NATALIA ARRIAGA (Agencia Efe). Todo empezó en una pista de hielo de la localidad madrileña de Majadahonda, en la que también se entrenaba Laura, la hermana de Javier. De allí se fueron a Jaca y luego, ya él solo, dio el salto en 2008 a Nueva Jersey (Estados Unidos), con un grupo de patinadores a las órdenes del ruso Nikolai Morozov. De su mano, se convirtió en 2010 en el primer español en participar en unos Juegos desde 1956. Acabó decimocuarto. Quería más. El sexto título consecutivo de campeón de Europa de patinaje artístico que ha logrado este viernes en Moscú, tierra de grandes campeones de este deporte, consolida a este madrileño de 26 años como uno de los mejores de la historia y le proporciona una dosis extra de confianza para acometer su gran objetivo del año, quizá de su vida: los Juegos Olímpicos de PyeongChang. Con dos títulos mundiales en la mochila, seis europeos, innumerables triunfos en el Grand Prix y ocho campeonatos de España, a Fernández le queda un reto por cumplir, la medalla olímpica que rozó hace cuatro años y que, de ganarla el mes próximo en Corea, probablemente marcaría el principio del fin de su carrera. Por el momento, la noticia de su sexto europeo está dando la vuelta al mundo.


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«Sería una agonía» preparar otro ciclo olímpico al completo, ha admitido ‘Superjavi’, que confiesa que empieza a acusar el paso de los años. Nadie lo diría, a la vista de su actuación en Moscú. El miércoles, en el programa corto, sacó 12,49 puntos de ventaja a su inmediato perseguidor, el ruso Dmitri Aliev. Este viernes, metido en la piel del hidalgo Don Quijote, con un programa en el que incluyó trece movimientos técnicos que fue cumpliendo prácticamente uno a uno, le sacó otros nueve. Desde que el austríaco Karl Schäfer se proclamó ocho veces seguidas campeón continental, entre 1929 y 1936, ningún patinador se había ceñido la corona europea en seis ocasiones consecutivas. El ruso Evgeni Plushenko sumó siete títulos, pero en un periodo de trece años, entre 2000 y 2012. Únicamente él mismo y su resistencia a la presión propia y ajena, y los patinadores japoneses, con su amigo y compañero de entrenamientos Yuzuru Hanyu a la cabeza, se interponen en el camino de Javier Fernández hacia el título olímpico. De su particular personalidad da muestra el hecho de que comparta entrenamientos y preparador con Hanyu, que ambos se admiren y se animen y que la convivencia nunca se resienta. El técnico canadiense Brian Orser, doble subcampeón olímpico, es el responsable de que todo encaje. Toronto, el escenario al que el español y el japonés emigraron en busca de la excelencia que Orser les prometía. Leer más.

 

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