Descuartizador de Majadahonda: la novia de Bruno Hernández y el hijo de ambos esperan su salida de la cárcel dentro de 27 años y 3 meses

LIDIA GARCIA. «Bruno había escalado en sus fobias y sus delirios cuando en el 2012 finalmente le diagnosticaron esquizofrenia paranoide. En los años siguientes tuvo 4 internaciones. Fue en una de ellas, en el año 2014, cuando conoció a Bárbara Gabriel, una joven de origen polaco. Bárbara padecía bipolaridad. Se pusieron de novios. “Yo lo protegía y él me protegía a mí”, dijo Bárbara a los medios. Cuando se presentó a declarar en el juicio aseguró que seguía sin creer que él hubiera matado a nadie y expresó que seguía deseando compartir su vida con Bruno: “es una persona muy buena, parecía un niño”. Como Bruno no trabajaba de manera regular, con Bárbara se veían diariamente. Pero justo la semana en que desapareció Adriana, la rutina cambió. Bruno le dijo que estaba ocupado y que “tenía que terminar un trabajillo”. Solo se vieron la noche del domingo 5 de abril de 2015 en la que ella insistió en quedarse, pero él “me dijo que estaba cansado”. Tuvieron relaciones sexuales y Bárbara se marchó». Así concluye el último capítulo de la periodista Carolina Balbiani (Infobae), que ha tenido acceso al sumario sobre el caso del «descuartizador de Majadahonda» y lo ha publicado este 18 de noviembre (2022).

Carolina Balbiani

La coincidencia funesta entre vida y muerte, sexo y crimen, es que Bárbara, esta vez, quedó embarazada. El 2 de enero de 2016 nació la hija de ambos. En su declaración, Bárbara reconoció que la primera vez que estuvo en la vivienda de Majadahonda, la casa le daba «malas vibraciones, era fría y parecía abandonada”. Si bien llegó a vivir hasta una semana entera allí, aseguró que nunca vio la picadora de carne clave en esta historia. Dijo que no había conocido a la tía Líria y que él “no hablaba mucho de ella. Pensé que estaba en una residencia”, pero admitió que sí coincidió con Adriana. De la madre de Bruno solo dijo que ella no lo visitaba en la cárcel.

Descuartizador de Majadahonda: momento de la detención de Bruno Hernández en La Sacedilla (Majadahonda)

Una de las testigos que declaró en el juicio fue una amiga de la inquilina llamada Cristina. Contó que su inquilina Adriana, posteriormente asesinada, tenía frecuentes discusiones con Bruno por temas irrelevantes y cotidianos, pero que no había visto nada preocupante las veces que estuvo de visita el piso de la Sacedilla 6. Su parte de la historia la contó así. El 3 de abril de 2015 Cristina contactó por Facebook con el hermano de Adriana, quien la estaba buscando. Él le insistió en que fuera hasta la casa de la Sacedilla. Era tarde, pero Cristina accedió a ir. Llamó varias veces a la puerta, pero Bruno no le abrió. Luego se dirigió a la vivienda de un vecino y mientras hablaba con él observaron cómo el acusado abría la puerta de su casa. Adriana corrió para encararlo. Bruno le explicó que no había escuchado el timbre porque dormía y aseguró no saber nada de Adriana. El 6 de abril, tanto Cristina como Eduardo, comenzaron a recibir mensajes desde el celular de Adriana. Ella se expresaba de una manera rara, no parecía ser la misma de siempre. Cristina recibió incluso una llamada de su amiga, pero al atender “solo escuché una respiración”. Pudo ser el propio Bruno simulando su presencia. Nunca más se la volvió a ver.

 

 

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