Sin duda alguna, la economía ha sido una de las áreas de vida más afectadas a raíz de la pandemia que aún hoy se encuentra entre todos nosotros, haciendo que, entre otras graves situaciones, las compras, ventas y demás actividades lógicas se hayan visto afectadas como nunca antes. Y es que, aunque podamos rememorar hechos históricos como la tristemente célebre crisis de 1929, ninguna se compara con la que se vive en la actualidad.
¿Qué hace a esta crisis peor que cualquier otra?
Si bien a simple vista parecería que la situación económica no es tan grave como aseguran analistas de renombre, la verdad es que cada indicador demuestra que las cosas pintan para muy mal. Una de las mayores diferencias, y la que puede que sea más determinante en este caso, es la globalización. En otros tiempos, la economía de un país específico no se veía tan influenciada por la de otro país, en cambio, hoy en día las finanzas de todos los países se interconectan entre sí, generando un efecto en cadena ante cualquier tipo de variación.
¿Cómo se ha comportado la economía española ante este contexto?
Hasta poco antes del inicio de la pandemia, la economía española se encontraba en una estable curva de crecimiento, números que indican una recuperación lenta pero sostenida. Los índices bancarios habían repuntado, además empresas financieras como Crezu.es ampliaban sus operaciones brindando cada vez más préstamo sin empleo, al tiempo que indicadores como la tasa de paro disminuía y el PIB ganaba puntos. Sin embargo, después del primer trimestre del 2020 y con el cierre casi total de la economía a todos sus niveles, prácticamente todos los índices medibles se desplomaron, haciendo que tanto la macroeconomía como la economía doméstica colapsara.
¿Qué se espera para el futuro cercano?
Como era de esperarse, las cosas han cambiado desde el comienzo de la contingencia, y si bien la economía no presentó ningún signo de mejoría durante el 2020, las cosas han tomado otro rumbo en lo que va de 2021. Este cambio es fácil de entender pues la economía, gradualmente, ha logrado activarse, generando un repunte a modo de efecto rebote que ha permitido un crecimiento del 6.5% en la economía durante lo que va de año. Estos indicadores han permitido que analistas de diversas corrientes brinden un pronóstico positivo para el venidero 2022, alcanzando en el mejor de los pronósticos un crecimiento de 8.2% y en el peor caso un aumento de solo 2.82%.
Sin embargo, el FMI ha sido el ente que ha presentado números más creíbles, con variables más medibles y ajustadas a la realidad. Para sus analistas, de lograrse una apertura total de la economía nacional, el incremento en los índices financieros alcanzaría un máximo de 4.9% en referencia a las cifras presentadas para el mismo periodo del año pasado. Eso sí, el mismo ente condiciona estos factores a que la pandemia como tal no se agrave y que el proceso de vacunación avance a mayor velocidad, solo resta esperar cómo termina el año.
