ZACARÍAS MARTÍNEZ-MAILLO. Este primer año de legislatura municipal 2019-2020 en el Ayuntamiento de Majadahonda ha sido ciertamente poco común, por cuanto la pandemia ha condicionado la acción política de una manera radical. Y con seguridad lo seguirá haciendo en los próximos meses. Pero antes de analizar estos primeros 365 días, resulta conveniente poner algo de perspectiva temporal y también de contexto político. Las elecciones municipales de 2019 trajeron para Majadahonda tres hechos fundamentales. El primero de ellos es la división de la derecha (PP-Vox), que paradójicamente le restituyó la mayoría absoluta que perdió en 2015. Y por otra, la concentración del voto de la izquierda en el PSOE, que también de forma paradójica perdió 2 concejales, pasando de 7 (3 PSOE, 3 Podemos, 1 IU) a los actuales 5 de los socialistas. En otras palabras, la concentración del voto de izquierdas penalizó su resultado, mientras que la división de la derecha, le benefició para poder gobernar cómodamente. El segundo hecho relevante es la recuperación de la mayoría absoluta por parte de la derecha con la suma de los 10 concejales del PP y los 3 de Vox. No conviene olvidar que en 2015 la perdió después de más de 25 años de gobierno de puño de hierro, pero Ciudadanos, con la llave de la alcaldía en su mano, renunció a cambiar y decidió apoyar al PP para que siguiese gobernando en solitario, al tiempo que se convertía en oposición cuando le venía bien. A decir verdad, aunque ha mejorado sus resultados en Majadahonda en 2019, Ciudadanos se está convirtiendo en un partido políticamente inútil ya que pudiendo gobernar en Majadahonda en 2015, no quiso hacerlo, siguiendo la misma estrategia que ha llevado a nivel nacional cuando no quiso cogobernar con el PSOE el año pasado, lo que provocó la convocatoria de nuevas elecciones generales. Pocas veces en la historia de las democracias se ha entendido bien que un partido que puede gobernar, desista de hacerlo.


Zacarías Mtnez Maillo

Finalmente, el tercer hecho importante es la desaparición del mapa político municipal de los partidos locales. Centristas perdió su concejal (la siempre hábil y combativa Mercedes Pedreira) y Vecinos por Majadahonda se quedó cerca de conseguir un acta. Como veremos más adelante, malas noticias para la acción política de proximidad, teniendo en cuenta que los partidos siguen teniendo un ojo en Majadahonda y otro en Génova, Ferraz, etc, cuando ahora más que nunca se necesitan los dos aquí. Con seguridad, la unión de ambos hubiera favorecido la entrada en el Ayuntamiento y tal vez un equilibrio de fuerzas diferente. Así pues, la legislatura comenzó con una izquierda mermada con solo 5 concejales de 25, una derecha reforzada con el pacto de gobierno PP+VOX, un Ciudadanos con buen resultado pero desubicado y unas opciones localistas laminadas del panorama político.

Con carácter general, pero con más motivo en el caso de gobiernos de coalición, los primeros meses de la legislatura sirven para dar cohesión a los equipos municipales y para establecer las primeras líneas políticas de la acción de gobierno y también de oposición. Para ser sincero, ambas cosas son dos perfectas desconocidas. De hecho, el pacto de gobierno entre PP y Vox se mantuvo en secreto durante mes y medio hasta que la presión mediática obligó al joven alcalde a hacerlo público. En síntesis, no se trataba más que de cuatro consignas propagandísticas resumidas en el tweet de Ustarroz del 31/07: “el acuerdo cuenta con 13 puntos para favorecer una democracia transparente y al servicio del interés general de los vecinos”. Toda una declaración de intenciones, como veremos a continuación. Además, los puntos concretos del pacto no eran sino una continuación de o bien generalidades (libertad, familia…) o bien proyectos ya en curso (RPT, Arco de Poniente, mantenimiento de instalaciones públicas, colegios, etc).

Con todo, el primer año de legislatura puede dividirse en dos claros períodos: los primeros 6 meses, que apenas sirvieron para el consabido reparto de responsabilidades políticas en las respectivas concejalías, las vacaciones de verano (¿alguien conoce una empresa que permita un mes de vacaciones tras apenas dos de trabajo?), configuración de equipos de trabajo, grupos municipales y diseño de estrategias y proyectos. Y el primer semestre del 2020, en el que todo se vino al traste con la crisis sanitaria. Acierta a mi juicio la portavoz de Cs, Ana Elliot, cuando califica de parálisis la acción de gobierno durante este primer año, pero omite que a esa inacción del bipartito le corresponde una más que discreta oposición (la liberal y la progresista). No olvidemos, por cierto, que Cs y PSOE suman 12 concejales, con políticos preparados y algunos con muchísima experiencia municipal entre sus filas. Justo también es recordar que por primera vez en la democracia municipal de Majadahonda se prefirió, por acuerdo entre partidos, recurrir menos a las dietas y más a las liberaciones, bien completas o bien a tiempo parcial, con lo que la inmensa mayoría de los 25 cuentan con honorarios fijos más que respetables. Sin embargo, como queda dicho, la iniciativa política corrió de manera inversamente proporcional a los emolumentos acordados.

Pero si la inacción de los primeros meses fue la seña de identidad municipal, con la pandemia llegó el anonimato y a veces la clandestinidad. Dicen que lo que haces pero no dices que lo haces, es como si no existiera. En el caso de Majadahonda, salvo algunas medidas/parche como la ayuda de 500.000 euros al Círculo de Empresarios (no llega ni al 1% del superávit municipal) o el aplazamiento de algunos impuestos, nadie sabe si se hizo algo o no, pero lo que es patente es que el tweet del alcalde cayó por su propio peso, porque de transparencia nada de nada. En otras palabras, asistimos los vecinos estos meses atrás a una ausencia de iniciativa política inusitada. Es como si los concejales, además de sus propios y personales barbijos, que dirían en Argentina, hubieran puesto una enorme mascarilla FFP2 doblemente reforzada al Ayuntamiento entero.

Mención aparte merecen los esperpénticos y bochornosos plenos municipales celebrados on line. Es mejor no dar más detalles porque los ciudadanos de esta ciudad, trabajando desde sus casas durante meses, se sentirían avergonzados ante tales desaguisados. Decía Séneca que no hay viento favorable para quien no sabe dónde va. Este parece ser pues el balance de estos primeros 365 días municipales. Pero quedan 3 años por delante y mucho por hacer: reactivación económica, Arco de Poniente, seguridad, tráfico, et, etc. Lo veremos. Por cierto, tal vez deberían aprender del talante de los concejales del Ayuntamiento de Madrid, que, liderados por su alcalde, se han puesto de acuerdo para impulsar y reactivar la actividad con 350 medidas (y con los dos ojos en la ciudad y sus vecinos). Mucho me temo que, visto lo visto aquí, lo de los acuerdos es algo quimérico. Y es una pena.

Majadahonda Magazin