JULIA SÁEZ-ANGULO. Desguazada. Así se encuentra Cataluña. La pujanza económica y civil, la satisfacción del trabajo riguroso y de una sociedad cohesionada han dejado paso a un clima general de niebla y tristeza. Hay en el ambiente un aire de desánimo que todo lo empapa. Un sentimiento de derrota y una especie de indignación con nosotros mismos por no haber encontrado la salida del laberinto y por haber caído, una vez más, en el arrebato desastroso del arrebato”. Esto es lo que aseguró el empresario Josep Ramón Boch Codina, presidente de la Fundación Joan Boscà y cofundador de la Sociedad Civil Catalana, en el auditorio del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial, invitado por la Asociación Abantos de la localidad.


Julia Sáenz-Angulo

“Ciertamente las responsabilidades son compartidas, pero los hechos son los que son y debemos hacer autocrítica. La realidad es que hoy tenemos una sociedad profundamente agrietada y una economía renqueante. La distancia entre la inversión extranjera en Barcelona se ha multiplicado por cuatro (¡qué negocio para Madrid, esto del Proceso!). Nos encontramos con una sociedad partida por comunidades del lenguaje”, añade Bosch. El empresario da numerosos datos sobre la situación en Cataluña, cita personalidades de la historia que han sido catalanistas españoles sin contradicción alguna como Juan Boscán o Cambó, quien repetía que trabajaba siempre “por la libertad de Cataluña y por la grandeza de España”.

Y terminó diciendo: “Es necesario articular de nuevo, de forma armónica, la conciencia de la catalanidad y la noción de un proyecto común español. Y esto solo será posible si logramos reconstruir un renovado relato de España que tenga también acento catalán. Esto significa , por un lado, un proyecto nacional que esté protagonizado decisivamente por catalanes. Y por otra, una narrativa que se exprese y explique también con los matices propios de la mentalidad y la lengua catalana. Superar los bloques en Cataluña debe ser la principal tarea de los catalanes libres de supremacismo, y la táctica a seguir no puede basarse exclusivamente en reivindicar pactos fiscales, ni pedir acciones judiciales contra los infractores de la legalidad española, sino que tiene que romper el terreno de juego conceptual del separatismo y destinar generosos recursos a explicar la bondad de la convivencia y de nuestra historia común».

«Llevamos ya muchas legislaturas posponiendo e incluso alentando el problema. Solucionar exige audacia y proactividad. En este sentido, el catalanismo del siglo XXI no puede ser ajeno a los profundos cambios que ha sufrido el mundo. Tomando como punto de partida la defensa del autogobierno y la cultura y lengua propias, el común y su interacción en el marco de Europa y la comunidad iberoamericana, fortaleciendo la idea de España como proyecto común con futuro, capaz de integrar su diversidad social y cultural con éxito». Y propuso «construir un nuevo relato de España en Cataluña y disminuir la influencia del discurso nacionalista en la opinión pública de las regiones en las que está presente, especialmente en el caso de Cataluña, tratando de lograr un mayor reconocimiento y mejor comprensión de la realidad catalana en España y en Europa”. Con estas palabras concluyó el coloquio, que además estuvo muy animado.

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