ISIDRO BENJUMEA. Tony del Valle, padre de la concejala del PSOE en Majadahonda, Michelle del Valle, recorrió durante 10 días entre el jueves 2 y el sábado 11 de febrero (2023) un total de 150 kilómetros a pie por la costa entre Málaga y Almería para revivir el mismo camino que hizo su padre y abuelo de la edil el 8 de febrero de 1937, hace ahora 86 años: la VII Marcha Integral ‘La Desbandá’. Tony del Valle acabó con problemas en la rodilla y piernas tras la caminata: «es muy duro. Volví a Majadahonda en coche el lunes, aunque la marcha acabó el sábado. Nunca había hecho una marcha, era la primera vez, y solo me preparé 3 días antes». Durante el trayecto, el único representante de Majadahonda en esta «Desbandá» se fotografió con la cantante Rozalén, con quien pudo conversar brevemente, y experimentó sensaciones hasta ese momento nunca vividas: «Gracias por haberme dado la oportunidad de haber honrado la memoria de mi padre. Fue antifascista hasta el último día de su vida. Luchó y defendió Málaga como si fuera su casa. Estuvo en el frente de Málaga, en el frente de Mijas, ayudó a niños, mujeres y hombres en la «desbandá», terminó la guerra en el Cerro de Motril, donde le apresaron y fue condenado a tres años en un campo de concentración de África. Sobrevivió, pudo contarlo, ser testigo directo de todo y transmitir a sus hijos las atrocidades de los asesinos y malnacidos fascistas. Gloria, honor y reconocimiento a los héroes de la defensa de Málaga«, declaró.
Esta edición de la marcha, que incluso contó con crónicas casi diarias de otro integrante, Manuel García Morales, estuvo dedicada especialmente a las mujeres y el evento fue organizado e inaugurado por la Asociación Socio Cultural (ASC) «La Desbandá«, siendo presentado por la directora del Instituto de las Mujeres del Gobierno de España, Toni Morillas, el coordinador de IU Andalucía, Toni Valero y supervivientes del bombardeo. La «Desbandá» (desbandada en andaluz) de Málaga ha sido definida como un masivo éxodo mayoritario de la población civil malagueña (se calcula que entre 100.000 y 150.000 personas) que huyeron andando por la costa de la ciudad hasta Almería ante la inminente entrada de las tropas del general Franco.
La penosa marcha fue además bombardeada por aviones alemanes y barcos italianos agravando un balance final de entre 5.000 y 10.000 muertos, por lo que se consideró el primer ataque a población civil en una guerra militar, aún antes del bombardeo de Guernica. Hasta entonces (Primera Guerra Mundial), los conflictos bélicos habían puesto mayor celo en que las masacres no afectaran a los civiles y se dirimían solamente entre soldados, algo que también se transgredió posteriormente en la Segunda Guerra Mundial, todas siempre en suelo europeo. En esa carretera afloraron además actuaciones heroicas, como la del médico canadiense Norman Bethune, que salvó a numerosos refugiados transportando heridos desde la carretera malagueña hasta Almería en su propia furgoneta Renault que hacía de ambulancia. Algunos han llamado este suceso como «el Guernica andaluz» y existen testimonios que aseguran que el inmortal cuadro del malagueño Picasso fue en realidad una idealización de esta tragedia a raíz de un grabado previo titulado «Sueño y Mentira de Franco» y no de la de ciudad vasca, cuyo título lo puso el poeta Paul Eluard y no el pintor. Entre estos testimonios figura el del pintor almeriense Jesús de Perceval, entonces simpatizante republicano, que estuvo en París con Picasso y escribió su confesión.
Tony del Valle, como descendiente de un vecino de Majadahonda que hizo la misma marcha de aquellos refugiados republicanos, recordó a su ancestro: «Mi padre era Cecilio del Valle, abuelo de Michelle del Valle. Estuvo 3 años en el campo de concentración de Tánger (África) por defender al gobierno constitucional de la República. Estuvo en la batalla de Málaga, durante la retirada de la ciudad, durante 3 ó 4 días, ayudando a los niños, mujeres y gente mayor en la huída hacia el Puerto de Almería«.Y sobre los otros crímenes que algunos anarquistas cometieron en algunos pueblos que habían caído del lado de una Almería dominada por los republicanos, señaló: «Mi padre, conocido como «El Huracán» por su fortaleza física, se liaba a tortas con los de la CNT, más de uno se fue calentito, eso nos contaba, no los soportaba, pues creían que eran los amos del cortijo». Finalmente, tras esta fraternal tragedia civil, Cecilio del Valle «acabó la guerra en el Cerro de Motril, allí se entregó a los sublevados y desde allí le mandaron 3 años a ese campo de concentración de trabajos forzados en Tánger. Sobrevivió a todo y terminó en Majadahonda, donde conoció a mi madre, Lucía Bustillo Descalzo. Yo le considero un héroe por todo lo que hizo en la Desbandada«.