JULIA BACHILLER. La parroquia de Santa Catalina Mártir (Majadahonda) contó el pasado 16 de octubre (2020), durante sus jornadas celebradas bajo el lema “40 horas por la Vida”, con el testimonio de Irene Fernández. De profesión psicopedagoga, relató su experiencia a sus 34 años como «rescatadora» y se decidió a colaborar “atraída por el trabajo del Dr. Jesús Poveda y el testimonio de María del Himalaya”. Irene Fernández se definió como “una persona muy católica» y confesó que «es durísimo ver ese goteo constante de mujeres que van ensombrecidas (a los abortorios), son sombras”. Su objetivo es que “si conseguimos que se produzca ese encuentro, esa mirada (imagino que para ir a abortar tienes que ir muy en sombra), cuando conseguimos hablar te escuchan. La primera vez que fui testigo de un rescate yo creo que no he sentido mayor paz en toda mi vida. Con que tan solo salves una vida merece la pena. Y finalizó: “En los abortorios, como sabéis, apagan el sonido de los ecógrafos para que no se escuchen, para deshumanizar ese famoso «saco de células» que llaman. Estoy entusiasmada porque hay muchísimo camino por recorrer, mucha fuerza, mucha oración, y aquí estamos”.
Como introducción a la siguiente invitada, la presentadora Mónica Martínez utilizó la siguiente frase: ”Si importante es defender la vida al principio, también es importante valorar su dignidad en los últimos momentos”. La Dra. Mercedes Vázquez es médico de familia y en estos momentos presta sus servicios en Cuidados Paliativos: “en España no es una especialidad, te tienes que formar por tu cuenta. Empecé a pensar en la Medicina Paliativa cuando porque no concebía la medicina sin pensar en los más vulnerables”. Y agregó: “Mi experiencia en Misiones fue haber tenido contacto con la pobreza, con la enfermedad avanzada de personas que simplemente porque no tenían dinero no podían acceder a medicamentos muy sencillos, por lo que llegaban a situaciones increíbles. Todo eso forjó esa vocación médica”.
La Dra. Mercedes Vázquez seguidamente añadió: “Hablamos mucho del inicio de la vida, pero yo hablo del final, aunque es una misma cosa: la dignidad de la persona humana en su situación más vulnerable, que es un niño por nacer que depende de todos. Y no solo el que está por nacer sino el que nace. Y un anciano o una persona enferma al final de su vida es también especialmente vulnerable, no solo por la dificultad funcional que va perdiendo a lo largo de su enfermedad, que va minando esas facultades, que va haciendo perder esa autonomía, sino porque se va dando una serie de pérdidas a todos los niveles. A nivel social, una persona enferma o un anciano empieza a ser excluido socialmente. Nos tenemos que enfrentar a una realidad ineludible, que es la muerte. Ese final de la vida es tan trascendental para un ser humano que por eso me orienté hacia los Cuidados Paliativos.
«Como médico, como persona y como católica es lo que verdaderamente me llena. Ayudar a una persona al final de su vida es algo que te llena por todos los lados. Como enfrentar los miedos al final de la vida en una enfermedad, el miedo a sufrir, a sentirse solo… Todos esos miedos, incluso en el paciente que tiene fe, se dan al final. El poder acompañar a esas personas y a las familias que sufren esa situación de pérdida de un ser querido me parece que es fomentar la dignidad para nuestra sociedad. En mi centro tenemos también una unidad de niños, con enfermedades terminales no curables. Hace poco hablé con la madre de un niño que falleció en agosto y me decía que ella tenía la necesidad de dar voz a esos niños, porque tenemos miedo a esos niños. Muchas veces el aborto viene por ese riesgo a padecer malformaciones o tener un niño enfermo, pensando que el niño va a sufrir y lo va a pasar mal. Nos anticipamos a muchas cosas que luego no son reales. Y con los ancianos pasa los mismo. Me parece aberrante que las personas mayores quieran pedir la eutanasia porque se sienten un estorbo, un obstáculo para sus hijos… ¡Me da tanta pena que tengan ese concepto de la sociedad!. Si una sociedad deja de atender a sus mayores, nos vamos a ir deshumanizando”, concluyó. Próximo capítulo: las preguntas de los asistentes sobre el aborto.
Los curas, no tienen familia, no tienen hijos, no tienen pareja, no tienen sexo, viven solos, en la casa del señor.
Sin embargo nos dicen como debe ser la familia, como debemos educar a nuestros hijos, como debe ser la relación con la pareja, como se debe practicar el sexo, nos quieren enseñar todo lo que ellos desconocen. Curioso.
Bueno, cuidado, los curas desde siempre han tenido hermanas, sobrinas, amas de llaves, etc.
Completamente de acuerdo.
Mentira cochina. Quien pide la eutanasia,son personas,que ya saben lo que van a sufrir sus personas queridas y si sabe que al final,se va a ir,respeto mucho su decisión.
Vaya imagen!!!! Es como si estuviera viendo una de cuando yo era pequeña en la etapa franquista. Lo único que entonces no se ponía la bandera en iglesia