«El difícil camino del sentido de la realidad», una nueva reflexión del científico José María Rojas desde Majadahonda

JOSÉ MARÍA ROJAS CABAÑEROS. Habitualmente el sendero correcto no es el más fácil, por eso muchas veces no se elige. Se supone que el sentido de la realidad está inserto en el cerebro de todos los humanos; sin embargo, los comportamientos contradicen habitualmente este postulado. Obrar según la realidad conlleva asumir responsabilidades y eso siempre es duro, implicando una madurez en el comportamiento y una ética personal cada vez menos frecuentes. La infantilización social y política, con una enseñanza básica y universitaria del igualitarismo complaciente, han producido que el “síndrome de Peter Pan” sea la pandemia moral del siglo XXI para las sociedades occidentales y en eso España no es diferente.


Jose Mª Rojas

Se habla mucho del “metaverso”, como Internet del futuro, en el que cada uno podrá disponer de distintos “avatares” para moverse y actuar virtualmente en “realidades alternativas”, pero eso ya es operativo en nuestro quehacer cotidiano, en forma de escapismo vital. Hace años, el Premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman, demostró que el Homo sapiens utiliza dos sistemas diferentes de toma de decisiones: sistema 1, basado en un pensamiento emocional, rápido e instintivo y sistema 2 determinado por un pensamiento más lógico, lento y deliberativo. Ambos están presentes en todos los individuos de nuestra especie, sin cambios esenciales desde que éramos cazadores/recolectores y los dos abordajes pueden ser útiles, aunque no para el mismo objetivo. El sistema 1 marca patrones de respuesta inmediata, clave en la evolución para sobrevivir a entornos agresivos, como la distinción amigo/enemigo o presa/peligro, pero suele provocar disrupciones cognitivas incompatibles con decisiones tácticas/estratégicas y planificación a largo plazo, para eso sirve el sistema 2.


«Gran parte de los humanos decidimos guiándonos por parámetros emocionales y eso puede tener consecuencias catastróficas»

LA MENTE DEL «HOMO SAPIENS» NO ESTÁ ADAPTADA PARA ENTENDER LA ESTADÍSTICA. El problema es que en muchas circunstancias, e independiente de la formación que se tenga, gran parte de los humanos decidimos guiándonos por parámetros emocionales y eso puede tener consecuencias catastróficas. A ello se añade que nuestra mente no está plenamente adaptada para entender la estadística, pues los circuitos lógico-neuronales que la fundamentan se entrelazan sólo tras un arduo proceso de instrucción académica. Habitualmente evaluamos una etapa (en especial si es prolongada en el tiempo) por sus últimos resultados; todo ello introduce sesgos de valoración que conducen al error en las conclusiones. Además, la mayoría de las personas (incluyendo las que toman decisiones de políticas educativas) desconocen los mínimos rudimentos de neurobiología y psicología evolutiva, sin entender que nuestro cerebro completa su desarrollo hacia los 25 años (con factores que lo pueden alterar, como los estupefacientes o el alcohol), que no se trata de una “tabla rasa” absolutamente maleable, sino que contiene de “fábrica” instrucciones de base genética, y que el sexo (hombre o mujer) es un hecho biológico e independiente de la adscripción de género.

«La emotividad/sentimentalismo “woke” posee el tufo reaccionario y puritano de lo “políticamente correcto”

LA «CULTURA WOKE» Y LO «POLÍTICAMENTE CORRECTO». Tanto en la política española, especialmente dentro de la denominada “nueva izquierda” de postulados “laclaudianos”, como en el terreno universitario y sociológicamente urbanita, el sentido de la realidad brilla por su ausencia. Así, cada vez es más hegemónica en esos sectores la denominada culturawoke” (traducible como despertar) –un subproducto de ciertas élites universitarias norteamericanas–, con su agresividad (incluso física) a cualquier discrepancia/debate sobre sus credos identitarios y emotivos: pasando a ser más que un despertar, una alienación o adormidera intelectual. No reniego de las emociones, en concreto pienso que la emoción –ante un agravio, injusticia, etc.– es el motor que impulsa el interés en política, pero debe ser la razón, la brújula que guíe dicha política para ser eficaz. Sin embargo, algo muy distinto es la emotividad/sentimentalismo “woke”, con el tufo reaccionario y puritano de lo “políticamente correcto”; fundamentado en axiomas irreales y utópicos que se buscan imponer sin ningún proceso deliberativo, marginando las posturas críticas como “negacionistas”. Esto destruye los cimientos de la democracia pues, como explicó Karl R. Popper, sin controles críticos, y sin separación de poderes, es imposible una sociedad democrática.

Ventana de Overton: rango de políticas aceptables

LA «VENTANA DE OVERTON» Y LAS «POLÍTICAS ACEPTABLES». Se denomina “ventana de Overton” (propuesta por Joseph P, Overton) al rango de políticas aceptables que, en cada momento, un candidato puede plantear electoralmente, sin ser considerado por la opinión pública como excesivamente radical o extremo. Lo curioso es que aunque las ideas woke están fuera del sentido de la realidad, la ausencia de un discurso racional contrario en los medios de comunicación y el mundo del intelecto/cultura (convertidos en meras cajas de resonancia repetitiva) y la claudicación por parte de la derecha moderada y los CEO del gran capital (afectados por un síndrome de Estocolmo), empuja a que sean parte del pensamiento aceptable (sin ninguna deliberación), ampliando la ventana de Overton. En las próximas semanas mostraré mi réplica a cada una de esas propuestas identitarias. Lo haré con argumentos racionales y movido por el deseo emocional de evitar una sociedad sin sentido de la realidad y sumida, al final, en la decepción; pues como dice mi buen amigo Joan P. –un hombre sabio–, “toda decepción no es más que el interés acumulado de un autoengaño”.

Majadahonda Magazin