Ángel Berlanga

«Cuando vine no sabía inglés ni para pedir una hamburguesa». Ángel Berlanga (Madrid, 1987) llegó a Nueva Zelanda en 2010 con una mochila y la idea de explorar mundo. Terminó INEF y tomó la determinación de abandonar prematuramente su carrera como futbolista a los 22 años. Así se lo comunicó a su club por aquel entonces, el Rayo Majadahonda, donde era conocido como «Angel». Se iba a quedar unos meses por el país ‘kiwi’ antes de proseguir su desconocido camino, pero ya lleva siete años dando patadas al balón en las antípodas españolas y en diciembre jugará su séptimo Mundial de Clubes con el Auckland City, siendo el futbolista que más veces lo ha disputado. Hoy es «Berlanga», como el célebre director de cine y, azar de la vida, se ha convertido en un ejemplo de futbolista emprendedor español que, aunque lejos de casa, ha encaminado su futuro para vivir por y para este deporte. «En su cabeza ya está el seguir formándose para ‘evangelizar’ futbolísticamente un territorio dominado por el rugby. Trabajo bien remunerado no le va a faltar. ¿Alguien se apunta?». El periodista Ángel García en El Confidencial comienza así su relato sobre el ex jugador del Rayo Majadahonda Ángel Berlanga. Una vida que se resume en la búsqueda del sueño de «poder vivir del fútbol» y que ha llevado a este futbolista a ser el jugador que más veces ha disputado el Mundial de Clubes. 


«Es esa pasión la que invita a pensar: ¿por qué no vivir de esto, aunque deba ser fuera de España? «Lo único de lo que me arrepiento es de no haber venido antes…». Ángel, osado, recomienda «lanzarse al extranjero si en España no hay ataduras o poco que perder al intentarlo». Vivir del fútbol es su particular Balón de Oro y lo que le llevará a cruzarse en diciembre con la expedición del Real Madrid en Abu Dabi, como hace tres años en Marrakech, cuando Florentino Pérez le regaló una camiseta firmada por toda la plantilla y pudo saludar por los pasillos de los vestuarios a los jugadores blancos. Momentos mágicos que con miedo nunca hubiera experimentado», detalla la crónica.

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Majadahonda Magazin