Protagonistas de «Quién lo Impide» del director Jonás Trueba

LIDIA GARCIA. La película “Quién lo impide” de Jonás Trueba (30 de noviembre de 1981), hijo del director de cine Fernando Trueba y sobrino del escritor y cineasta David Trueba, el documentalista Javier Trueba y el escultor Máximo Trueba, ya ha visto la luz y está en los cines de Madrid. Premio a la Mejor Interpretación de Reparto en el Festival de Cine de San Sebastián y Premio Feroz Zinemaldia, tras más de cinco años de grabaciones, conversaciones, observaciones y visitas a institutos madrileños con alumnos procedentes de diferentes estratos sociales «como el Gran Capitán, situado enfrente del antiguo enclave del Estadio Vicente Calderón, el Carlos III, por la zona de San Blas, el Larra en Aluche o el Bousoño ubicado en Majadahonda, el realizador configura con intimidad y artesanía un extraordinario tapiz generacional en el que la juventud contemporánea gravita constantemente en un péndulo plagado de incertidumbre», escribe la periodista Marta Moleón en un reportaje titulado: «Jonás Trueba: “los jóvenes de ahora se parecen más de lo que creemos a los jóvenes que éramos antes”. El director firma una de sus obras más ambiciosas con “Quién lo impide” y filma sin adornos la realidad y el futuro de la juventud española».


«En el nuevo trabajo de Jonás Trueba, los adolescentes que inundan la pantalla y vertebran el relato a través de sus miedos, sus granos, su timidez congénita, sus impulsos, sus despertares, sus adheridas gilipolleces, sus búsquedas y sus difusas preocupaciones, hacen otras cosas. Se preparan para acometer el tradicional -y en exceso idealizado- viaje de fin de curso, incurren en los primeros sentimientos de pertenencia a un grupo, en las primeras decepciones, se van a pintar con spray debajo de los puentes mientras fuman sus primeros cigarrillos, se reúnen en casas para beber, acercarse de manera entrañable e ingenua al sexo y distorsionar su voz de forma cómica con el aire de los globos, dudan de su futuro, de sus habilidades, de sus relaciones, del sistema y hasta de su propia capacidad de cuestionar lo que son y lo que sienten. Algunos están perdidos y otros parecen saberse caminos de memoria», señala el artículo.

Y Jonás Trueba concluye: «Que la juventud española está en una situación muy difícil es un hecho. No herida de muerte, pero sí sumida en una precariedad tremenda. Paro juvenil, falta de oportunidades e incertidumbre gigantesca acrecentada por la crisis pandémica. Creo que esto podemos asumirlo como un fracaso más de la clase política prolongado durante décadas que de nosotros como sociedad. La política está obligada de alguna manera a crear unas oportunidades mejores para los jóvenes. Pero también es verdad que los adultos tendemos a mirar a los jóvenes a veces con un poco de condescendencia y eso puede llegar a reflejarse en la política», finaliza La Razón.

 

 

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