El papa Francisco abre este martes 8 de diciembre la Puerta Santa en Roma y con este símbolo milenario da inicio el Jubileo de la Misericordia. Un evento que no se llevaba a cabo desde hace 15 años, pero que se ha adelantado insólitamente diez años antes de lo previsto, informa el diario Excelsior. El Jubileo es un evento particular al que se han sumado los templos católicos de Majadahonda, como muestran las imágenes. Y no sólo porque está considerado como extraordinario, sino porque se realizará en momentos de alta tensión para el mundo, ya que después de los atentados en París del 13 de noviembre y las constantes amenazas del Estado Islámico (EI) de realizar otros atentados en diversas ciudades, entre ellas el Vaticano y Roma, la seguridad se ha convertido en una de las protagonistas para el Jubileo que está por comenzar.
De hecho, desde hace dos semanas, el gobierno italiano destinó dos mil hombres más para el plan de seguridad y así reforzar los controles en toda la ciudad de Roma, incluyendo al Vaticano, donde se cuentan más de mil puntos sensibles entre monumentos, iglesias, plazas, fuentes, estadios, estaciones del Metro y tren, aeropuertos, transporte, etcétera, tomando en cuenta la gran cantidad de peregrinos que se esperan. En estos días se ha llegado a hablar que llegarán hasta 30 millones de personas durante todo el año que durará el Jubileo “en tiempos del Isis (siglas en inglés del EI)”, como lo llamó el prefecto de Roma, Franco Gabrielli, también comisario extraordinario para el Año Santo.
Ya el miércoles pasado, en la Plaza de San Pedro se realizó una especie de prueba general de seguridad para el Jubileo que comienza hoy martes a las 9:30, hora local, y donde la coordinación entre policías, militares, carabineros, la gendarmería y la guardia vaticana ha sido fundamental. A San Pedro ya no se puede entrar sin pasar por arcos detectores de metal o ser olfateado por uno de las decenas de perros antiexplosivos que rondan el Vaticano. Además, desde el martes pasado se prohibió sobrevolar la ciudad para los aviones y artefactos ultraligeros, incluyendo drones.
El Jubileo es considerado extraordinario, pues al final del último Jubileo, aquel celebrado en 2000 por Juan Pablo II, éste había anunciado que el próximo sería en 2025. De hecho, durante todo el pontificado del papa Benedicto XVI no se realizó ninguno. Sin embargo, «desde que el 13 de marzo de 2013 Francisco fue elegido como el Papa número 266 de la Iglesia católica, ha hecho de la misericordia su palabra de orden«, señala este diario. “Hacer de la misericordia el tema más importante del pontificado no fue una estrategia. Mi primer Ángelus como Papa fue sobre la misericordia de Dios y en aquella ocasión hablé de un libro de la misericordia que me regaló el cardenal Walter Kasper durante el Cónclave”, señaló hace unos días Jorge Mario Bergoglio en una entrevista publicada en Credere, la revista oficial del Jubileo. “También durante mi primera homilía como Papa, el 17 de marzo en la parroquia de Santa Ana, hablé de la misericordia y no fue una estrategia, me vino de adentro. Es obvio que el mundo de hoy tiene necesidad de misericordia, de compasión. Estamos acostumbrados a las malas noticias, a las noticias crueles y atrocidades más grandes que ofenden el nombre y la vida de Dios”, dijo.
En la Iglesia católica, este evento es particularmente importante porque significa que da inicio el año de la remisión de los pecados, de la reconciliación, de la conversión y de la penitencia
sacramental.
“El Jubileo es el año del perdón, el año de la reconciliación de frente al sacrilegio contra la humanidad… Es cuando el padre dice: párense y vengan a mí. El Jubileo debe contribuir a una revolución de la ternura”, dijo el Papa a Credere, y adelantó que todos los viernes de cada mes tendrá un gesto diferente para atestiguar la misericordia de Dios. El papa Francisco deseó que el Jubileo de la Misericordia, que inicia mañana, haga tomar conciencia entre católicos y ortodoxos de la necesidad de reparar “el pecado de la división”. Durante la oración del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa expresó su deseo de que este Jubileo propicie nuevos pasos en la reconciliación entre la Iglesia católica y las distintas Iglesias ortodoxas. El cisma entre Roma y Constantinopla se remonta al año 1054. Hace 50 años, el 7 de diciembre de 1954, en víspera de terminar el Concilio Vaticano II, según recordó, se produjo “un acontecimiento memorable”: una declaración común del papa Pablo VI y del patriarca ecuménico de Constantinopla, Atenágoras, que “anulaba las sentencias de excomunión” intercambiadas entre Roma y Constantinopla en 1054. “Es providencial que este histórico gesto de reconciliación, que creó las condiciones para un nuevo diálogo entre ortodoxos y católicos, sea conmemorado precisamente al comienzo del Jubileo de la misericordia”, aseguró el Papa.
