Carlos Pérez Siquier, una semana. antes de su fallecimiento en la inauguración de las nuevas salas de su museo ©Pepe Jiménez

PEPE JIMÉNEZ. *Fotógrafo y realizador audiovisual. Carlos Pérez Siquier, el hombre que renovó y dio a conocer la fotografía española al mundo, emprendía el último viaje hacia lo desconocido el pasado 13 de septiembre (2021), partiendo de Almería, el mismo lugar donde exponía por primera vez sus ojos a la luz un 14 de diciembre de hace algo más de 90 años. Justo una semana antes de su fallecimiento se inauguraban las nuevas salas del Centro Pérez Siquier, el primer museo de este país dedicado en exclusiva a un fotógrafo. El centro abría sus puertas al público en la localidad almeriense de Olula del Rio en septiembre de 2017 gracias al audaz y decidido impulso de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino. Para varias generaciones de artistas plásticos y profesionales de la fotografía, Carlos Pérez Siquier es un referente que ha permanecido activo hasta el último momento. Hacía gala de una fina ironía cuando bromeaba diciendo que “moriría con las fotos puestas” y de ello dan fe las nuevas series de obra reciente que nos hablan de un autor en plenas facultades y que, lejos de agotarse, sigue sorprendiéndonos y haciéndonos disfrutar con su fotografía plena de criterio, sentido y sensibilidad. 


Pepe Jiménez (texto y fotos)

La obra de Pérez Siquier es un legado para el mundo, porque a través de ella se nos revela y se da a conocer una parte fundamental de la historia de la fotografía del siglo XX, e incluso del XXI. Especialmente poderosos son sus primeros planos en color, imágenes icónicas que se adhieren a la retina y forman ya parte de nuestro imaginario colectivo. Son magníficas sus series de «Color del sur», donde campa a sus anchas ese azul Siquier que lo impregna todo con la fuerza y la personalidad de un creador único. Ensalzado por su cámara en «Al fin y al cabo«, el Parque Natural Cabo de Gata Níjar fue su zona de recreo y el entorno más emblemático de toda su producción fotográfica. Conocidos son el apego que Carlos profesaba por este idílico paraje y su devoción por la luz de esta tierra que solo tiene dos estaciones, el verano y la Intermodal (de trenes y autobuses). Porque eso ha sido Carlos Perez Siquier mientras pudimos disfrutarlo en vida, un largo y dichoso verano feliz que un día acaba, pero que deja un recuerdo imperecedero que crecerá en intensidad con el paso del tiempo.


Carlos Pérez Siquier y su inseparable compañera Teresa durante la inauguración de las nuevas salas de su museo que pudo disfrutar en vida ©Pepe Jiménez

Inauguración de las nuevas salas del museo Pérez Siquier en Olula del Río (Almería) una semana antes de su fallecimiento. Escasa presencia institucional en su velatorio

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