JUAN F. MARTINEZ. Ya se les oye, se les siente, se les escucha y se les valora. Son las peñas del Rayo Majadahonda, que con su estruendoso bombo no dejan de animar al equipo en los momentos que más lo necesita. La salida en embestida del Logroñés les dejó algo cariacontecidos y mudos, pero en cuanto se pusieron las pilas y cargaron el bombo ya parecían el séptimo de caballería. Los cánticos han vuelto al Cerro del Espino en una temporada histórica donde hay encima de la mesa varias cartas para poder disputar el acceso a las cuatro plazas que dan derecho a jugar el play off de ascenso a Segunda A. Y esa fe y confianza en el equipo, en la plantilla, en los técnicos, en el estilo y en la directiva se debe a los aficionados, a los incondicionales, a los que vienen al campo con frío, calor, lluvia, viento y hasta nieve. Para ellos este homenaje fotográfico.


 

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