Un niño observa la intervención de la Plataforma de la Sanidad Pública

F. UTRERA. No se ha fallado aún el concurso de adjudicación de las escuelas infantiles municipales de Majadahonda, –“aún no hay resolución”–, pero el pleno del Ayuntamiento se convirtió este martes en una improvisada guardería cuando padres y madres –y hasta abuelas, según dijeron– de niñ@s que acuden a ellas lo “invadieron” con los chiquitines. Hubo veces en que sus llantos, risas, corre-corres y espontáneos y graciosos gestos impedían incluso oír las explicaciones de sus padres, del alcalde o de la concejala de Educación, Fátima Núñez, pero resultó enternecedora y curiosa una escena: Narciso de Foxá estaba concluyendo un debate con la votación y para hacer el recuento de apoyos preguntó: “¿Votos a favor? La propuesta salía por unanimidad y los concejales levantaron la mano pero entre el público, algunos de los niños también elevaron las suyas en un gesto de repetición que confirma el origen de la especie que ya desvelara Darwin. Algunas madres, avergonzadas, les bajaban las manos, otras por simple educación los sacaban fuera cuando hacían demasiado ruido porque era imposible contenerlos. Fue, eso sí, un día para la historia del municipalismo majariego y MJD Magazin recoge sus más llamativas imágenes.


Otro crío al lado de una interviniente

Por el pleno fueron interviniendo sucesivamente varios padres y madres. Cristina Valdés, David Herrero, que se identificó como arquitecto y usuario de la empresa concursante Tamaral, Alejandro Martínez Almeida, que reconoció su “ansiedad” al expresarse –era la primera vez que iba a un pleno– y que se quedó sorprendido al ver “las caras de los concejales hechos polvo” (esto lo repitieron varias veces) tras 8 horas seguidas de debate… Desconocedores de los usos y costumbres de la cortesía parlamentaria, tuteaban al alcalde –que sin embargo siempre los llamó de usted–, interrumpían el uso de la palabra, hablaban atropelladamente, pero introducían ese tono asambleario y callejero de los que desconocen la política pero pretenden hacer por vez primera uso directo de ella. “¡No soy técnico ni político!”, exclamó uno de ellos, “No soy político, perdone que no me exprese correctamente”, señalaba con humildad otra, “¡habrá que cambiar los pliegos!”, añadió otro, desconocedor de la gravedad legal de la expresión, criticando incluso “a Babyteca, porque va a ser la presunta ganadora”. “¡Yo no le voto, pero gente de mi familia sí le vota!”, le confesaba otro al alcalde.


Un niño en brazos de su madre que escucha el pleno

Otro admitió que “la gestión es muy complicada pero la decisión es muy importante para las familias”; “No hemos venido aquí para hacer ruido ni para que ganen nuestros amigos”, otro negaba conocerlos más allá del «hola y adiós», exclamaba otro interviniente, aunque el discurso por la libertad de movimientos de la chiquillería lo hacía casi inaudible. Aquí sí eran los “zarandillos” los que colmaban la paciencia del Jefe de Seguridad del pleno hasta los “zarandullos”. Según el diccionario “zarandillo” es la “persona extraordinariamente viva e inquieta” y a fe que los futuros votantes majariegos lo demostraban. El alcalde, por su parte, se afanaba en guardar si no el orden al menos la escucha de las intervenciones: “¡que esto no es un bar ni la plaza de toros!”. Foxá se dispuso a explicarles como funciona la administración en cuanto a concursos públicos:

“No hay políticos en las mesas de contratación, vamos a ver con lupa la resolución final, no podemos adjudicar a dedo”, dijo el alcalde de Majadahonda, que añadió que los 4 grupos de la Asamblea de Madrid (PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos) habían votado por unanimidad los criterios de adjudicación y que el proceso iba a ser “transparente pero sin presiones”: “los políticos no tomamos esa decisión”, dijo, y su afirmación fue corroborada desde los escaños de Ciudadanos, PSOE y Somos. Los vecinos creían que “es el voto el que decide los pliegos”, según expresó uno de ellos, que se quejaba de que “habéis optado por lo políticamente correcto y como políticos tenéis responsabilidad”. Otro admitió sin embargo que “soy consciente de que los pliegos los hace la Comunidad de Madrid” y uno más corroboró que el alcalde «lo es de todos» como también «lo son los concejales, aunque no les hayamos votado».

Narciso de Foxá y Fátima Núñez en el estrado

Narciso de Foxá quiso lidiar a los intervinientes «a puerta gayola» aunque no le gustase convertir el coso de los plenos en un ruedo taurino. Solo a mitad de la faena se hizo acompañar en el estrado por la concejala Fátima Núñez y salpicó sus muletazos y explicaciones con otras frases de este jaez que llegaron al público por su expresión más popular: “debo estar gafao porque ninguno de mis favoritos sale nunca”. Se refería a la imposibilidad legal de los concejales de mediar ante los funcionarios para que una empresa saliera elegida como adjudicataria de un concurso, bajo pena de cárcel. “Si eso ocurre, nos meten pa´dentro”, explicó en otra ocasión a una vecina que pedía que intercediera en favor de las actuales adjudicatarias. “¿Dentro de donde?”, preguntó ingenua. Y Foxá, que seguramente sea el único de los últimos alcaldes de Majadahonda que no ha sido procesado (Rodríguez Colorado, Romero de Tejada, Willy Ortega), respondió tajante: “entre barrotes. Por hacer eso han empurao a mucha gente en este país”.

Al final pareció que hubo un tácito acuerdo: el funcionario jefe de Educación, Vicente Colilla, que asistía impertérrito al debate y la concejala Fátima Núñez, se comprometieron a explicar “escuela por escuela” el resultado del concurso cuando concluyera. “¡La concejala nos dijo que Vicente Colilla dimitiría si no se primaba el proyecto educativo!”, le aludió uno de los padres. Y en efecto el proyecto educativo es el que más puntúa, pero Narciso de Foxá advirtió que “sería un delito como una catedral” si alguien «presionara a un funcionario» para que adjudicase a una empresa u otra por presión vecinal, política o profesoral. Las criaturas, mientras tanto, correteaban por el pleno. Fue su primera “experiencia” política y con toda seguridad que la vivieron tan intensamente como sus padres.

Majadahonda Magazin