Los pormenores de la entrevista en la cárcel, recogidos en un libro

LIDIA GARCIA. «La hermandad del Mal»: la disección literaria del descuartizador de Majadahonda», es el título del reportaje que el periodista Daniel Montero publica en Nius Diario y en el texto revela aspectos de la conversación de la autora del libro, Cruz Morcillo, con Bruno Hernández, el autor de la muerte de su abuela y de su inquilina Adriana, empleada del Burger del Carralero que vivía en su casa. “¿Sabes coser? Cuando llegues a casa, tienes que bordar la palabra ER en una toalla o en una tela. Cuando nos veamos, me dices lo que pasa”. Esas fueron las últimas palabras que Bruno Hernández Vega, apodado «el descuartizador de Majadahonda», le espetó a la periodista Cruz Morcillo cuando acudió a visitarle a la prisión madrileña de Navalcarnero. Era julio, pleno verano de este año (2021), y la reportera hilvanaba los últimos renglones de un libro donde trataba de diseccionar el crimen y la mente del asesino. Del enfermo mental. Del sobrino y compañero de piso que acabó con la vida de dos mujeres y pasó sus cuerpos por una picadora de carne». 


«La Hermandad del Mal«, publicado dentro del sello «Sin Ficción», es el fruto de ese trabajo, un libro donde el atroz crimen sirve a la reportera para abordar el problema de la salud mental y la integración para las personas que sufren diagnósticos como la esquizofrenia paranoide. En el caso de Hernández Vega, su principal delirio era que una “hermandad”, a la que decía pertenecer, le perseguía día y noche. Por eso vivía obsesionado con dos letras: ER, la representación que su mente enferma hacía de Dios. “Bruno ¿sabes que estás enfermo, verdad?”. La pregunta de la periodista con un cristal de por medio tuvo una respuesta tan esperada como desalentadora. “No, no lo estoy. Estoy medicado a la fuerza. Se equivocaron. Prefería que me encerraran en una celda de aislamiento y no me medicaran”. Así, su mente funciona a pleno rendimiento, aunque vuelvan los fantasmas, reconoce el asesino. Bruno Hernández Vega fue condenado a 27 años, 3 meses y 1 día de prisión. Los tribunales admitieron que el acusado sufre esquizofrenia paranoide, pero consideraron que la preparación de sus crímenes y la capacidad que tuvo para encubrirlos eran incompatibles con “una anulación o alteración grave de las capacidades mentales”. En sentencia firme, el joven nacido en 1984 fue condenado por dos delitos de homicidio, estafa continuada, falsedad documental y tenencia ilícita de armas. 6 años después, Bruno Hernández pasa por encima del suceso. “Si le preguntas por los crímenes se cerrará”, le anticiparon a Morcillo los abogados del preso. La periodista incide en su enfermedad, en sus demonios… y en la importancia de que Bruno tome su medicación: “Si te la hubieras tomado siempre, tal vez no estarías aquí”. La reacción del llamado descuartizador de Majadahonda lo dice todo. “Me mira como a una marciana”. 

Majadahonda Magazin