FELIX G. PEDROCHE. A las puertas de los próximos Comicios Electorales del domingo 23 de julio (2023), he considerado propicio y oportuno dar unas pinceladas dialécticas, en relación a la situación actual a la que nuevamente nos enfrentamos en lo que corresponde a la Política (administración de la ciudad, en lenguaje ateniense, lo que a todos nos concierne). A la Política hay que ir con el ánimo y el espíritu puesto en “quemar las naves”, es decir, entregándose a fondo para dar lo mejor de uno mismo para beneficio de la sociedad. Si no estás dispuesto a ello, no accedas a algo que te vendrá grande, convirtiéndote finalmente en un parásito más del erario público, en perjuicio de la sufrida y cada vez más empobrecida y decadente sociedad española. El sueldo del político resulta muy goloso para cualquier miembro mortal, perteneciente a los diferentes estamentos sociales, y que estaba anteriormente mal pagado o en el paro (en la calle hace mucho frío, repetía habitualmente un político de Majadahonda). Estamos hartos de ver, pero no oír, a esa ingente masa (grasa política) que a base de no decir, pensar, y sólo mirar, (como si de un pedazo de carne con ojos se tratara) van pasando de legislatura en legislatura impasibles, (flotando como la m*** en el estanque), y cuyo único mérito (si puede ser así entendido) consiste en permanecer impávidos (pues el que se mueve no sale en la foto), para ir engrosando una lista electoral (como material de relleno) con el único objetivo de mantener su estatus económico, gracias a la bondadosa-dadivosa caridad de un Partido Político, que bajo el lema “más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer”, les va manteniendo en las sucesivas listas electorales, porque no son polémicos ni generan conflicto interno en la Sede como militantes luchadores, y que pasan a engrosar el equipo electoral cuatrienalmente, porque no hacen propuestas incómodas para el núcleo duro y torticero del aparato del Partido Político acomodaticio.
Hablo de una sociedad decadente, marginada y ninguneada, porque a los políticos de turno les interesa que ésta permanezca en silencio, para sólo oír el ruido de sus aplausos anodinos, cuando nos arengan con sus discursos electoralistas de oratoria trafullera, estudiada y atrayente (como el Flautista de Hamelín hacia con sus ratones), para que una vez se salgan con la suya (obtener su escaño), nos olviden hasta dentro de 4 años. Los procesos de primarias y las listas abiertas, son algo necesario, para que la sociedad se refuerce, eligiendo individualmente de cada lista presentada de las diferentes ideologías políticas, a aquellos candidatos con honestidad y honradez sobrada y demostrada, de los que cabe esperar que mirarán, no por el interés del Partido Político a quién actualmente deben su puesto, sino hacia una Sociedad a la que representen y rindan cuentas en función de un programa electoral objetivo, que hayan consensuado con anterioridad. ¡Listas abiertas ya!.
Nos taparemos la nariz, y el 23 votaremos PP.