JUAN F. TRINIDAD. El Rayo Majadahonda logró este domingo un trabajado empate ante el Gernika (6º) tras remontar un 0-2 en el primer tiempo y cambiar drásticamente en la segunda parte su estilo, táctica y estrategia. En el debut de Pedro Calvo en el banquillo majariego, el Rayo logró empatar con goles del “llanero” Alex y del «chupete» Portilla de penalty. Finalmente firmó las tablas al quedarse a falta de 5 minutos con un jugador menos por expulsión de Sergi.
Dos tiempos que no tuvieron nada que ver. En el primero, el Gernika estuvo a punto de llevarse otro resultado escandaloso como el día del Getafe aunque solo acertó a perforar la meta majariega dos veces: Aimar en el minuto 12 y Lander en el 17 dejaban K. O. al Rayo Majadahonda, que se encontraba frágil en defensa, fallón en el centro del campo y lento en la delantera. Sus jugadores adolecían además de la intensidad de otros partidos y el Gernika, bien apuntalado en el campo, se anticipaba, marcaba al hombre, cubría espacios y maniataba al Rayo Majadahonda con su defensa, causando escenas de pánico con sus ataques. Así concluyó la primera mitad.
Pero en la segunda parte todo cambió. Pedro Calvo pasó a una defensa clásica con dos centrales y dos laterales y envió al vestuario a Lorente para suplirlo por un joven atacante como «el niño» Borja Acha. Y sustituyó a Rubén Blanco, que deambulaba por el campo, por Quique Vázquez. En efecto, dio con la tecla. El partido cambió por completo, el Gernika se echó atrás para mantener el resultado y sus cambios reforzaron sus líneas defensivas. Mejor que nunca el apelativo de “amarrategui”, aunque el 0-2 hacía pensar que nada lo movería.
Y sin embargo la tierra se mueve, que diría Galileo. Fue en el minuto 58 cuando el “llanero” Alex busca espacio en el área chica tras una de las muchas llegadas rayistas y perfora las mallas vascas. El sólido árbol de Gernika comenzaba a resquebrajarse. Y siete minutos después se desprendía de otra de sus ramas. Fue en un penalty que el colegiado estimó claro cuando un defensor visitante agarra en el remate al delantero majariego. Lo que no se pitó en Barakaldo lo pagó el Gernika, según las insondables leyes del equilibro y la suerte del fútbol. Se encargó de transformarlo Portilla de forma inapelable.
A partir de ahí hubo varias ocasiones rayistas más, con un dominio del juego más claro, mayor intensidad por las ganas que le ponía el joven canterano Borja Acha, que contagió al equipo, y por los mejores pases de calidad de Quique Vázquez. El portero Basilio recibió instrucciones de alternar los saques cortos con los largos, la fijación defensiva con solo dos centrales provocó superioridad en el centro del campo y el Rayo Majadahonda carburaba mucho más. Al final, justo reparto de puntos y sonrisas en el Cerro del Espino por la remontada, pues el punto le saca del infierno de los cuatro últimos puestos por el gol average en una liga donde entre el 17º y el 6º hay solo cuatro puntos.
Destacar también por el Rayo Majadahonda las intervenciones de la primera parte del meta Basilio, el pundonor y osadía de Iñaki acompañado en el centro por Oliva, la cada vez más sorprendente fortaleza y habilidad de José Luis y el “dueto” de Quique Vázquez y Fabri que, en situaciones tan comprometidas como las que se vivieron, reanimaron los aspectos más ofensivos del equipo aunque en detrimento de los más defensivos. En este caso, Pedro Calvo arriesgó y ganó. Y aunque no se cumplió ese adagio futbolero que asegura que a nuevo entrenador, victoria segura, lo cierto es que el empate, por la remontada y el cambio de actitud, supo a gloria. La próxima semana el Rayo Majadahonda visita al colista Portugalete, a priori tierra propicia para pescar en la margen izquierda de la ría. Y una semana más en la que el Rayo Majadahonda sigue vivo y coleando en la competitiva, equilibrada y difícil Segunda B.
