BEATRIZ MIRANDA. Es redactora de ‘La Otra Crónica’ de El Mundo y en su blog disecciona el estilo de los protagonistas de la actualidad en clave de humor. Una particular visión de la moda para entendidos y profanos en la que, en esta ocasión, nos habla de Majadahonda:
«Me he dejado los ojitos leyendo los extractos de las tarjetas ‘black’ y confieso que lo he pasado estupendamente. Los directivos de CajaMadrid merecen esta ‘intromisión en su intimidad’ después de que sus ‘inteligentes’ operaciones bancarias nos hayan dejado a tantos sin ahorros ni herencia. Estoy segura de que muchos de estos señores (la mayoría hombres) hubieran preferido que se filtraran fotos suyas desnudos en vez de su lista de gastos. ‘Blackgate’.
La primera conclusión a la que he llegado es que el barrio de Salamanca, el de La Moraleja, Las Rozas y Majadahonda son territorio ‘black’. Gustos caros, morro fino. ‘Nuevorriquismo’ en estado puro. Como dice Emilia Landaluce, ‘once you go black, you never go back’… Que trasciendan los masajes finos filipinos de Spottorno es la dulce ‘vendetta’ de los que jamás hemos tenido tarjeta de empresa, una práctica que se extiende en muchas compañías, no lo olvidemos.
Pues bien, Blesa, Rodríguez-Ponga, Sánchez-Barcoj, Rato, Díaz Ferrán, María Elena Gil García, Miguel Ángel Araujo, Carmen Contreras, etcétera se han dejado los intereses de nuestras hipotecas en tiendas de lujo, porque hay poco Inditex, aunque haberlo haylo (hasta C&A y Juteco), en su habitual ruta ‘black’ de shopping. Aunque ellos no son de ir al Hipercor San José de Valderas o a Plenilunio, tampoco al Centro Comercial La Gavia. Los hombres, por ejemplo, se visten en Yusty, donde los trajes son a 1.000 por lo menos, en Jaime Gallo, en Hackett, en Chris & Cris, en Lester, en Barbour, en Lacasa & Marañón, en Zegna… a cuenta del banco, porque su sueldo no se emplea en estas lides y el dinero en metálico quizá era para pagar el salario mínimo interprofesional (pactado) al servicio doméstico. Si pisan un ‘mall’, es La Moraleja Green o el Zielo de Pozuelo, dónde va a parar.
También me sorprende que varones talludos compren tanto en Bimba & Lola, Bodybell, ¡hasta en Kling! Cuántas esposas e hijas se habrían beneficiado de las ‘black’… Incluso las amantes. Es que no hay marca guachi que falte donde los directivos y directivas han dado fe de que ‘la visa es bella’: Chanel, Escada, Hermés, Cerruti, Armani, Ekseption, Louis Vuitton, Gucci, Longchamp, Prada, la bombonería Santa, por supuesto hasta la joyería Gregory… Floristerías… Nace pues un nuevo término, el de marca ‘black’ frente a las marcas blancas baratujas. Efectivamente, ellos hacen la compra en Sánchez Romero (verídico, está en los extractos), el supermercado más caro de España según la OCU. De Mercadona y su Hacendado, ni rastro. Para qué mirar los precios si todo corre a cuenta ‘black’.
Por no mentar la extensa lista de restaurantes con estrella michelin, porque hay poco McAuto. E incluso la tienda exclusiva de lencería Guezal. Picardías, jiji. Ikea, Leroy Merlin, La Oca… Hasta los talleres de restauración de antigüedades Granda, por cierto del Opus Dei. Quiero creer que aún quedan ricos de verdad como Sandra Ortega que, por mucho dinero que tengan, no son capaces de gastarse pastizales indecentes en Lavinia. Eso hizo Blesa, que en sus segundas nupcias con una jovencita lleva el pelo con un poco de permanente. Me autoplagio, ya se sabe… «La española cuando Blesa…».
Pues eso, en esto de las tarjetas ‘black’ hay mucho de marca aspiracional, ese concepto que define tan bien a estos directivos aspiracionales y ‘wannabe’. Adolfo Domínguez, Schlesser, Roberto Verino, Carolina Herrera, Hoss, Façonnable, Timberland, Victorio & Lucchino, Gant, Lacoste… No me extraña nada que aparezcan luego seres como ‘El pequeño Nicolás’, criados al calor de la admiración a estos señores… A este paso Mario Conde merece canonización.
P.d.- Para consultas y críticas podéis escribirme a beatriz.miranda@elmundo.es, a Facebook y Twitter».
Fuente: