MANU RAMOS. El ex alcalde de Majadahonda Arturo Sanz Millán, fallecido este domingo 21 de enero (2024) a la edad de 87 años y enterrado en el cementerio de esta ciudad, nunca rehuyó la polémica y las hemerotecas españolas afloran varias noticias en las que él es protagonista, formando con ello parte de su acentuada personalidad con la que ha entrado en la Historia política, económica y social del municipio. La que más eco tuvo fue la producida por los hermanos Jesús y Óscar Bugliot Utrera, empleados de la gasolinera de Dr. Marañón (Majadahonda), que fueron quienes destaparon el fraude en la misma, motivo por el cual fueron primero víctimas de «bullying» (acoso) y posteriormente despedidos. Arturo Sanz Millán compareció junto con los denunciantes en una comisión de investigación de la Asamblea de Madrid celebrada en 1998 en calidad de presidente de la estación de servicio “José Revuelta” de Majadahonda. Allí se presentó el ex alcalde majariego para responder a las preguntas de PP, PSOE e IU y confesar que «desconozco cuando han sido despedidos, y conste que conozco a los dos empleados porque me han servido gasolina en ciertas ocasiones». Reconoció que «estoy inculpado en la causa del Juzgado número 45, y estoy inculpado como Presidente del Consejo de Administración de la sociedad «José Revuelta Moreno«, pero no soy propietario de esa estación de servicio y el cargo que tengo en la sociedad es el de Presidente del Consejo de Administración. Desconocía y creo sinceramente que no se comete fraude en la estación «José Revuelta Moreno«. En todo caso, lo tendrán que decir los peritos correspondientes».
«SE CONFIÓ EN UNAS PERSONAS EXPERTAS EN ESTAS LIDES DE LAS PETROLERAS». También aclaró que «soy Presidente del Consejo de Administración de la sociedad José Revuelta Moreno desde la Junta General de Accionistas que se celebró en el mes de abril de 1997, cuyo acuerdo fue elevado a escritura pública en junio del mismo año, e inscrito en el Registro Mercantil en día 2 de julio de 1997. Por tanto, cuando este escándalo se levantó, llevaba 6 meses escasos como Presidente de esa sociedad. Soy Presidente sin ser accionista ni propietario de ninguna de las acciones de esa sociedad, represento en la misma a mi madre, una señora de 94 años de edad, que participa en esa sociedad como propietaria que era de los terrenos cuando se construyó la misma y, en vez de vender los terrenos, creyó más oportuno adquirir acciones de esa sociedad antes que el dinero. Por tanto, desconozco que hubiese irregularidades en la estación de servicio, mi madre desconocía el funcionamiento de las estaciones de servicio y se confió en unas personas expertas en esas lides para que llevasen sus gestiones con las compañías petroleras, con los empleados, etcétera. Ni mi madre ni los otros familiares que representan el 50% de la propiedad de esa sociedad llevaban la gestión de esto».
«LA FAMILIA SANZ SOLO ERA ACCIONISTA, LA GESTION LA LLEVABAN LOS VILLANUEVA». «En todo caso, siempre el Presidente, por costumbre, y el Secretario de esa sociedad, eran miembros de la familia de mi madre, primos, sobrinos, etcétera. El anterior Presidente -cuñado mío- falleció de un infarto; el que yo propuse -otro cuñado- está operado de cáncer y está con un tratamiento muy fuerte, y por la parte que correspondía a mi madre, de ese 25% que tiene, el único que quedaba de la familia era yo, y por eso, al final, acepté, con la condición de que sería exclusivamente representativo y que visaría las cuentas cuando se me presentaran. No ha habido ocasión de ello, puesto que las cuentas del 97 todavía no están cerradas, y las del 96 me las presentaron ya con las firmas de los Consejeros que había en su momento. Por tanto, desconozco las personas que figuran en la nómina de la estación de servicio José Revuelta Moreno, y, por tanto, desconozco también la forma en que se despedía. Desde luego, yo no he ejercitado el derecho de despido ni el de nombramiento de estos señores. Al señor Villanueva padre (propietarios del Grupo Villanueva, al que pertenecía la gasolinera de Majadahonda así como otras), me parece que en estos 20 años no le he visto más de 6 veces: en la constitución de la sociedad, en la ampliación de capital, cuando acompañé a mi madre, y en un par de visitas que habíamos hecho a otros terrenos en Majadahonda, con la idea de ver la posibilidad de instalar alguna nueva estación de servicio a principios de los 90. Por cierto, la solicitud que hice en nombre de mi madre, la Comunidad Autónoma la denegó. No he recibido ni recibo ninguna compensación por el cargo de Presidente del Consejo de Administración«. No obstante, su talante quedó demostrado cuando quiso agradecer «a esta Comisión de Investigación la ponderación y mesura al formular las preguntas que en su mayoría estimo han conseguido salvaguardar las garantías del proceso penal, lo que motiva que haya podido contestar a las mismas. Nada más; muchas gracias».
LOS EMPRESARIOS GASOLINEROS SE DECLARARON CULPABLES. A pesar de que Arturo Sanz Millán creía en la inocencia de los empresarios gasolineros Villanueva, 7 años después (2005), los 35 responsables de esas estaciones de servicio de la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha se declararon culpables y evitaron así el juicio, pagando 2,1 millones de euros en multas. Los propietarios de las gasolineras –Francisco Javier Villanueva Aranguren, cabeza visible del grupo Villanueva, y sus socios (entre los que estaba la familia Sanz Millán), aceptaron una condena de 1 año y 9 meses de cárcel y una multa de 6 meses, a razón de 11,2 euros diarios, lo que sumó 2.016 euros. Por su parte, los encargados que manejaban el mecanismo fraudulento fueron condenados por ambos delitos a 15 meses de cárcel y multa de 540 euros. No obstante, ninguno de ellos ingresó en prisión, pues el fiscal aceptó que las penas de cárcel fueran sustituidas por multas de 2.700 euros, en el caso de los encargados, y 14.112, los propietarios y socios, según la sentencia.
SE DEFRAUDABA GASOLINA CON UNA PALANCA. El escándalo originó numerosas noticias en la época y la sentencia acreditó que el descubrimiento del fraude se produjo un mes de agosto, de forma casual. Un cliente pidió las medidas para comprobar el combustible servido y el encargado pasó a la oficina a recogerlas. El empleado Óscar Bugliot, que se había quedado sin cambio, entró en ese momento y vio cómo su superior estaba en cuclillas, manipulando una palanca empotrada bajo el cuadro de mandos. Cuando se quedaron solos, los dos hermanos Óscar y Jesús Bugliot comprobaron que el conmutador tenía 3 posiciones y que, colocando la palanca en 2 ellas, los surtidores suministraban hasta un 5% menos combustible del que figuraba en el contador. «Éso [el mecanismo fraudulento] lo tenían a piñón fijo. El único momento en que dejaban de robar es cuando venía una inspección. El resto del tiempo, día y noche, estaban siempre robando», dijo Jesús. «Yo no sé si les avisaban antes o eran pitonisos. Lo que sé es que cada vez que el encargado revisaba los surtidores, venía luego el inspector», agregó Óscar, en alusión a Segundo Sanz Blázquez, invitado a las cacerías de la familia Villanueva, los propietarios mayoritarios de las gasolineras. El inspector funcionario no fue imputado ni condenado aunque visitó 5 de cada 6 estaciones sin descubrir el fraude. Fue expedientado por la Comunidad de Madrid que entonces dirigía Albertp Ruiz Gallardón (PP), que incluso detectó «anomalías» en su contrato, tras recibir un homenaje de la patronal de las gasolineras, aunque posteriormente fue absuelto. “No fue más que un pin en reconocimiento a la labor de todo un equipo”, alegó el funcionario.