Reciclaje global: Ljubljana, Eslovenia, se ha consolidado como una de las ciudades más limpias de Europa. Con una ambiciosa política de residuos cero, ha logrado reciclar más del 68% de sus desechos urbanos, eliminando la necesidad de incineración. Su estrategia combina educación ciudadana con un eficiente sistema de recogida selectiva, demostrando que la conciencia ambiental y la planificación pueden marcar la diferencia.

MIGUEL SANCHIZ. (10 de febrero de 2025). Ciudades que reciclan el futuro. En un mundo donde la crisis climática, según dicen, es una realidad ineludible, algunas ciudades han decidido asumir el liderazgo en sostenibilidad. A través de proyectos innovadores, están transformando la manera en que gestionan sus residuos, apuestan por energías renovables y crean espacios más habitables. Un ejemplo inspirador es Oslo, Noruega, donde la basura se ha convertido en una fuente de energía. Gracias a plantas de incineración con filtrado avanzado, los desechos generan calor y electricidad para miles de hogares, reduciendo su dependencia de combustibles fósiles. Este modelo no solo minimiza los residuos en vertederos, sino que demuestra que el desperdicio puede ser un recurso valioso. Por su parte, Ljubljana, Eslovenia, se ha consolidado como una de las ciudades más limpias de Europa. Con una ambiciosa política de residuos cero, ha logrado reciclar más del 68% de sus desechos urbanos, eliminando la necesidad de incineración. Su estrategia combina educación ciudadana con un eficiente sistema de recogida selectiva, demostrando que la conciencia ambiental y la planificación pueden marcar la diferencia.

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AL OTRO LADO DEL MUNDO, CURITIBA, BRASIL, DESTACA POR SU ENFOQUE EN LA MOVILIDAD SOSTENIBLE Y EL RECICLAJE. Su sistema de transporte público basado en autobuses de tránsito rápido ha reducido significativamente la contaminación. Además, su innovador programa “Cambio Verde” permite a las comunidades de bajos recursos intercambiar residuos reciclables por alimentos frescos, creando un círculo virtuoso entre el medio ambiente y la inclusión social. Estas ciudades están probando que un futuro sostenible es posible cuando la voluntad política y la participación ciudadana convergen. Sus proyectos no solo benefician el entorno local, sino que sirven como inspiración para otras urbes que buscan reinventarse y reciclar su futuro.

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