REGINA BUENDIA. (3 de noviembre de 2024). El Rincón de Pensar (Majadahonda): La lealtad es un valor fundamental en las relaciones humanas, ya sea en la amistad, la familia o la pareja. Se trata de un compromiso profundo que implica respeto, confianza y apoyo mutuo, incluso en los momentos difíciles. En la amistad, la lealtad significa estar presente para el otro, ser honesto y defender a los amigos cuando lo necesiten, sin traicionar su confianza. Una amistad leal se forja en la autenticidad y el apoyo constante. En el contexto familiar, la lealtad se manifiesta a través de la unión, el respeto y la responsabilidad compartida. Es el lazo que mantiene a las familias juntas, incluso frente a desafíos y desacuerdos. La lealtad en la familia implica estar presente, apoyar a los seres queridos y mantener un sentido de pertenencia. En una relación de pareja, la lealtad es esencial para la estabilidad y la confianza. Se expresa en la fidelidad emocional y física, así como en la capacidad de mantener una comunicación abierta y honesta. Una pareja leal enfrenta los problemas juntos, trabajando como un equipo para superar los desafíos que puedan surgir. Mantienen el compromiso y el respeto mutuo, incluso en tiempos de adversidad. La lealtad en la pareja no solo implica estar presente en los momentos buenos, sino también apoyar al otro en las dificultades y mantener la integridad emocional, lo que fortalece el vínculo y crea una base sólida para una relación fuerte y duradera. La lealtad, en cualquier relación, es la base sobre la cual se construye la confianza y el respeto mutuo. Sin ella, las relaciones carecen de profundidad y durabilidad, ya que es el pilar que sostiene la verdadera conexión.

EL PRIMER CARRUAJE. No se tienen noticias concretas sobre el origen de los carruajes, nos se sabe qué vehículos servían de medio de transporte a los pueblos primitivos, no pudiendo pasar todo esto de las meras conjeturas. Por los textos en lengua sánscrita , nos enteramos de luchadores que se lanzaban al combate sobre carros tiradospor caballos; esta costumbre se perpetuó entre los asirios, egipcios, griegos, persas y galos. En Grecia aparece el carro en los juegos olímpicos y en las ceremonias públicas, perdido su carácter guerrero; y de Olimpia pasa a Roma en tiempos de Tarquino “el Viejo” según unos, o de Rómulo, según otros. Los primeros vehículos de cuatro ruedas fueron construidos por los asirios y los frigíos. Griegos y romanos se distinguieron en la construcción de carruajes y en Roma llegó a haber hasta 17 clases de vehículos con sus nombres y usos determinados Tuvieron también los antiguos la “basterna” y la “litera” que, dieron origen al “palanquín” y la “silla de manos”. En los siglos medios, solo se usaba la “litera” y, el carruaje de lujo no reapareció hasta la “carroza”. En el siglo XVIII aparecieron gran número de carruajes derivados de la carroza. Y en el siglo XIX , comienzan a verse en Europa los coches de alquiler. Desde principios del siglo XX, el automóvil ha modificado substancialmente los medios de transporte. El avión ha terminado de colmar , al parecer, en su momento, la aspiración de acortar el tiempo en cubrir las distancias. Alguien dijo: “acortar distancias es prolongar la vida». Una tontería más de las muchas que se dicen.

ADIVINANZAS: Sin mí no tendrías pan, ni pasteles, ni empanada. Nazco verde y soy dorada por los días de San Juan. // Una adivinanza te voy a poner, a ver si adivinas lo que es. Tiene dos patitas y no tiene pies; plumas de colores y pico también. Cuando tiene hambre suele decir pío; cuando tiene frío se mete en el nido. // Adivina quién soy; cuando voy, vengo, y cuando vengo, voy. LA ESCRITURA, ARCHIVO DE LA MEMORIA. La escritura ha sido, desde sus orígenes, uno de los mayores logros de la humanidad. Más allá de ser un medio de comunicación, es el principal archivo de la memoria colectiva e individual. A través de ella, los seres humanos hemos logrado preservar pensamientos, historias, creencias y conocimientos, manteniendo vivos acontecimientos que, de otra manera, se perderían con el tiempo. La escritura es, en esencia, la cristalización de la memoria humana, una herramienta que nos permite trascender el presente y proyectar nuestra existencia. En las primeras civilizaciones, como la mesopotámica o egipcia, los textos grabados en piedra o papiro registraban no solo hechos históricos, sino también mitos, leyes y tratados comerciales. Este afán de dejar constancia de lo vivido permitió que las siguientes generaciones aprendieran de sus antepasados y mantuvieran una continuidad cultural. Sin la escritura, gran parte de lo que sabemos hoy sobre el pasado simplemente no existiría. Las primeras formas de escritura, como los jeroglíficos egipcios o la escritura cuneiforme de los sumerios, no solo documentaban la vida cotidiana, sino también las grandes gestas y pensamientos que me fundan.

A NIVEL PERSONAL. En la era digital, la escritura ha adquirido nuevas formas: correos electrónicos, publicaciones en redes sociales, blogs y bases de datos en línea han multiplicado la cantidad de «memoria» que se almacena cada día. Aunque la tecnología se ha transformado, la manera en que escribimos y almacenamos la información, la esencia de la escritura sigue siendo la misma: preservar el conocimiento, transmitirlo y mantener viva la memoria humana a lo largo del tiempo. Sin embargo, también surgen nuevos desafíos: el exceso de información y la fragilidad de los medios digitales nos recuerdan que los archivos modernos no están exentos de riesgos. A diferencia de los textos grabados en piedra, los archivos digitales pueden desaparecer con un simple clic o fallos tecnológicos. La escritura, entonces, es mucho más que palabras plasmadas en una superficie. Es el vehículo que mantiene vivas las ideas, los recuerdos y la identidad de las civilizaciones y de cada individuo. Es, en definitiva, un refugio de la memoria, un guardián silencioso de lo que hemos sido y de lo que queremos legar a las generaciones futuras. En este sentido, la escritura no solo prolonga la vida de las ideas, sino que, de alguna manera, nos inmortaliza a todos aquellos que dejamos nuestras huellas en palabras. Como alguien dijo alguna vez: “Lo que no se escribe, se olvida”. Escribir es resistir al olvido, resistir al paso del tiempo. A través de la escritura, logramos que lo efímero de la experiencia humana permanezca en la memoria colectiva y trascienda más allá de los límites de nuestra propia vida. En próximos Rincones de Pensar seguiremos con este apasionante tema. Respuesta de las Adivinanzas: La Espiga. El pájaro. El cangrejo.