J. FEDERICO MTNEZ. «En casa es donde le cuesta más» había profetizado Luis Milla (padre) y Luis Milla hijo se encargó de darle la razón: gran partido del jugador majariego hoy en las filas del Tenerife, que le ganó la partida a Enzo Zidane en ese particular duelo de estirpes futbolísticas que tuvo lugar en el Cerro del Espino, ya sin lonas de la LFP que tanto molestaban a los vecinos del Pinar del Plantío. De hecho, Enzo fue pitado una vez más por su propia afición, que sin embargo coreó el nombre de Basilio después de la pifia que regaló el tercer y definitivo gol chicharrero que le dio su primera victoria fuera de casa. La sorprendente machada del Extremadura en Málaga aprieta además un furgón de cola de la Segunda División, que parecía despejada para un Rayo Majadahonda que vino arrogante de Riazor y al que le sentó mal la borrachera de elogios que recibió esta semana. Y es que el Tenerife lo baja del cielo al planeta tierra gracias a su mejor juego, intensidad y acierto cara al gol. El partido le pareció fácil a los majariegos con su gol tempranero de Iza Carcelén, pero el también rápido empate tinerfeño de esa pesadilla llamada Nano Mesa rehizo a los visitantes, con un espectacular segundo tiempo donde su centro del campo comandado por Milla y su verticalidad conjugada con seguridad desemparejó la balanza.

J. Federico Mtnez

En este emocionante juego de la silla que es la cola de la Segunda esta vez es el Lugo de Tony Martínez el que está en el infierno, pero al Rayo Majadahonda le toca ir al difícil campo del Mallorca con un colchón de 6 (+3 del Reus) que le libera de nervios pero que, como dijo el propio Iriondo al término del partido, también «causa vértigo». Y es que esta reñida liga de plata, la décima más competitiva del mundo, te quita en 1 semana lo que con tanto esfuerzo has ganado en 1 mes. Y ahí está el (mal) ejemplo de la Cultural Leonesa: el mejor juego de la pasada liga al que el descenso en la última jornada volatilizó, tanto a jugadores como técnicos, la mayoría de los cuales tuvieron que irse al extranjero.

Y es que junto al mal partido de la mayoría de los jugadores, que hizo que el Tenerife superara a los majariegos en la clasificación, fracasó también una vez más la estrategia de comunicación de la directiva, que vive de espaldas a su comunidad más natural, pues una vez más ni siquiera llegó a los 3.000 espectadores: concretamente 2.716. El divorcio entre la ciudad, los medios locales y el club más representativo de la misma, a causa de la desconfianza hacia su gestión, terminará más tarde o más temprano pasando factura a un equipo que sin embargo desarrolla un fútbol de lujo. Hoy no fue su día pero… aún nos quedará Son Moix. Rayo Majadahonda: Basilio (0), Benito (0), Luso (0), Morillas (0), Andújar (1), Iza (2), Óscar (0), Enzo (0), Fede Varela (2), Héctor (1), Aitor Ruibal (0). Suplentes: Cantero (ps), Echu, Manu Del Moral (0), Dani Romera (0), Aristóteles, Varela, Guerrero.

Alberto Díaz

ALBERTO DIAZ. «El Rayo se abstiene: los pretéritos no tienen cabida en el fútbol» sería mi titular para un partido contra los chicharreros que hizo olvidar el histórico triunfo en Riazor y que antes casi de sentarse en la grada produjo un gol de Carcelén, un jugador defensivo que sorprende por sus continuas llegadas al área. El futbolista alcanzó casi la raya de gol en un continuo «box to box» (area a area) aunque el fuera de juego fue muy justito. El inicio para el Tenerife fue decepcionante y con malas sensaciones, pero a los pocos minutos el equipo canario se empieza a rearmar y consigue parar a los majariegos con su control de balón, lo que hace que el Rayo sufra. Y pasó lo que tenía que pasar: empata en el minuto 14 tras reaccionar en un corner con gol de Nano Mesa, también dudoso.

Se inició otra vez la nueva contienda y el Tenerife continuó moviendo bien el esférico mientras los de Iriondo sufrían mucho sin balón. Los de Oltra siguen llegando con más criterio y coagulando las salidas de balón del Rayo gracias a que presionan muy arriba a los rayistas. Los dos palos consecutivos del Tenerife afloran la poca intensidad defensiva de los de casa y las réplicas de un quizás excesivamente egoísta pero ambicioso Aitor Rubial desembocaron en un tiro justito a la cepa del palo derecho de la portería tirerfeña.

Otra replica de Aitor Ruibal originó un magistral desdoble pero el cancerbero isleño lo detuvo. En definitiva, el equipo que tenía el balón producía fantasía y agresividad y ese era el Tenerife. Hubo poca templanza rayista y otro latigazo de Luis Milla, que tuvo dos, puso los pelos de punta en el Cerro del Espino. La poca rotundidad defensiva del Rayo, que echa de menos las bajas de Verdés y Rafa López en el centro de la zaga, hizo que el partido fuera muy bonito, con infinidad de ocasiones de gol por ambos equipos, los dos muy atrevidos. Sin embargo, este ida y vuelta no presagiaba nada bueno para los locales, que con tanto agujero en la parte de atrás convierte los correcalles en un coladero. En definitiva primera parte de los llamados «jugones» en demérito de los «pavones».

En la segunda salió ligeramente más enchufado el equipo isleño pero con la misma tónica de los primeros 45 minutos. Así, llegó Jorge Saez y mandó callar con un disparo certero y poderoso que adelantaba al Tenerife. El partidazo divertía en la grada pero disgustaba a Iriondo, disconforme con el resultado, que achacó al portero visitante Dani Hernández y a haber marrado sus ocasiones: la tuvo también Hector en el minuto 19, pero no culminó en buen puerto. Comenzaba a crecer el equipo local con algunas dentelladas cuando Iriondo realiza un cambio bastante ofensivo: entra Manu del Moral y sale Morillas. Esperábamos que surtiera efecto aunque debía reubicarse el equipo y el tiempo comenzaba a apremiar. Hubo varios tiros del Rayo pero con poco sentido cuando Iriondo a quince minutos del final introduce a Dani Romera para tener más pegada.

El Rayo debía dar y daba un paso hacia delante con el consiguiente riesgo en las contras y dejaba el partido muy abierto. El arreón del rayito no tenía premio mientras el Tenerife ralentizaba el juego con buen oficio. Fue entonces cuando un error de Basilio daba el triunfo a los chicharreros de Oltra. Con este tanto de Malbasic se producía su primer triunfo lejos del Heliodoro Rodríguez. La fortuna no se alió esta vez con los majariegos y fue una lástima de resultado, sobre todo por la progresión del equipo madrileño en las últimas contiendas, que se corta en seco. En definitiva, partido muy vistoso y bonito, muy parejo en casi todo, pero en una liga tan igualada, algunos detalles definen el resultado. Y a seguir luchando para permanecer en esta magnífica Liga 123. MVPs: Naranjo, Milla y Borja Lasso por el Tenerife y por los nuestros Aitor Ruibal, Fede Varela y sin duda Carcelén.

G. Mª Callejo

GREGORIO Mª CALLEJO. «El Tenerife devuelve al Rayo al camino del sufrimiento»: Se venía un choque interesantísimo en el Cerro. El enfrentamiento entre un Tenerife errático y fluctuante pero capaz de llevar a cabo algunos de los mejores momentos de la temporada (como las remontadas ante el Alcorcón y el Osasuna), y en el que además juega una especie de computadora con piernas como es Milla, contra un equipo tan tendente a jugar out of bounds como el Rayo. Todo hacía intuir un partido que se jugaría en algo así como un campo minado, un magma que me recordaba a algunas partidas de ajedrez con mi hermano cuando éramos niños y decidíamos aniquilar a todos los peones para ir directamente al grano, a donde había “chicha”. Se añadía la no tan sorprendente victoria del Extremadura en Málaga para darle mayor voltaje al encuentro. Y el Rayo tuvo un comienzo perfecto. Una jugada primorosa acabó con gol de Iza nada más comenzar. Parecía que seguíamos jugando en Coruña. Pero la magia duró tan sólo ese minuto y medio. El Tenerife reaccionó con solidez y con un medio del campo perfectamente manejado por Milla y Borja Laso consiguió empatar pronto en una jugada de estrategia en la que los nuestros estuvieron en la luna.

Y los dos equipos, tal y como se veía venir, nos regalaron una primera parte soberbia, una exhibición de entrega en la que destacaron por los nuestros Fede Varela y Ruibal y por los tinerfeños Milla y Borja Laso. Ruibal rozó el gol en dos ocasiones, y el Tenerife tuvo también una ocasión excelente para ponerse por delante. Pero dentro de esta igualdad se comenzaba a vislumbrar que los canarios llevaban mejor el partido. En cuanto Fede Varela no estuvo cómodo, el Rayo bajó muchos enteros en ataque. Milla hacía más o menos lo que le venía en gana y las salidas de los tinerfeños empezaron a dar pánico. Tenían segundas jugadas, llegaban con facilidad por banda y los balones divididos en la frontal de área se los llevaban con comodidad, teniendo tiempo para perfilarse y colocar el tiro. Ya tuvo Milla una ocasión de este tipo en la primera parte. En la segunda, Jorge Saénz no perdonó. Tomó el balón, se colocó para tirar con mucha comodidad y la puso en el palo derecho de Basilio.

A partir de ahí comenzó un verdadero via crucis para el Rayo. Sabida es la máxima de Iriondo, que los futbolistas se hagan valer de su propio entendimiento y tomen decisiones libres e inteligentes. Hoy, sin embargo, muchísimas de éstas fueron desacertadas. El público cargó contra Enzo, y es cierto que no estuvo bien. Pero no me dio la impresión de que hoy estuviera dominado por la apatía, lo intentó de muchas formas, robó algún balón interesante y lo intentó en ataque, pero estuvo a punto de generar el tercero del Tenerife por una mala decisión (se enredó en regates sin sentido cuando tenía un centro muy evidente en el banda izquierda). Si a eso se unen algunas ejecuciones defectuosas de pases, y que el equipo iba perdiendo, en ese coctel salió perdiendo ante la grada. No obstante hubo muchos jugadores que estuvieron desacertados. Héctor, Iza, Benito, también estuvieron fallones. Manu del Moral aportó muy poco y, en fin, el equipo, que como siempre se dejó el alma, naufragaba poco a poco ante un Tenerife que cada vez iba siendo más superior.

No obstante, sí que había llegadas y en cualquiera de ellas podría llegar una buena ocasión. Pero para colmo de males llegó un tercer gol que dejó al Cerro congelado. Basilio salió perfectamente airoso de uno de esos regates que hace de vez en cuando y que nos constriñen a todos las válvulas cardiacas, y sin embargo pareció quedarse extasiado mirando a Luso. Esa parsimonia la aprovechó Malbasic (un chico rudo con el que no quisieras tener ningún problema en un callejón oscuro), que sólo tuvo que girarse y enchufarla dentro.

Pudo marcar luego el Rayo en un cabezazo de Romera, y con poco más el partido acabó y nos devolvió a una realidad que creíamos hoy podríamos dejar atrás. La realidad del sufrimiento hasta el final. Esto es lo interesante de este deporte. Un grupo de futbolistas hizo un encuentro primoroso en Coruña, y los mismos jugadores hoy han consumido el partido viendo cómo las cosas no salían, cabreándose porque las esas mismas cosas iban mal, descentrados ante ese algo inexplicable que tiene el fútbol y que hace que jugar tres partidos muy buenos no valga para que el cuarto también lo sea. Toca seguir remando y apoyando a este grupo que tanto merece la pena, a nuestro Rayo quijotesco que hoy se nos perdió entre ocasiones falladas, decisiones erróneas y fallos calamitosos. Son los mismos de la Coruña y Gijón y se han entregado tanto como aquellos dos días, sólo que esta vez con el gesto descompuesto de la derrota. Vamos a estar con ellos, ¿verdad?

Majadahonda Magazin