LIDIA GARCIA. El médico especialista del servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda, Daniel Ballesteros, se ha mostrado «descorazonado y preocupado» ante la perspectiva de la segunda ola de Covid: «van a llegar los virus respiratorios típicos de estas fechas, pero los sanitarios están agotados». En declaraciones a la revista Blasting News, Ballesteros ha visto «la actitud desaprensiva de la gente y que el sistema sanitario todavía no tiene vacunas, además de la falta de recursos». En un reportaje titulado «Coronavirus y gripe: La peligrosa combinación que preocupa con la llegada del otoño», la revista señala que «los síntomas de la gripe común son semejantes a los del coronavirus. Síntomas de resfriado y gripe semejante a los del COVID-19 se suman al temor de un otoño con alta tasa de letalidad». Las periodistas Nora Mazzini y Maryna García advierten que «rinitis, tos y estornudos son síntomas de resfriado y gripe que corren el riesgo de ser confundidos con signos de coronavirus y generan aprensión en quienes están cerca de la persona sintomática en ese momento. De hecho, el COVID-19 da miedo a muchas personas y con la llegada del otoño, se espera una muy anunciada ola de infecciones, lo que exacerba el riesgo de discriminar entre las enfermedades gripales y el coronavirus, ya que un hilo conductor de manifestaciones sintomáticas vincula estas diferentes patologías».


Por otra parte, el tratamiento de plasma convaleciente o la heparina se convierten en posibles alternativas frente a la COVID19, tras los resultados de investigación durante la pandemia. Esta es una de las aportaciones de la Hematología a la enfermedad, que ha centrado una de las mesas del I Congreso COVID-19, coordinada por la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH). Rafael Duarte, del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda en Madrid, ha recordado en Gaceta Médica que el uso del plasma convaleciente se frecuenta en situaciones de enfermedad grave o de infección para los que no hay otros tratamientos. Una de las ventajas principales del plasma covaleciente es la aplicación.

No obstante, el experto ha señalado que también presenta limitaciones. Por ejemplo, el acceso al plasma y el desarrollo como terapia. Asimismo, ha presentado un ensayo del Instituto de Salud Carlos III coordinado por el Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda en Madrid, que analizó dos grupos: uno con plasma, y otro sin plasma. El análisis mostró resultados distintos: “No hay pacientes del grupo de plasma que pase a UCI o fallezca”. Para Duarte, el uso del plasma convaleciente quizás no sea al tratamiento más adecuado y eficaz para los pacientes con Covid-19 graves, y se debe seguir investigando en pacientes leves, “que es donde puede tener mayor interés. También en el caso de las células mesenquimales como tratamiento para los pacientes con el síndrome de distrés respiratorio”.

 

 

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