DR. FRANCISCO ORENGO GARCÍA. *Psiquiatra y psicoterapeuta (Majadahonda). El efecto duradero sobre la población del miedo y de la amenaza por la pandemia de Coronavirus, está produciendo un coste en el plano político que está desgastando, tanto a nivel nacional como internacional, los engranajes de la democracia. Las personas, ante la sensación de una muerte precoz posible por una enfermedad de origen discutido, incierto, acrecientan sus niveles de activación y alerta interna ante la sensación de peligro, de incertidumbre y de indefensión. Esta última sensación parece ir disminuyendo afortunadamente mientras las vacunas sean eficaces y permitan una protección inmunitaria duradera. Aún así, la huella de casi un año en continua tensión ha generado una sensación de malestar social objetivo ante la pérdida simultánea de trabajos, de la limitación de las libertades de movimiento y de la impresión de debilidad de los sistemas políticos fragmentados. Por otro lado, la menor afectación de la población más joven y sana por la pandemia, ha dividido los grupos de población que “llegan a la vida” de los que “se van despidiendo de ella”. Los primeros ignoran el peligro al saberse en menor riesgo de enfermedad, los más viejos ven acelerarse el acercamiento de la hora de la muerte. Estos dos grupos se bifurcan con mucha más fuerza de la habitual, generando dos grandes movimientos sociales.


Dr. Orengo García

Los más jóvenes, ante su pérdida de roles sociales, aceleran los mecanismos de toma del poder político mientras, en general, los más viejos desertan en masa enclaustrándose defensivamente en sus casas. La sociedad se hace más belicosa, agresiva y beligerante ante la falta del poder atemperador de los mayores. En ese caldo de cultivo crecen los populismos, los deseos de asalto por la fuerza a la democracia pero también la indiferencia ante el destino inevitable entre los más más viejos. En este contexto de “preestampida social” resulta esencial un esfuerzo por sacar lo mejor de nosotros mismos en el análisis inteligente de los procesos sociales que estamos viviendo. Sin vencedores ni vencidos, ya que estamos todos en el mismo barco y no caben partidismos. Pase lo que pase, el mantenimiento del sentido del humor, la tolerancia con el otro y el respeto en formas y actitudes hacia los demás es más importante que nunca. Nos la jugamos…

Majadahonda Magazin