Viñeta VasileLos actos que tuvieron lugar este sábado en una finca privada aneja al cementerio de Majadahonda en conmemoración del aniversario de la muerte hace 79 años de los dos soldados rumanos franquistas, Ion Mota y Vasile Marin, acabaron sin incidentes. Unas cien personas se concentraron en torno al ya célebre monolito declarado “non grato” por el pleno del Ayuntamiento de la localidad, lejos de las concentraciones más multitudinarias que tuvo este encuentro en otras ocasiones.


VasileA ello contribuyeron sin duda varias circunstancias: en primer lugar el silencio informativo que rodeó este año la efemérides, que otros aniversarios era criticada y jaleada días antes por grupos antifascistas, cuyo eco contribuía precisamente a lo contrario de lo que perseguían. Por otro, la coincidencia homónima de los homenajeados con personajes televisivos de la actualidad española, lo que difuminó su resonancia mediática. Ese mismo día, el humorista José Mota animaba en las redes sociales a ver su exitoso “especial Nochevieja” en TVE ya disponible en internet, al igual que afloraban las críticas al director Paolo Vasile (Tele 5) por la nueva edición de Gran Hermano con “el pequeño Nicolás”. E incluso retumbaban aún más los comentarios al reciente y brutal asesinato en México de la joven alcaldesa Gisela Mota a manos de los “narcos”. Todo ello difuminó mucho el nombre de los receptores del homenaje y lo cierto es que el vídeo de youtube que reprodujo el acto solo había alcanzado este sábado 29 visitas.

Change antifasc,jpgLas dos antagónicas mesas redondas de debate organizadas en el Hotel Majadahonda y en la Casa de la Cultura en torno a esta cuestión también finalizaron sin incidencias y con similar asistencia de público. Peor suerte corrieron las convocatorias en las redes que reclamaban suspender la cita de los falangistas y “ultras”: 253 firmas alcanzó la solicitud en Change.org, lejos de las 43.000 que logró la petición de no urbanización del Monte del Pilar o las 15.000 que recabó la supresión de la zona azul majariega. Tampoco el eurodiputado Miguel Urban con el hashtag #cancelación alcanzó siquiera el centenar de adhesiones, perjudicado también por la homonimia de las etiquetas que aludían a la cancelación de vuelos, seguros o cargas registrales en los procesos concursales.

EDITORIAL: 79 AÑOS SON MUCHOS AÑOS YA

Abc 1959Lejos han quedado ya los años en que durante el franquismo se reivindicaba la memoria de los soldados rumanos Ion Mota y Vasile Marin desde las más altas instancias oficiales y sin duda que la desmemoria y el olvido, junto con las actuales y acuciantes preocupaciones ciudadanas –desempleo y crisis económica fundamentalmente– han provocado que estos actos hayan pasado esta vez sin pena ni gloria. MJD Magazin reproduce un recorte del diario ABC de 1956 en el que daba cuenta de quienes asistieron entonces al acto fúnebre: un capitán general, un teniente coronel, un almirante, un representante del ministro de Exteriores, el delegado nacional de Estadística, “la población de Majadahonda casi en su totalidad” y hasta una “princesa” búlgara. Los ditirambos del régimen fueron entonces de tal calibre que aseguraron que dos aviadores “lanzaron desde sus aviones banderas españolas y rumanas que fueron a caer sobre la cruz”.

Gisela Mota79 años después del suceso, el tino esta vez ha sido de la mayor parte de la sociedad civil majariega, que ha sido quien ha puesto las cosas en su sitio: absoluta normalidad entre quienes quieran debatir civilizadamente sobre este asunto –lamentando que no se hayan podido celebrar debates históricos o políticos sin carácter apologético– y absoluto desdén a quienes realizan, aún en el ámbito de una propiedad privada, actos de exaltación bélica de tiempos por fortuna hace muchas décadas periclitados. Decía Groucho Marx, que no era político ni historiador sino humorista, que la política «es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados». Algo tan desagradable como un acto de exaltación inconstitucional, que nunca debía haber sobrepasado la esfera privada o de mero debate, ha podido convertirse en algo aún peor de lo que pretendía, para alborozo de sus organizadores. Los totalitarismos del siglo XX no admiten equidistancias, pero sí exigen mayores inteligencias individuales y colectivas entre quienes quieren combatirlos.

Urban HastagRaimond Carr, Hugh Thomas y Gabriel Jackson fueron historiadores que abordaron el suceso histórico ocurrido a principios del siglo XX desde ópticas diferentes, pero nunca reñidas con el rigor. Sin embargo, Manuel Cuenca Toribio opina que el estudio de la Guerra Civil no es muy satisfactorio, “salvo en la cruel faceta represiva”. Echa en falta una gran síntesis que recogiera el “status quaestionis” y dibujara con precisión una sólida panorámica de todos los aspectos de la contienda. “La guerra civil en España hay que entenderla como parte de nuestras insuficiencias y comprenderla como la antesala de la guerra mundial”, ha escrito lúcidamente el politólogo Juan Carlos Monedero desde otra visión, a propósito del libro «La guerra civil contada a los jóvenes» de Arturo Pérez-Reverte, con el que se muestra certeramente crítico pero ponderado. Y es que existe una gran cantidad de estudios históricos, si bien es verdad que sobre todo en los orígenes estaban muy ideologizados, por lo que no se puede discutir demasiado sobre su calidad. Hoy en día es un tema que se trabaja en las universidades por jóvenes historiadores que tienen la suficiente perspectiva histórica para tratar el tema. Hagámoslo con ellos y, de paso, dejemos a Majadahonda en paz.

Majadahonda Magazin