Retrato de Torriente por Isis de Lázaro

ROBERTO ORTIZ DEL TORO. Pablo de la Torriente Brau, el mayor cronista de su época. Diciembre es el mes más apropiado para hablar de Pablo de la Torriente Brau, a mi entender, el mayor cronista de su época, y un revolucionario nacido en Puerto Rico el 12 de diciembre de 1901 y fallecido en Madrid, España, el 19 de diciembre de 1936. La vida de Pablo de la Torriente Brau transcurrió, intensa y apasionante durante los 35 años que duró, y aunque no nació en Cuba, sí creció y vivió en la mayor de las Antillas, donde se formó y desarrolló su actividad revolucionaria como luchador antidictatorial y antiimperialista, que lo llevó a ofrendar su vida en Majadahonda, como comisario de las Brigadas internacionales que se unieron a la República Española en su pelea contra el fascismo. No solo fue un excelente periodista y revolucionario comprometido con el momento histórico que le tocó vivir y legó a las generaciones posteriores sus extraordinarias experiencias mediante sus artículos, entrevistas, testimonios y reportajes que vieron la luz en periódicos, revistas y en la abundante correspondencia enviada a familiares y amigos. En Cuba participó en las acciones para exigir la libertad de Julio Antonio Mella cuando la famosa huelga de hambre de éste. Cultivó estrecha amistad con Rubén Martínez Villena; denunció en trabajos periodísticos la explotación sufrida por los campesinos del Realengo 18 y, desde el exilio en México, el asesinato de Antonio Guiteras y Carlos Aponte.


Roberto Ortiz

Peleando en defensa de la República Española realizó una tarea multifacética como periodista, comisario político y combatiente. La última etapa de su labor periodística tuvo lugar en la Guerra Civil española como corresponsal de varias publicaciones de América Latina y Estados Unidos, y donde escribió las crónicas recogidas posteriormente bajo el título de «Peleando con los milicianos». Raúl Roa García, cercano compañero de luchas, escribió sobre su desempeño como comisario político de un Batallón en el que murió combatiendo: ‘Era él quien formaba bajo la metralla o el descanso eventual, la conciencia política del combatiente. Era él quien se preocupaba de que al miliciano no le faltase nada, a quien le preocupaba su educación revolucionaria y le suministraba periódicos y libros. Era el primero en el asalto y el último en el repliegue”. Como periodista Pablo fue un excelente cronista de los trascendentes acontecimientos históricos por los que transcurrió su vida en Cuba, Estados Unidos y España, y en su faceta de escritor impregnó a sus libros, la frescura y la fuerza creadora que atesoran de sus vivencias personales en las luchas revolucionarias de Cuba.


Yoandry Avila

YOANDRY AVILA. Para celebrar el 35 aniversario de “la Pablo”, como es conocida la editorial de la Unión de Periodistas de Cuba en el gremio de periodistas y editores de libros, se dieron cita en el Memorial José Martí trabajadores de la institución, la presidencia de la Upec, integrantes de su catálogo de autores y representantes de entidades hermanas. Esther Pozo, directora de la editorial, dijo que cada 12 de diciembre constituye una invitación a reiterar el agradecimiento a quienes presenciaron el alumbramiento de la Pablo y, también, a los que se han sumado al equipo de la editora a lo largo de los años. “Él fue un transgresor más allá del Periodismo; también lo fue desde el punto de vista intelectual, ético, humano y político. Como subrayan sus estudiosos, era irreverente y un desacralizador en rebeldía contra todo dogma, incluyendo los expresivos. Cuánto de lo anterior podemos necesitar ahora mismo, mientras nos enfrentamos, como pueblo y como sector estratégico en la defensa de sus intereses y sueños, a los escenarios comunicacionales y periodísticos desafiantes de la era de la convergencia y a una guerra de cuarta generación. “Con Pablo, la Revolución —y con ella la prensa— siempre debería llegar a tiempo, nunca tardar, nunca callar contra todo riesgo. Ello fue lo que lo convirtió en precursor del Nuevo Periodismo, del Periodismo de Investigación y del Literario, tendencias que alcanzaron esplendor muchos años después de su caída en Majadahonda”. Artículo completo.

Daniel J. V.

DANIEL JIMÉNEZ VAQUERIZO. Militante del núcleo del PCE de Tetuán (Madrid) y estudiante de Periodismo. De corresponsal a comisario político. Fue abatido en Majadahonda. Tuvo tres entierros y sus restos aún esperan volver a Cuba. La Batalla de la Niebla es como se conoce a los combates que luchaban en diciembre de 1936 en los municipios del oeste madrileño. Miles de milicianos morirían allí, pero entre todos esos nombres hoy rescatamos uno: el del periodista cubano Pablo de la Torriente Brau. Artículo completo.

UPEC: En diciembre de 1936 la presión sobre Madrid era creciente, y la muerte, siempre impertinente, llegó al cubano cerca del municipio de Majadahonda. A partir de este momento, sus compañeros hicieron todo lo posible para proteger su cuerpo con el fin último de llevarlo a Cuba, cumpliendo su deseo. Contaba el también combatiente cubano Policarpo Candón que al recuperar el cadáver encontraron que éste había intentado enterrar sus documentos escondiéndolos del enemigo. El cuerpo fue enterrado primero en el cementerio de Chamartín, más tarde sus restos fueron trasladados a Barcelona, y ante la llegada de las tropas franquistas y la imposibilidad de salir hacia la isla, fue sepultado en Montjuic, asistiendo allí personalidades del ejército republicano o su amigo Miguel Hernández, quien recitó los conocidos versos de Elegía segunda. Pasados algunos años el cuerpo sería sacado de su nicho y enterrado en una fosa común. Tres fueron los entierros del cubano que en España dejó su vida y ahí siguen sus huesos, esperando volver a Cuba para que su memoria siga contando nuestra historia a corazón abierto. Artículo completo.

 

Majadahonda Magazin