El filial del Rayo Majadahonda (izq) festeja el puesto de «play off». A la derecha, Rubén Sánchez no puede ocultar la decepción del primer equipo en Irún

J. FEDERICO MTNEZ. El destino había querido que el Rayo Majadahonda A y B se jugaran el ascenso de categoría en Irún y La Oliva el mismo día y a la misma hora pero la suerte resultó desigual para ambas escuadras. Mientras el primer equipo caía derrotado con un desafortunado gol de Mario en propia meta, cruel metáfora de en que se ha convertido esta plantilla en una jornada negra más, con cinco derrotas consecutivas, los jóvenes del filial ganaban 3-1 al Villaverde y sí jugarán el ascenso. Y es que el primer equipo del Rayo Majadahonda está en caída libre, ya a 5 puntos del 5º puesto y probablemente acabe la jornada en 9ª posición, lo que deja el «play off» en un sueño, quimera o milagro. ¿Como ha podido llegar el equipo hasta esta situación cuando estuvo media temporada en lugares de ascenso, fue el club que más puntos conseguía en casa y el único que le marcó 4 goles al Racing de Santander, campeón de liga?. Inevitablemente en estos casos las miradas se dirigen siempre al entrenador Abel Gómez, y es cierto que quien parecía tener un talismán en el bolsillo o una flor en el trasero esta vez parece haber sido mirado por un tuerto, pasado por debajo de una escalera o haber sido atravesado por un gato negro.


J. Federico Mtnez

Desde que entró el año 2022 y concretamente el mes de febrero, no puede haber mayor concatenación de desdichas e infortunios. Los porteros le fallan estrepitosamente o se lesionan, las defensas se autoexpulsan, los centrocampistas hacen aguas y los delanteros tienen la puntería de una escopeta de feria. Los mejores jugadores se convierten en sombras del pasado, los árbitros se equivocan casi siempre en contra y de nada sirve ponerle más voluntad que el rival si no llega el acierto. Si a eso unimos que aquel patrón de juego basado en el «fútbol directo» que tantos partidos y goles consiguió en la primera vuelta se convirtió en una caricatura del famoso «pelotazo y tentetieso«, tendremos parte de la explicación a este desastre de dimensiones descomunales, como pocas veces antes se había visto en La Oliva. A los entrenadores que han pasado por este equipo no les falta calidad y ahí está Calero triunfando en el Burgos para demostrar como se coge un equipo destartalado y en impagos para llevarlo a la división de plata, donde está haciendo un papel más que digno.

A Julián Calero le sustituyó Iriondo, que también falló cuando más hacía falta su «jogo bonito» y ahora este tercer proyecto de Abel Gómez también hace aguas. Y la temporada que viene, con Alcorcón y Fuenlabrada en la Primera RFEF como equipos presumiblemente descendidos de Segunda A y con el «bonus» económico del descenso, la tarea del «play off» será aún más hercúlea. No es el mejor día de reflexión en jornada tan tormentosa y fúnebre pero quizás sea necesario preguntarse por qué en el momento en que el club está más profesionalizado que nunca, con los mayores medios logísticos y materiales y la mejor ayuda económica a jugadores y técnicos, los resultados de la segunda vuelta están siendo tan pobres, hasta el punto de que a falta de 4 jornadas y 12 puntos en juego ya dice prácticamente adiós a la disputa del campeonato. Por contra, el equipo filial de Manu Alcázar consigue con mucha mayor austeridad los objetivos y un triunfo que se celebró con euforia en el vestuario. Cara y cruz del fútbol y de la vida la que se vivió este domingo 1 de mayo (2022) en Majadahonda.

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