mariateresaJORGE RUBIO. “Con la democracia, Rafael Alberti y María Teresa de León regresan a España el 27 de abril de 1977 aunque ella pronto enferma de Alzheimer y tiene que ser ingresada en un sanatorio próximo a Madrid (Majadahonda), donde morirá el 13 de diciembre de 1988. En 1987, meses antes de la muerte de su mujer, Alberti visitó Eivissa donde confesó que aquellos 40 días del verano del 36 que pasaron en la isla fueron los mejores de su vida. En la tumba de María Teresa, en el cementerio madrileño de Majadahonda, se puede leer un verso del poeta gaditano que resume, en esencia, la historia de amor de la pareja: «Hoy, amor, tenemos veinte años». La periodista Amàlia Sebastián del “Periódico de Ibiza” homenajea a la célebre escritora española que a pesar de su calidad literaria estuvo a la sombra de su marido Rafael Alberti. Hija del coronel del ejército Ángel León y de Oliva Goyri, prima de María Goyri (esposa de Ramón Menéndez Pidal), el gran filólogo e historiador que editó la Crónica General de Alfonso X el Sabio y el formidable legado literario del Romancero, María Teresa de León es una de esas plumas de la Generación del 27 desconocidas para el gran público pero que forma parte del legado cultural que se oculta en Majadahonda y que Amàlia Sebastián redescubre en su artículo: 

mariateresa1AMÀLIA SEBASTIÁN. «Eclipsada por la enorme figura de su marido, el poeta Rafael Alberti, la escritora María Teresa León es, aún hoy, una gran desconocida para el público español en general. En reconocimiento a su trayectoria literaria y como recuerdo del verano del 36 en el que vivió junto a Alberti en la isla el estallido de la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Eivissa acaba de poner la placa a la calle que decidió dedicarle en Platja d’en Bossa, muy cerca de la cueva de es Corb Marí donde la pareja se escondió durante semanas hasta que consiguieron huir en un barco de guerra que zarpó de Pou des Lleó. Su historia de amor con el poeta gaditano empezó en 1929, momento en que decide romper con todo y separarse de su marido, Gonzalo de Sebastián Alfaro, con el que se había casado a los 17 años y había tenido dos hijos. Los orígenes de la escritora, sin embargo, nada tuvieron que ver con los ideales comunistas que abrazó hasta su muerte. Hija de un coronel del ejército y Olivia Goyri de Llera, hermana de la esposa de Ramón Menéndez Pidal y una de las primeras mujeres españolas que llegó a ser doctora en Filosofía y Letras, María Teresa creció en una familia de la alta burguesía», relata Amàlia Sebastián.

mariateresa2«Una vez que une su vida a la de Alberti, la pasión de la escritora crece al mismo ritmo que su compromiso político con el Partido Comunista que transcurre entre viajes a la Unión Soviética y una gran actividad política. Acabada la Guerra Civil con derrota republicana, Alberti y León inician un periplo por el exilio que les lleva a Orán, Francia, Italia o Argentina, país donde vivieron durante más de dos décadas y lugar donde nació su hija Aitana. Durante esos años en el exilio, la escritora desarrolla la mayor parte de su obra literaria compuesta por novelas, biografías, cuentos, piezas de teatro o guiones de radio, la mayoría de los cuales no han sido nunca publicados en España. Con la democracia, Rafael Alberti y María Teresa de León regresan a España el 27 de abril de 1977 aunque ella pronto enferma de Alzheimer y tiene que ser ingresada en un sanatorio próximo a Madrid donde morirá el 13 de diciembre de 1988. En 1987, meses antes de la muerte de su mujer, Alberti visitó Eivissa donde confesó que aquellos 40 días del verano del 36 que pasaron en la isla fueron los mejores de su vida. En la tumba de María Teresa, en el cementerio madrileño de Majadahonda, se puede leer un verso del poeta gaditano que resume, en esencia, la historia de amor de la pareja: «Hoy, amor, tenemos veinte años»».

mariateresa«El verano de 1936 que pasó en Eivissa junto a Alberti marcó la vida de María Teresa León. Sus recuerdos quedaron reflejados en el libro ‘Memoria de la melancolía,’ editado en el exilio en Argentina en 1970. En este libro recuerda aquellas semanas y dibuja una isla donde «cuando el sol aparece todo reverbera». «El suelo de la isla forma arrugados pliegues montañosos cubiertos por sabinas y pinos, los valles son huertos y hay un río solamente: el Santa Eulalia», escribió. En aquellas lineas recordó también la hospitalidad y amabilidad de los hombres y las mujeres ibicencas que acogieron al matrimonio durante las semanas en las que permanecieron escondidos. León evoca las casas payesas «hechas para crecer», con «un almenado jugando masas y ángulos al ir añadiendo, al crecer la familia, habitaciones que se unen». En ese pasaje, recuerda también el baño que se dio en un barreño ayudada por dos ibicencas en una casa payesa. «¡Dios, Dios, cómo escuecen en los ojos los recuerdos!… Jamás me he sentido más limpia…»», concluye el artículo.

Fuente:

Periódico de Ibiza

Majadahonda Magazin