LIDIA GARCIA. Tercera y última parte de la entrevista con Carmen Perujo, quien no quiere definir su estilo artístico: “Yo soy la persona menos adecuada para definir mi propio estilo como artista. Nunca he caído en esa cosa. No me va. Soy más humilde como persona, es cuestión de personalidad, de forma de vivir. El artista no necesita, por lo menos yo personalmente, no necesitamos el reconocimiento personal, sino que se reconozca tu obra y de la que tú vives, que tu obra salga, que tu obra guste, la compren y se le lleven. Y te creen un ambiente, ese que van a disfrutar de lo que tú estás haciendo. En el estudio los artistas crean su realidad, los artistas siempre asumimos el reto de la vida, estamos en el aire siempre, no tenemos un trabajo fijo. En cuanto a todo lo que realiza la artista, para mí, en el fondo, es el reconocimiento, no solo económico, sino artístico sobre todo. Que a la gente le guste tu obra eso es una alegría para ti. No existe esa preocupación o inseguridad, en mi caso no, al contrario, me reencuentro, vivo más. Me parece estupendo cuando entro en mi estudio, me olvido de todos los problemas y de todo. Me meto en mi mundo”. En esta tercera parte de la entrevista con el periodista Diego Armario, durante muchos años cronista en Radio Nacional de España (RNE) y vecino de Majadahonda, celebrada en este mes de abril (2024), la pintora y escultora más reconocida fuera de Majadahonda, se confiesa.
¿Eres una profesional a la que le gusta reunirse con gente del propio oficio?. –Sí, sí, por supuesto, tengo buenos amigos aquí en Majadahonda, donde hay muy buenos artistas, ¿eh? Me dices Pepe Antunes pero también el doctor Manuel Martín, Encarnación o Encarnita como yo la llamo. Y Agar Blasco Perujo, que es mi hija… Cuando llegué a Italia me quedé sin habla ante los artistas italianos del Renacimiento, que yo los intuía porque algo habíamos estudiado en Bellas Artes, pero llegar a ver su obra real me cautivó, fue una sensación… Me impresionaron muchísimo los artistas italianos, Miguel Ángel con su «David» cuando lo ves allí en el Museo, para mí fue un impacto de verdad. Y la pintura del Vaticano, con Dios casi tocando con el dedo al hombre, fue impactante, de verdad. Me marcaron mucho esos años y así aprecié la pintura religiosa… ¿Tú eres creyente?. – Sí, sí, soy creyente, por supuesto. A mí me han ofrecido.., es una anécdota, te la digo: … quitar la cruz del Valle de los Caídos para poner una paloma mía. Y he dicho que no. Jamás podría poner una paloma en el sitio de una cruz. No acepté el ofrecimiento, que me hicieron los de Podemos. Cada uno tiene su fe y la libertad de pensar y opinar como quiera. Yo lo respeto pero pido también respeto para mi creencia. ¿Tú eres fumadora? –Sí, señor, pero bueno, yo tengo absolutamente prohibido el tabaco, aunque me fumo un pitillo después de comer y otro después de la cena porque me acompañan, ¿sabes?. Me relaja. He sido fumadora de puros y no me trago el humo. Hay una técnica.
¿Qué es emocionalmente Majadahonda para ti? – Pues… significa para mí… algo muy entrañable… Porque de verdad que el Señor ha puesto en mi camino unas personas tan buenas, tan buenas, que es algo que me da mucha vida. Aquí tengo, aparte del reconocimiento como artista, mucho cariño, personas entrañables que me animan, que me quieren, que las puedo llamar a la hora que sea si me pasa algo… Es increíble, de verdad. Me traen y me llevan en coche… y ¿que te puedo decir?. Salgo a la calle y siempre hay cinco, seis personas que me dicen «Carmen, vengan, ven…». Y nos tomamos una copita de manzanilla (fino) de vez en cuando… Y esa cosa está muy bien. Vivo casi como vivía en Sevilla. Aquí en Majadahonda, fíjate. Y además, encuentro aquí también mucho andaluz. Doy gracias a Dios que haya vivido una vida y con la edad que tengo… «(94 años) fíjate. Es la verdad. Con personas entrañables. Si tú haces ahora un balance rápido de tu vida, ¿se puede decir que has sido feliz?. – No sé, con sus puñalaítas traperas, que las he vivido, pero sí he vivido intensamente la vida, apasionadamente, con sus penas, sus tristezas, sus alegrías… Pasándolo bien, disfrutando, gozando… Mi lema es vivir la vida apasionadamente y con moderación. Es como lo de fumar… Y otra característica: con humor…
¿Cómo ves tú el mundo de hoy? –Pues hoy me da mucha pena porque los jóvenes se están quedando sin nada. No sólo en el sentido religioso, sino en el sentido civil, en el sentido de vida como persona dentro de una sociedad: ni se casan, ni tienen hijos, no se creen nada y están sólo pendientes de sí mismos… Quizás son pensamientos muy extremos los míos, pero veo que lo que prima hoy es sólo el dinero y después el sexo… Las mujeres van vestidas en verano casi desnudas, provocativas… Soy una vieja y lo veo bajo un concepto antiguo, por supuesto, pero si la mujer en mis tiempos no se la consideraba, ahora ya se está desvalorizando sola, pienso yo. Yo creo que tú eres una mujer generosa, porque está dejando muchas cosas buenas para todo el mundo, todos aquellos que las pueden ver ahora y los que podrán verlas en el futuro. Esas palomas tan bonitas, que son una maravilla, como la paloma sedienta, porque tú transformas búcaros y otras cosas en palomas ¿no? –Por eso doy gracias a Dios que me ha dado ese arte. Hago palomas, sí. La paloma fue, para mí, en los años 60, como un símbolo de paz y libertad en aquel tiempo de Franco. Es lo que pudimos hacer después, manifestaciones y cosas así… Y esa paloma ayudó a muchas personas… Escuche la entrevista completa en radio pinchando aquí.