TERESA FERNÁNDEZ HERRERA. *Periodista y escritora, residente en Majadahonda. Cristina García Fernández es autora del libro “Impactos sociales del cambio climático” y profesora de Economía de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, así como investigadora del cambio climático (CC) desde que hizo su tesis doctoral en 1998, la primera sobre este tema en España, “El cambio climático: Un estudio económico”. Desde entonces ha seguido en esta línea de investigación desde la UCM, la University California Los Angeles, (UCLA), Universidad de Newcastle, (Reino Unido), congresos, conferencias, etc., hasta la publicación del libro “Impactos sociales del cambio climático”, auspiciado por el Instituto Universitario de «Desarrollo y Cooperación y prologado por su director Esteban Sánchez Moreno. A invitación de MJD Magazin, entrevistamos a la profesora Cristina García Fernández, con ocasión de la presentación del libro en la sala polivalente de la Biblioteca Municipal Francisco Umbral el miércoles 22 de mayo (2024) a las 19.00 horas, acto al que los lectores de MJD Magazin quedan invitados.
Teresa Fernández. Tengo cierta experiencia de reacciones adversas al leer en la primera línea de la contraportada de su libro que el cambio climático es de origen antropogénico. Por eso mi primera pregunta es que explique la diferencia entre variabilidad climática y cambio climático. Cristina García. –El concepto de cambio climático ha adquirido distintos significados en la literatura científica. Por lo general, «cambio climático» denota las variaciones en el clima debidas a la interferencia de los seres humanos (origen antropogénico), mientras que el concepto de “variaciones climáticas» hace referencia a los cambios naturales propios del clima y su evolución. Con el propósito de unificar todas las definiciones y acepciones posibles, el Convenio de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático define el cambio climático como ‘un cambio en el clima que es atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera global y que se suma a la variabilidad observada a lo largo de períodos de tiempo comparables’.
TF. Lo primero que constatamos en “Impactos sociales del cambio climático” es que no hay ni un solo juicio de valor. Todo son hechos documentados por la propia naturaleza del cambio y por estudios realizados por miembros de la Comunidad Científica internacional, lo que en principio hace difícil tanto el negacionismo como la resistencia a no ver lo que está delante de los ojos de todos. ¿A qué achaca este negacionismo y resistencia?. CG. –El negacionismo y la resistencia a reconocer lo que hoy en día es una evidencia indiscutible, viene de la mano de las grandes empresas contaminantes procedentes de distintos sectores emisores de gases de efecto de invernadero. Estas empresas pagan sumas millonarias a lobbies y a distintas instituciones para que difundan misivas y mensajes falsos sobre la realidad inequívoca del cambio climático, a la vez que no dudan en bloquear las negociaciones que se realizan en las cumbres del clima. TF. Es cierto, que la intervención humana en producir cambios en la naturaleza que alteran el equilibrio del planeta viene de antiguo. Pero lo que preocupa ahora es el ritmo acelerado que comienza con la revolución industrial y sin precedentes desde la década de 1950. ¿Nos habla un poco de esto?. CG. –Ciertamente. Lo que es exclusivo de la tendencia actual del calentamiento, es su ritmo de avance. El calentamiento está siendo entre 40 y 50 veces más rápido que durante la época que sucedió a la última glaciación. Por ejemplo, al final del período Pleistoceno, hace más de 10.000 años, la Tierra se calentó entre 2,5 y 5 grados centígrados. La diferencia principal radica en que aquel aumento de temperatura tardó varios miles de años en manifestarse y no estuvo comprimido en menos de un siglo. En el último siglo, esto es, los últimos 100 años, la Tierra se ha calentado 1,3 grados centígrados. Este hecho no tiene ninguna referencia en el pasado. Generalmente, los cambios climáticos del pasado han sido lo suficientemente lentos como para permitir la adaptación del mundo biológico, cosa que ahora ya no sucede.
TF. Nos gustaría que nos informara de las negociaciones internacionales sobre cambio climático y las razones para el fracaso de las cumbres del clima. CG.–Todas estas reuniones se celebran en el ámbito del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, donde juegan un papel importante los organismos internacionales como el Banco Mundial, la OCDE, el PNUMA, la UE y otros. Se organizan, teóricamente, con el objetivo de establecer unos parámetros claros de reducción de emisiones que conduzcan a una disminución de la temperatura global media. La realidad es que las negociaciones, en general, suelen finalizar en fracaso, ya que los compromisos sobre emisiones, son escasos y poco exigentes. Estos resultados tienen mucho que ver con la existencia de grupos de presión o lobbies que son contratados por las grandes empresas energéticas, petroleras, gasísticas, automovilísticas, de telefonía móvil y un largo etcétera, las cuales pagan sumas importantes de dinero para que trunquen aquellos posibles acuerdos que puedan poner en peligro su propia permanencia productiva. Paradójicamente, son las mismas compañías que, muchas veces, patrocinan las cumbres del clima. Grandes entidades que lideran un “lobbying” intenso y manipulador que trunca los acuerdos para que no se vean afectados los intereses de grandes empresas que podrían perder el control del mercado. (Continuara): Segundo y último capítulo: «Los migrantes climáticos deberían recibir asilo como los desplazados por motivos políticos, nacionalidad o raza»