Un bonito gesto de Gerard Piqué hacia Néstor Susaeta en el hospital de su madre

JUANMA CUETO. Hablar de ídolos del deporte, y el fútbol en particular, es hablar de estrellas como Messi, Cristiano, Neymar o Mbappé. Jugadores con etiqueta de cracks que mueven contratos millonarios y arrasan en cuestiones de marketing o redes sociales. Sin embargo, en el fútbol existen otros ídolos capaces de transmitir unos valores fuera de lo común. Personas que traspasan la faceta futbolística. Un espejo donde mirarse para aprender y tomar nota de lo realmente importante de la vida. Néstor Susaeta juega en el Rayo Majadahonda, en Segunda División B. No es un icono mundial ni un referente para los niños y niñas cuando intercambian cromos en el colegio. Para mí es mucho más. Alguien muy especial. Un ejemplo de cómo superar todos los obstáculos de la vida con una sonrisa permanente. Uno de sus mellizos, Andrea, enfermó a los once meses por una encefalitis herpética en el cerebro. A partir de ahí, un calvario: casi seis meses en la UVI, dos en coma, epilepsia y secuelas terribles como la pérdida de la vista o dependencia cien por cien para comer y beber. Es, como él mismo dice, un “bebé de siete años”. Son chavales que cuando están despiertos lloran muchísimo y necesitan constantemente medicación o terapias. Su mujer es su compañera inseparable en este camino lleno de piedras. Nada de quejas. El mensaje es claro. Hay que transformar la desgracia en optimismo. El dolor en alegría para que el pequeño Andrea viva lo más feliz posible.


Juanma Cueto

Néstor Susaeta formó parte del Athletic, Real Sociedad, Eibar, Salamanca, Rayo Vallecano, Alcorcón, Oviedo, Lausanne de la Primera División suiza… Un trotamundos del fútbol, pero sobre todo un trotamundos de la vida, yendo y viniendo todos los días, desde Albacete a Madrid, para entrenar y estar cerca de su hijo. El Rayo Majadahonda le quiso para cerrar la plantilla esta temporada y aceptó de inmediato. Compaginar el fútbol con su problema personal era prioritario. Una señal del cielo en el momento ideal. Se siente un privilegiado porque su horario, de 9.00 a 13.30 aproximadamente, le permite estar casi todo el día con su hijo cuando vuelve de los entrenamientos. Es su pasión. Su amor incondicional para ejercer de “papá”. Han sido miles y miles de horas en hospitales. Una situación durísima. Una zancadilla de la vida con otro protagonista admirable de fondo.

Este otro juega en el Barça, lo ha ganado todo en el fútbol y, él sí, es uno de los cromos más codiciados en el “cole”. Vidas cruzadas. La madre de Piqué era Jefa de Neurología en una clínica de Badalona. Allí estuvo una semana Susaeta, rodeado por su familia, haciendo todo lo posible por su hijo. De repente, un detalle de grandeza. Piqué se interesó personalmente por la situación de su colega. Llamó a su puerta. Cara a cara. Fue una conversación muy bonita. Le dio su teléfono para lo que quisiera. El balón unió a dos futbolistas con mundos muy diferentes. El glamour del Barça con la humildad del Rayo Majadahonda. La élite con el fútbol de Segunda B. La vida en estado puro. Con una buena actitud, cabeza y mucha paciencia siempre hay cosas buenas cuando crees que todo es malo. Piqué ya era un ídolo para medio mundo. Hoy Susaeta también lo es para la otra mitad del planeta.

Majadahonda Magazin