XOSÉ CARLOS CANEIRO*. Este lunes estaba en Santiago de Compostela, donde nació cuando terminaba marzo de 1955. Siempre ha aparentado más edad de la que en realidad tiene y, aun en su adolescencia, parecía el profesor despistado de ojos verdes que sabía de todo y de lo demás. Fue, con Felipe González, el mejor presidente de la España democrática. Al primero lo echaron por la podredumbre de su partido y aquello que llamaron «las cloacas del Estado»; a Rajoy, con la primera moción de censura que triunfó en España: un juez dijo que el PP se había beneficiado como partícipe, a título lucrativo, en Majadahonda y Pozuelo. Y entre Majadahonda y Pozuelo, un don Pedro sin Lope de Vega se cruzó.
En nombre de la Constitución y la transparencia, Sánchez gritaba que Rajoy -al que ya había llamado indecente en vivo y en directo- no podía continuar en la Moncloa. Cambió el colchón y se metió dentro. Y no saldrá. Porque los mismos que no creen en la Constitución lo votarán en breve para que continúe su mandato. Una proeza en un hombre que hoy dice una cosa y su contraria sin que nadie se inmute. El mismo que dirige un partido que recientemente ha visto condenados, en el mayor caso de corrupción de la historia de España (lo dicen los noticiarios), a dos expresidentes. Pocos, de uno u otro lado, le llegan a la cintura al bueno de Mariano. Un buen gallego. Y repito bueno con ímpetu. Porque hay que ser pródigo, en bondad y diligencia, para haber caminado el pantano que le dejaron en heredad.
En su partido reinaba la mugre. Todo causado o consentido por un político siniestro que, como me pasa con Trump o Irene Montero, no quiero ver ni en los telediarios. Salía en la foto de las Azores tan ufano. Y en esa ufanía persevera, José María, para el desdén de toda prudencia. Apago el aparato y me siento mejor cuando su rostro desvaído, siempre enojado, desaparece de la pantalla. Me lo han aprendido los años: si no quieres que te moleste, no lo veas ni lo escuches. Y así lo hago. Es el síndrome del avestruz de un escritor provinciano. Como Rajoy. De provincias también. Llegó a presidente de la Diputación de Pontevedra cuando no tenía ni treinta años. Desde entonces se dedicó a la cosa pública, o sea, a servir al resto. Cuando lo echaron a patadas de moción (el complemento «patadas de moción» es pertinente) España crecía al 3 %. A él se la habían dejado con el PIB al borde de la recesión. También le dejaron 5 millones de personas en desempleo y una deuda pública o un déficit mayor que el que nadie había dejado. Zapatero y su 21,5% de paro casi supera al 22,8% de González: gobiernos de progreso.
Rajoy cumplió con creces, y perdiéndome entre cifras, escribo: cuando injustamente lo censuraron había 1,1 millones de parados menos que cuando llegó a Moncloa y 1,6 millones de cotizantes más. Cifras. Pero en eso no reposa la bondad de Rajoy. Es un hombre afable, culto, hacendoso y sagaz. De esos a los que te gustaría escuchar mantel por medio. Un gallego bueno. En estos tiempos de política de baja estofa, malévola y falaz, la sombra esbelta de Rajoy crece y se prolonga. *Xosé Carlos Caneiro es escritor y periodista. Artículo publicado en La Voz de Galicia.
Qué foto más bonita preciosa me río a carcajadas esto está por usted no haber dimitido señor Rajoy mira cómo está España hecha una pena
Se llenó, Sánchez, la boca a decir, con gran griterío, al Sr. Rajoy, que si en su partido hubiese un solo caso de corrupción, él, dimitiría. Pues bien, su partido está lleno de corruptos, como se está diciendo, oyendo y viendo, y él, como si sus compañeros de partido estuviesen haciendo la primera comunión. El PSOE, está pidiendo la cabeza de Susana, y él, de momento, no se ha manifestado, no se sabe si es porque la teme por lo que sabe, o por lo que ella calla, y esconde en su manga, y por eso, sigo diciendo, de momento, calla y sonríe falsamente ante la opinión pública. Es sabido que Susana, era la que llevaba los cafés, como vulgarmente se dice, a sus padrinos, por tanto sabe tanto como ellos, o más tejemanejes, claro está, y por eso, el PSOE pide su cabeza, antes de que se les eche encima toda la opinión pública y se tenga que deshacer el partido,y, por ende, los beneficios que les acarrea a algunos, como se está viendo casi diariamente. Desde hace tiempo, Sánchez o se está liando, o quiera liarla o ya nos la ha liado parda. Desde luego, no las tenemos todas con nosotros, por lo que estamos viendo con estos apaños de gobierno, a la izquierda, y nos las van a hacer pasar muy canutas.¡¡¡Oido cocina!!!
Un juez dijo …, en una sentencia y con hechos probados.