CRESCENCIO BUSTILLO. Volviendo a nuestro ingreso en el Cuartel, nos distribuyeron por los distintos escuadrones en que se componía el Regimiento. A mí me tocó pertenecer al 2° Escuadrón que daba enfrente a la puerta principal, por lo que había que cruzar todo el patio para llegar a él. De momento nos destinaron las «taquillas«, así como las camas que nos correspondían, con sus correspondientes mantas, sábanas y cabezales. Más tarde, después de pasar por la «peluquería» y las duchas, nos dieron las primeras ropas de militar para que al otro día pudiéramos asistir a los actos religiosos, como la misa, y salir de paseo por la calle. Cuando nos vimos con tal cantidad de ropa y equipo no sabíamos que hacer con ello y eso que faltaba todo el equipo del caballo y el que faltaba por darnos a nosotros para completar nuestro vestuario. Una de las primeras cosas que nos dieron fue la almohaza* y la bruza** para empezar a limpiar caballos y, de paso, nos destinaron a cada uno al caballo que nos pertenecía para todos los usos y servicios que hubiera que hacer. A mí me tocó el caballo llamado «Almagesto«, grande él, pero también destartalado, muy tranquilote, que me sirvió para aprender a montar y completar la instrucción. Más tarde monté un sinfín de caballos, como ya iremos viendo más adelante…


Crescencio Bustillo

La primera tarde, al no poder salir, recorrimos el Cuartel hasta donde estaba permitido, visitamos la cantina, que no tenía nada de particular, ni por lujosidad, ni por los géneros que podía despachar. También visitamos las cuadras y ayudamos por primera vez a dar de comer y beber a los caballos, informándonos cuanto podíamos por los veteranos de toda clase de pormenores, relacionados con el servicio en el Regimiento. Cuando pasamos lista tocaron retreta y después silencio. Nos pusimos a dormir en aquellos catres viejos, con los petates y cabezales desvencijados, a pasar la primera noche en el Cuartel. No faltaron las bromas de las caídas de camas en medio de risas y jolgorio, hasta que la imaginaria avisó que el sargento de guardia andaba cerca haciendo la «ronda».

Húsares de Pavia (1924): media gala

El nuevo día domingo empezó con «Diana Floreada«, hicimos nuestro aseo personal deprisa y corriendo para formar hasta el comedor, donde nos dieron para desayunar un «cazo» del llamado café, que tenía la virtud de estar un poco caliente pero de café solo tenía el nombre. Si lo querías lo tomabas, y si no, lo arrojabas al primer vertedero que tuvieras a mano. Más tarde nueva formación para ir a misa, que la celebraban en el comedor, hasta que hacía buen tiempo y la hacían en los patios. Esta clase de misa era de las llamadas «de campaña«, acudían los Jefes y Oficiales y duraba poco tiempo, menos que los preparativos y el prólogo de la misma. Como éramos quintos y no sabíamos los «trucos», no pudimos salir de paseo hasta las 2, ya que había que apuntarse el día antes para no comer en el Cuartel, quedándonos para ayudar a los «cuadreros» a dar de comer y abrevar a los caballos. Comimos en el Cuartel de mala manera y por fin nos fuimos a la calle con nuestra nueva vestimenta, que parecíamos «mascarones«, ya que había muy pocos que les sentara un poco regular la ropa, primero por el defecto de la hechura, a pesar de los intercambios de unos con otros para que sentaran bien, y después que hasta que no se lleva un poco tiempo de «mili«, no se sabe llevar con aire y el elegancia la ropa… Aquella tarde no corrí mucho por mi parte, me metí con otro compañero al cine y pasamos casi toda la tarde en él, regresando con tiempo de pasar «lista» y meternos de nuevo en el Cuartel.


Almohaza

*La almohaza: Ovalada, redonda o cuadrada, de metal, plástico o caucho, sirve para quitar la suciedad y se utiliza sólo en las partes carnosas (cuello, grupa, etc.). Los modelos ovalados se deben usar describiendo círculos al frotar, mientras que los que poseen mango se utilizan con movimientos rectilíneos.

Bruza

** La bruza: Ovalada y tiene el dorso de madera o de plástico, aunque las mejores y las más fáciles de usar están recubiertas de cuero. Las bruzas tienen cerdas más cortas y más suaves (las naturales son mejores). La bruza se usa para eliminar el sudor, la grasa, la caspa, y la suciedad en general. No sólo de la pelo, sino también de la piel, y va muy bien para la crin y la cola (incluido el tupé) porque es más suave que el cepillo de raíces (yeguasycaballos.com)

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