todos, pero especialmente a los niños de la residencia».

14495201544700«De mi año en el Real Madrid salieron jugadores y compañeros como Lucas Vázquez, Álvaro Morata, Denis Cheryshev, Carvajal, Jesé Rodríguez, Diego Llorente, Enrique Castaño y otros tantos que no brillan en primera, pero que juegan en los equipos de segunda, segunda B y tercera. Por suerte, la cantera del Real Madrid me sirvió de catapulta a otros clubes y me ayudó a conseguir una beca deportiva para estudiar una carrera en una universidad americana. Ahora, un año después de graduarme, me encuentro en los Países Bajos estudiando un master en derechos humanos y en septiembre me incorporaré a la University College of London para estudiar derecho.  Durante mi carrera en Estados Unidos, si no tenías una media de notas lo suficientemente alta no eras apto para jugar hasta que tu nivel de notas subiese. Lo que quiero decir con esto, es que no solo es posible inculcarles una ética de estudios a jugadores jóvenes, si no que se debe hacer».

Satellite«Hoy en día desconozco si ha habido progreso en la cantera para paliar algunos de los problemas más notables, pero si no es así, opino que es necesario un cambio paradigmático en cuanto al trato de los muchachos; los estudios y el desarrollo adecuado del niño deben de ser prioridades para el club. A esto hay que añadirle que el club debe contratar a personas que comprendan la sicología infantil y estén preparadas para escuchar al niño. Esto es aplicable a todos los niveles, desde directivos, hasta supervisores pasando por entrenadores y coordinadores. Aprendes a quererte un poco más por así decirlo, y sobre todo comprendes que ante el qué dirán siempre debe prevalecer tu propia salud mental. La cuestión era si es apropiado para un niño de quince años aprender lecciones de ésta dureza con la poca madurez que se tiene entonces.

RESIDENCIA_CANTERA_HES1088--644x362Cuando entrenar era todo un suplicio, la escuela se convertía en una bendición para mí. Una vez en el colegio, era solo una cuestión de horas hasta el entrenamiento de la tarde, y de la ansiedad e incertidumbre que eso conllevaba. Te encuentras atrapado en la rutina y ves que lo único que hace que te olvides de esa preocupación incrustada en tu cabeza son los libros y las clases. Me sentía como si estuviese perdido en una espiral provocada por la falta de confianza, la intransigencia de mis entrenadores, las lesiones y sobre todo, esa voz constante en tu cabeza que te trata de convencer de que no vales para estar ahí.
En la sala de estudio a las tres de la mañana solo estábamos los tres o cuatro habituales. Muchos venían después de cenar para terminar los ejercicios de clase, pero se marchaban pronto para poder hablar con sus padres, conectarse a internet o simplemente descansar. Otros solo acudían a la sala de estudio para matar el tiempo o para poder expresarse artísticamente dibujando falos y caricaturas de supervisores.

Residencia-cantera-Real-Madrid_ECDIMA20140102_0017_16Los niños que más tiempo dedican al fútbol tienen más posibilidades de llegar, pero el problema reside en que cuanto mejores se hacen, menos se les presiona para que estudien. El aspecto más problemático de toda mi experiencia fue, sin duda alguna, la educación y lo fácil que puede ser para un jugador evitar sus obligaciones escolares. Mientras los niños del internado SEK que no estaban en el Real Madrid tenían sesiones de estudio obligatorias, nosotros gozábamos de una exención total a pesar de que las necesitábamos más. Lo que comprendí desde el primer día del curso es que desde que el colegio finaliza, tú te conviertes en el único responsable de tu educación. Llegábamos de entrenar a las diez de la noche, cenábamos y de vuelta a la residencia. La forma en la que estaban estructurados los horarios, la carga de entrenamientos y el cansancio constante se convertían en factores que hacían que estudiar fuese insostenible, sobre todo en época de exámenes trimestrales. A esto hay que añadir que, aunque tengas tiempo libre no siempre significa que lo utilices de manera eficiente, también cuentas con las distracciones normales de un niño de esa edad.

 

VAN GRIEKEN HACE EL SAQUE DE HONOR EN EL I TORNEO DE FÚTBOL CADETE VILLA DE ALALPARDO QUE HOMENAJEA A VICENTE DEL BOSQUE El consejero de Educación, Juventud y Deporte, Rafael van Grieken, hace el saque de honor del partido entre los equipos del Real Madrid y la Unión Deportiva Sanse que se juega dentro del I Torneo de Fútbol Cadete Villa de Alalpardo en el que se homenajea al seleccionador nacional Vicente del Bosque. Foto: D.Sinova / Comunidad de Madrid

Creo que es inaguantable para un quinceañero quedarse estudiando hasta altas horas de la madrugada después de entrenar, que le obliguen a levantarse para ir al colegio, volver a entrenar y repetir cuatro días por semana más un partido el sábado o el domingo, y esto sin contar con los torneos. Si adaptamos la teoría de Malcolm Gladwell al mundo del fútbol, cada jugador debería invertir 10,000 horas en entrenamientos para conseguir convertirse en un profesional. Por supuesto que el talento es crucial, pero según mi experiencia, lo más importante es la práctica. Siguiendo ese razonamiento, los niños que más tiempo dedican al fútbol tienen más posibilidades de llegar, pero el problema reside en que cuanto mejores se hacen, menos se les presiona para que estudien y menos inclinados están a hacerlo porque piensan que tienen la vida solucionada. Sin ir más lejos, hace algunos días me encontraba viendo el partido de Champions del Real Madrid contra el Manchester City y vi que un excompañero se encontraba en el once inicial. Me envuelve la nostalgia cada vez que observo los mismos ademanes y leo las mismas expresiones en sus labios que cuando jugábamos juntos en el Cadete A. Con toda honestidad, el corazón se me alegra al saber que un compañero que realmente lo merecía ha conseguido llegar, pero lo que no te muestran las cámaras es que él se encontraba dos cursos por detrás del resto de nosotros. 

Reportaje completo: VICE

Majadahonda Magazin