El heroico hostelero tiene una pastelería-cafetería y platos preparados

LUIS DEL VAL*. Escritor y periodista, residente en Majadahonda. Les voy a a hablar de lo que León Felipe, con amarga ironía, llamaba “cosas de poca importancia”. Les voy a hablar de un hombre, de mediana edad, que trabajaba de encargado en un importante y céntrico establecimiento de hostelería de Madrid. Amable, eficiente, de una actividad incansable, era admirado por los clientes y por sus compañeros. Un día, hace un par de años, tras las tumultuosas jornadas de uno de esos días del Orgullo Gay, que duran una semana, la empresa le comunica al encargado que a él le van abonar con creces las horas extraordinarias, pero no al resto de los empleados. El encargado intenta que esa injusticia no se cometa, y ante el fracaso, se marcha de la empresa.


Luis del Val: caso del hostelero majariego

En una ciudad cercana a Madrid, asociado con otro compañero, pone en marcha una pastelería-cafetería y platos preparados. El negocio va muy bien, la simpatía y seriedad de ambos socios mima a una clientela que aumenta cada día. La plantilla alcanza los ocho empleados. Y, en los servicios exteriores de catering, tienen que contratar personal auxiliar. Viene la pandemia, el cierre, los Ertes. Cuando se vuelve a abrir, la recaudación baja un 40% y habría que despedir a tres empleados. ¿A quienes? Todos son padres de familia o mujeres con hijos a su cargo. Y decide no despedir a nadie. Y allí están, aguantando, sin perder la sonrisa, y con unos empleados que conocen la realidad y forman una piña. Esperando alguna limosna de esos once mil millones de euros que Sánchez prometió el 25 de febrero, hace hoy más de medio mes y todavía no se sabe cómo se repartirán. Vendrá la nómina de marzo y, seguramente, no habrá llegado ninguna ayuda.


El anónimo hostelero de Majadahonda, ejemplo nacional

Bueno, también hay que tener en cuenta, el tiempo que Sánchez ha tenido que emplear en las mociones de censura en Murcia, y luego en el resto de España, para librarnos de la pandemia. Porque todo lo que hace Sánchez es para luchar contra la pandemia. Se me ha olvidado decirles que este hombre honesto y trabajador ha pasado la covid y estuvo enfermo. Hace unos días lo ví en ese establecimiento de Majadahonda por el que me dejo caer de vez en cuando. Y lo encontré sonriente, esperanzado. Creo que son estas personas anónimas quienes sostienen el país. Y perdonen que les haya hablado, como decía León Felipe, con amarga ironía, de “cosas de poca importancia”. *Artículo publicado en la Cadena Cope.

 

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