LIDIA GARCIA. La ciudad de Madrid y 9 municipios más han sido confinados durante dos semanas desde este viernes día 2 hasta el 16 de octubre (2020), lo que afecta a unos 5 millones de madrileños. Además de la capital, las ciudades afectadas son Alcalá de Henares, Alcobendas, Alcorcón, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles, Parla y Torrejón de Ardoz. Y las consecuencias en la Zona Oeste han sido inmediatas: la A-6 permanece prácticamente vacía y no registró las habituales retenciones de la salida madrileña hacia la Sierra de Guadarrama que tienen lugar todos los sábados. Las inmobiliarias han detectado incluso un «repunte» de mudanzas desde los barrios más caros de Madrid capital a Majadahonda, Pozuelo, Las Rozas y Boadilla, que han quedado exentas del confinamiento. Su exclusión, que puede apreciarse geográficamente en el mapa del diario ABC reproducido en esta misma noticia, se produjo gracias al «pacto» previo antes de la ruptura que alcanzaron PSOE y PP para dejar fuera a los municipios con menos de 100.000 habitantes. Este acuerdo de mínimos ya no se tocó después, pese a la ruptura negociadora, según revelan seis periodistas del diario «El País», que han detallado los pormenores de este desacuerdo entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP) y el ministro de Sanidad, Salvador Illa (PSOE). El «pacto» estalló el jueves 1 de octubre (2020) tras una reunión de técnicos en la que el acuerdo había quedado «prácticamente cerrado». El acuerdo inicial «entrega» la capital porque seguirá confinada hasta que el alcalde José Luis Martínez-Almeida (PP) logre que la tasa de contagio de sus convecinos «baje de su 42% actual», que es la cifra que fue pactada por ambas administraciones.


Carlos E. Cué

El Ministerio de Sanidad, «después de muchas gestiones, llamadas entre presidentes, consejeros, asesores y técnicos», había aceptado lo que reclamaba la Comunidad de Madrid: «una medida común para toda España». El equipo del portavoz y médico epidemiólogo socialista Fernando Simón planteaba un criterio sencillo: «cerrar todas las ciudades de más de 20.000 habitantes con una tasa de más de 500 contagiados por cada 100.000 personas, un 10% de positividad —el porcentaje de PCR que dan positivo— y un 20% de UCI ocupadas por la enfermedad. Eso incluía a unas cuantas fuera de Madrid, en especial Pamplona, pero también Tudela, Ciudad Real, Palencia o Talavera de la Reina. Madrid lo rechaza. Quiere subir a 100.000 habitantes y a 35% de UCI ocupadas, algo que facilitará que Madrid salga del corte cuando baje de su 42% actual. Sanidad acepta para que haya acuerdo. Se está cerrando bilateralmente un pacto que implica a toda España, algo muy delicado políticamente». Pero a esas alturas Salvador Illa y su equipo quieren firmar casi como sea. Es un coste que deben asumir: «El ministro lleva varios días diciendo que Madrid va tarde. Es urgente hacer algo. Al subir a 100.000, en la Comunidad de Madrid, con los peores datos de España, se quedan fuera del confinamiento zonas residenciales del norte como Las Rozas, Majadahonda, Pozuelo, que no llegan a esa cifra. Y entran las populosas del sur: Móstoles, Getafe, Parla, Alcorcón, Fuenlabrada«.

La BBC reproduce también la nueva situación de Madrid capital

Los periodistas Carlos E. Cué, Manuel Viejo y Natalia Junquera con información de Jessica Mouzo, Sonia Vizoso y Eva Saiz, concluyen: «Durante el fin de semana, mientras millones de personas siguen el espectáculo de cómo se pelean las dos Administraciones más importantes para resolver la peor pandemia de la historia en su epicentro europeo, por debajo hay mucho movimiento político. Esto no va solo de Madrid. Castilla y León y Castilla-La Mancha, las dos fronteras de la comunidad, asisten atónitas a un problema que les perjudica directamente. Miles de personas que trabajan en Madrid viven allí o tienen su segunda residencia. Las cifras de contagios en las provincias frontera con Madrid doblan a los de las que están más lejos». El presidente de Castilla y León, el popular Alfonso Fernández Mañueco, habla con Illa y con Ayuso. Es Mañueco quien empieza a orquestar una salida: un acuerdo en la interterritorial que está prevista para el miércoles con todos los consejeros. Algo que afecte a toda España. El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, manda una carta al ministro reforzando esa posible salida. Galicia y Murcia, también del PP, están de acuerdo. Varios barones del PP trasladan en privado su inquietud por la deriva de Díaz Ayuso. Creen que sus vaivenes están perjudicando la imagen del partido, que siempre ha centrado su mensaje en la buena gestión. Ayuso es muy criticada internamente. Cada vez está más sola con Miguel Angel Rodríguez, pero cuenta con el apoyo clave: el de Pablo Casado. Los barones están inquietos pero quieren una salida. Sobre todo Mañueco, el más afectado por el contacto con Madrid. Todo empuja hacia el acuerdo». También la presión de Ignacio Aguado (Cs): «Y las llamadas de la consejera de Castilla y León, Verónica Casado, una independiente muy respetada que fue propuesta por Ciudadanos, y de Jesús Fernández Sanz, el de Castilla-La Mancha, con muy buena relación con su colega madrileño. Los consejeros de Sanidad suelen tener un perfil muy técnico. Entre ellos se llevan bien. Y mucho más después de meses de crisis en los que todos se ayudaban mientras sus jefes políticos discutían en el Congreso», añade la crónica.

«Nosotros confinamos Lleida y redujimos la movilidad en Barcelona. Algunas comunidades no han actuado cuando tocaba», sentencia Alba Vergés, la representante catalana. A partir de ahí algunas comunidades del PP empiezan a mostrar reticencias. Andalucía dice que es “insuficiente y poco elaborado”. Galicia añade que genera “inseguridad jurídica”. Piden que se abra a cambios. Illa se muestra dispuesto, pero ve la jugada dilatoria. El documento se tiene que aprobar y luego se podrán cambiar cosas, explica. No puede esperar más para controlar la pandemia en la capital. Y entonces habla Madrid«. El consejero madrileño Escudero «se enfrenta primero con Cataluña, también sin mencionarla». Pero todos entienden. «No voy a aceptar que se den lecciones a Madrid de cómo afrontar la pandemia», dice el representante madrileño. «Ahí llega Castilla y León, la última en hablar. Y apoya la propuesta de Illa, tras recordar que es lo que ellos pedían hace semanas. Ya no hay bloque de las comunidades del PP. Illa entonces reclama que todas fijen posición con claridad. Y que se vote. Plantea que solo hablen las que están en contra. Arranca País Vasco pero dice que está a favor. Illa insiste, solo las que están en contra. Entonces hablan Andalucía, Galicia, Madrid, Ceuta. Murcia duda. «¿Es sí, no, o abstención?», pregunta Illa.

«Abstención, le oyen claramente al consejero, que había defendido siempre estos baremos comunes. Después Murcia dijo que había sido un error. El PP quería actuar como un bloque. Pero Mañueco y su consejera independiente se niegan. Apoyan la propuesta, y según varios consejeros, argumentándolo con más vehemencia que comunidades del PSOE. La reunión de la ruptura ha acabado. Madrid ya sabe que ha perdido la batalla. Illa envía una orden de obligado cumplimiento a las 22.48. No hará falta ni 155, ni estado de alarma, ni aplicar el decreto de nueva normalidad. No hay intervención, sino cumplimiento de un acuerdo de un órgano federal como el consejo interterritorial. Es muy difícil de combatir. El cierre de Madrid para el viernes por la noche, 48 horas después de enviar esa orden, es un hecho en ese momento que conocen todos los protagonistas de este drama coral», concluye el artículo. «No lo entendéis. Hay que tomar medidas drásticas ya. Es la región con peores datos de toda Europa. En otras ciudades se han tomado medidas con incidencias menores«, se esfuerza Illa, que pese a su tono calmado empieza a perder la paciencia. El clima se calienta. Tanto, que el fichaje estrella de esos días, Emilio Bouza, un respetado experto pactado por Illa y Escudero como portavoz de este comité, está desconcertado. No esperaba nada así cuando aceptó el puesto. «Aquí hay dos visiones enfrentadas. Espero que lleguéis a un acuerdo. Yo soy el portavoz del grupo, no de ninguna de las partes», sentencia Bouza.

Majadahonda Magazin