SONIA BLUE. Los escépticos del cambio climático no niegan que este se produzca sino que tan colosal evolución planetaria sea solo por la mano del hombre. Sus argumentos se agrupan en la web Skeptical Science aunque otros afirman que, siendo ciertos sus argumentos, apoyan esta gigantesca y errónea creencia porque está trayendo algo bueno: la sustitución de los muy contaminantes combustibles fósiles por la energía eléctrica para los coches e industrias. Mientras no se invente una nueva energía limpia (se mencionan el agua o el hidrógeno) o salga a la luz alguna patente no contaminante que haya estado oculta por intereses de la industria automovilística, las protestas seguirán.


La adolescente sueca de 16 años Greta Thunberg, propuesta para el Nobel de la Paz

Los tres debates (científico, mediático y político) siguen ahí y en los dos últimos el protagonismo ha sido esta semana para Paula, estudiante de 17 años de un colegio de Majadahonda, que comenzó hace tres semanas a ver vídeos y a leer sobre el cambio climático, «al hilo de la lucha estudiantil iniciada por la sueca Greta Thunberg que ha prendido protestas masivas en toda Europa», dice el diario ABC. Y añade: «Desde hace tres semanas, Paula es vegetariana, ha reducido su consumo y pese a la oposición de sus padres (y a que nadie en su instituto la ha acompañado), ella ha acudido al «Fridays For Future», como se ha bautizado la oleada de protestas estudiantiles contra el cambio climático, que se ha celebrado en Madrid».

El diario madrileño se ha fijado en ella porque «la joven ha sido uno de los miles de jóvenes —4.500 según datos de la Policía— que se han congregado este viernes para pedir a los políticos que tomen medidas efectivas para frenar un calentamiento global con cuyas consecuencias van a tener que lidiar ellos. Según los organizadores, se han juntado unas 50.000 personas en la protesta de la capital, que solo ha sido una del medio centenar de convocatorias que estaban previstas en España, y que a nivel internacional suman más de 1.600 ciudades de 105 países. «Nadie está concienciado en mi instituto», confiesa Paula, mientras a su alrededor seguían sonando cánticos como «si se cargan el planeta, a la huelga general» o «ni un grado más, ni una especie menos». «Quiero un futuro y salir a la calle sin morir en una ola de calor», cuenta Renata, de 15 años, que reconoce que en su instituto también se habla poco de estas protestas y del cambio climático. Pero «no hay un planeta b», repiten los asistentes».

La convocatoria, según los organizadores, es apartidista. «Nuestro lema es que queremos un futuro», asegura Irene Rubiera, una de las portavoces del «Fridays for Future» en Madrid. El movimiento reclama a los líderes políticos que actúen ya, aunque no proponen medidas concretas. «Es un movimiento juvenil, así que los participantes no tienen por qué saber qué medidas específicas hay que tomar. Para eso están los científicos, que llevan años avisando, y los informes, como el IPCC», explica otro de los organizadores, Ander. «Nosotros no nos vamos a inventar medidas, solo pedimos que se acabe la inacción». En este sentido, Ander asegura que han decidido que hasta que «los políticos empiecen a tomar acciones», se mantendrá la movilización.

Sobre la manipulación política de la manifestación que hicieron los «anticapitalistas» hubo contestación, según captaba la periodista Isabel Miranda: «Según explicaba Irene, «el Sindicato de Estudiantes tiene ideas muy concretas» pero el resto de integrantes «no usan lenguaje anticapitalista» ni tienen las mismas ideas. «Nosotros no tenemos ese discurso, intentamos animar al sindicato a que no use ese lenguaje». Sin embargo, el Sindicato de Estudiantes se hacía con la cabecera de la manifestación con una pancarta «El capitalismo mata el planeta».

«Nos parece mal que se esté politizando estas protesta», dice Pablo, de 15 años, que ha acudido desde un instituto de Rivas. «La lucha es política, por la forma de producción y consumo, que se está cargando el planeta», dice por su parte Javier, universitario de 22 años. En lo que sí están de acuerdo todos los participantes es en que el tiempo para actuar frente al cambio climático se acaba. «Solo quedan 12 años para llegar a un punto crítico en el que no habrá marcha atrás», concluye otra manifestante en ABC. 

 

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