Félix García Pedroche con la presidenta Cristina Cifuentes (PP) antes de que la sorprendieran robando en unos grandes almacenes

FELIX G. PEDROCHE. En el ecosistema político, tanto de Majadahonda, de la Comunidad de Madrid, de España o del resto de Europa o del mundo, lo importante no son las ideas, sino el tamaño del grupo. El «líder político español» lo que quiere es tener detrás al grupo más numeroso, aunque no haya buenas ideas para nutrir su programa político, pues al final los intereses creados serán su punto de mira y no precisamente la mejora del colectivo social. Las puertas giratorias siempre estarán en su mirada de reojo a la hora de operar con sus decisiones políticas. En España cada vez acceden más jóvenes inexpertos a los cargos institucionales, ya sea procedentes de las filas de Nuevas Generaciones (NN.GG) del PP o de las Juventudes Socialistas (PSOE), dispuestos a perpetuarse en su escaño a costa de renunciar a sus creencias más firmes, recibiendo como contraprestación esos 60.000 € (sesenta mil eurazos), que ni soñando comenzarían a percibir en cualquier desempeño laboral en la cada vez más arruinada sociedad civil. La deshonestidad, la falsedad y la traición serán la moneda habitual a intercambiar entre los propios compañeros de partido, ávidos de ascenso en el estatus político institucional. El resultado a la vista de todos está:  deuda pública desbocada, paro ascendente, precariedad social, desengaño del electorado, máximo deterioro de la imagen social de la casta política.


Félix García Pedroche con el presidente Ignacio González (PP) antes de entrar en la cárcel por corrupción: le piden 18 años de prisión

La actividad filantrópica en Política, esta vez con mayúscula, no está reconocida, pues las ideas genuinas tienen la misma respuesta que dio el emperador Nerón a su más preciado consejero Séneca, a quien finalmente asesinó. Lo más granado y erudito de la política acaba marchándose o defenestrado, incapaz de seguir soportando tanto hedor y mediocridad en la cúpula del partido, con lo cual finalmente quedan al frente de las instituciones enanos mentales dispuestos a perpetuarse en sus cargos, preferiblemente antes que volver a engrosar las filas del paro de donde procedían. Pronto volverán sus señorías de su estío de vacaciones para calentar sus asientos y justificar esa pingüe remuneración que le imponen a la sociedad, cada vez más empobrecida y pesimista de cara al futuro. Corolario: «zapatero a tus zapatos». Mañana: tercer capítulo.

Majadahonda Magazin