JULIA BACHILLER. Que los debates nacionales en una corporación local los carga el diablo se apreció durante el último pleno del Ayuntamiento de Majadahonda celebrado el 31 de marzo (2022) a petición de Vox. El debate era sobre «la españolidad Ceuta y Melilla«, algo sobre lo que todos estaban de acuerdo. Sin embargo, el resultado fue la división del voto entre los partidos. ¿Por qué?. Sencillamente porque cuando no se abordan los problemas locales de una ciudad se termina perdiendo el tiempo con acusaciones tan gruesas, gratuitas y disparatadas como las de «fascismo, racismo y belicismo«, «matar a los enfermos y ancianos», «usar prostitutas y cocaína«, etc… La moción registró 13 votos a favor de PP-Vox, 7 abstenciones de Ciudadanos y 5 en contra de PSOE.
El tono y contenido del debate quizás puedan aclarar las razones de esta división. Tras el planteamiento de la moción por parte del concejal José Rodríguez (Vox), con su acostumbrada pose de solemnidad, el concejal de Ciudadanos, Fernando Fuertes, aseguró: “Hoy se acaban todas las coincidencias que tenemos con ustedes, su exposición de motivos es fascista, racista y belicista. Sepan que les vamos a dar el voto, que va a ser exclusivamente por su enunciado y por sus vetitum. Dejen de traernos obviedades, nadie, ni en esta sala, ni en el Gobierno de España, ha puesto nunca en duda la españolidad de Ceuta y Melilla, nunca. ¿Qué nos van a traer en la próxima? ¿Una moción para declarar la españolidad de Orense? ¿o de Villaviciosa de Odón? ¿Creen ustedes que va a ser necesario hacer eso?. O mejor aún, ¿nos van a traer una moción para que declaremos que el caballo blanco de Santiago era blanco?. Por favor hablemos de Majadahonda”.
Como era de esperar el Partido Socialista, a través de su portavoz Manuel Fort, defendió el voto en contra de su partido, en parte justificado por las acusaciones que minutos antes el mismo concejal de Vox le dirigió en otro debate diciéndole que “cree el ladrón que el resto son de su condición, porque ustedes con las subvenciones a los parados sabemos lo que hacen, irse de prostitutas y con cocaína”. La concejal del Partido Popular, Marina Pont, algo más moderada desde que Feijoo desplazó a Casado como presidente del PP, finalizó asegurando que “el gobierno de España siempre va a contar con la lealtad y con el respaldo del principal partido de la oposición, que gobierna 6 comunidades autónomas, 13 entidades provinciales y más de 2.800 ayuntamientos, entre ellos este”. Su voto, sin embargo, se fue a Vox.
En su cierre a la moción, el concejal proponente, José Rodríguez, ofendido por las alusiones de Ciudadanos a la obviedad de sus mociones, respondió: ”les voy a decir cosas obvias, la dignidad de la persona no depende ni de su edad ni de su enfermedad, pero ustedes lo que proponen es matar a los enfermos y a los ancianos. Les voy a decir dos cosas obvias, y es que las personas tienen un ADN único desde que son concebidos, pero ustedes defienden un aborto libre, sin tener en cuenta que son personas”. Y olvidando por completo Ceuta y Melilla, confesó ser «un católico en política” y haber llegado a ella para defender esta religión.
OPINION. Algunos concejales del partido naranja dudaron a la hora de manifestar su voto alzando el brazo ya que anunciaron el voto positivo pero después se abstuvieron tras escuchar el debate de la propuesta. Fue escuchar la defensa de Vox y ese habitual gesto, que por motivos de ética y estética no debe utilizarse (y evidentemente las normas de la más mínima urbanidad no lo contemplan) se reflejó en algunas caras, que parecían querer simular lo de hacer una “trompetilla”. No dudamos que llegado el momento de las votaciones algunos la reprimieron, teniendo en cuenta el contenido de los plenos de la actual legislatura. De ahí que en los cinco minutos otorgados para su exposición, el concejal de Ciudadanos, Fernando Fuertes, asegurara que “me va a sobrar tiempo”, para seguidamente añadir: “Traía un discurso de prácticamente cinco minutos, pero es que me da hasta asco pronunciarlo”.
Y continuó: “Por ello me voy a limitar, me voy a cortar, y voy a decir… El enunciado de su moción me gusta, lo compartimos. Los pedimentos que hacen, den gracias a la enmienda del Partido Popular, porque se los admitiremos y le votaremos sí”. Sin embargo, tras el agresivo discurso de cierre a la moción por parte de Vox, el voto de su partido se convertiría en abstención. Ese mismo tono provocó el revuelo y la indignación del Grupo Socialista, llegando a asegurar al alcalde que abandonarían el pleno cada vez que Vox interviniera, a lo que el primer edil respondió: “si quiere abandonar el pleno está en su derecho de hacerlo”. No lo hizo, y muy al contrario, el portavoz Manuel Fort admitió: “España no ha sabido responder desgraciadamente nunca a los continuos chantajes de Marruecos, lo tengo que reconocer”.
Marina Pont (PP) comenzó por “reivindicar Ceuta y Melilla como lo que son, territorios de convivencia ejemplar”, a lo que apostilló: «territorios profundamente españoles”. Y en esta misma línea reconoció que «defender Ceuta y Melilla es defender España”. Seguidamente solicitó una serie de “planes estratégicos”, que tan de moda están en el consistorio por su finalidad desconocida, esta vez para Ceuta y Melilla: «fondos para política social, economía y con un tratamiento especial de la Comunidad Europea, ya que la crisis migratoria es un problema europeo”. Por último, el concejal de Vox terminó con los motivos por los cuales está en política, entre los cuales destacó «la defensa de la vida y la familia, la vida desde su concepción a su muerte natural, eso es lo que defendemos”. Por ello, tras escuchar el debate de un tema tan ajeno a los problemas de Majadahonda y el posicionamiento de los dos partidos del gobierno municipal PP-Vox, solo queda plantearse: ¿tendrán un “Plan estratégico” ambos partidos para seguir “conviviendo” en Majadahonda con mayoría absoluta durante la próxima legislatura?.