El Toledo celebró la victoria a lo grande
“Muy buen equipo el @CD_Toledo, hasta la fecha lo mejor que ha pasado por aquí”. Así resumía el encuentro el twitter oficial del Rayo Majadahonda y no le falta razón: los de Onésimo marcaron un gol, llevaron el control del partido y solo dejaron respirar a los de Iriondo unos pocos minutos, insuficientes para llegar. Los toledanos no les dejaron tampoco meterse en el encuentro y además el equipo majariego estuvo fallón, sobre todo en el centro del campo, donde por primera vez en dos años el colombiano Fabry se dejó la batuta en el vestuario. El tenor José Luis le acompañó en el desaguisado y Tony hasta tuvo que ser sustituido. Con la medular en medio de un naufragio –tampoco Rubén Blanco acertaba como sustituto– la lluvia que apenas había amilanado contra el Real Madrid Castilla se convirtió esta vez en enemigo feroz.
Esnáider, ex jugador del Rayo, hoy en Toledo
“Yo no mandé a mis barcos a luchar contra los elementos”, se lamentaría Felipe II. y fue entonces cuando a la Grande y Felicísima Armada llamada Invencible se le quebró la pata: salvo los pupilos de Zidane y el último partido con juveniles, pero ya ascendido desde la 3ª, no se recordaba cuando perdió el Rayo su último encuentro en casa. Lo malo es que los elementos no eran solo climatológicos sino que estaban comandados por Onésimo convertido en el capitán pirata Francis Drake y por su lugarteniente Esnaider, hijo del hoy entrenador que vive en nuestra ciudad y ex del Rayo Majadahonda (2012). Onésimo pincha a sus marineros con la estaca, mal encarado, con su lenguaje zafio y blasfemo a pie de banda. Y lo que en otros podría ser delito de Código Penal aquí se convierte en una escuadra con oficio un poco bucanero que lleva 6 partidos seguidos ganados y que va enchufada camino de la Segunda División.
Los piratas ya se fueron y por eso lo mejor del peor partido del Rayo en su estreno de bronce fue que se marcharon. Con el botín, pero se «piraron», verbo que empleaba Onésimo desde el banquillo para indicar a sus jugadores que debían subir más arriba. Con ellos se esfuman 7 de los 8 equipos que están en la mitad alta de la tabla. Con todos ha jugado ya el Rayo Majadahonda, aún le queda el Socuéllamos (5º) la próxima semana, pero a partir de ahí ya debe batirse con equipos que van desde el 9º hacia abajo. Y es entonces donde el estilo de trato al balón agradable y distinguido que tanto está dando que hablar esta temporada por media España debería imponerse y animar a esa fría afición majariega que toma el Cerro del Espino por el Bernabeu y a Iriondo por Ancelotti.
Este domingo, con visita inesperada al palco del alcalde Narciso de Foxá, que no trajo precisamente buena suerte, se dejó comer por una legión toledana que ocupó sus asientos, puso la coreografía y llenó con sus cánticos los habituales silencios majariegos. Tampoco el equipo daba para muchas palmas. Y aunque ahora reposa en la posición 15º, dos por encima del descenso, si no despierta el próximo domingo y hace estragos en Socuéllamos como hizo la Inquisición con los moriscos, tendrá que esperar de nuevo en casa. Entonces la víctima propiciatoria serán los chavalines del Getafe B, hoy hundidos en la tabla. Y no parece que se conformen con solo arrebatarles los 3 puntos porque el Toledo le hirió en su orgullo de invicto en casa. El equipo necesita una goleada que “destapone” a la plantilla y la haga creerse de una vez lo que es: el club cuyos jugadores más intenso y mejor juegan a este deporte en la categoría de bronce del fútbol español.
Ficha técnica:
Rayo Majadahonda: Basilio, Rubén, De Pedro (Sergi 32′), Javi Lorente, Iñaqui, Oliva, (Acha 27′), José Luis, Fabri, Jorge Félix, Toni (Blanco 10′) y Portilla.
CD Toledo: Zabal, Expósito, Mikel (Garcés 7′), Echaide, Cruz, Aicart, Barranco, Pablo, Esparza (William 28′), Roberto (Txomin 15′) y Esnáider.
Goles: Jokin Esparza (17′).
Árbitro: Sureda Cuenca (comité balear). Amonestó por parte de los locales a Iñaqui, José Luis, Fabri y Rubén Blanco. Y por parte del conjunto visitante a Esnáider, Esparza y Le Pogam.
Estadio: Cerro del Espino. Unas 300 personas, con mayoría de aficionados por parte del conjunto visitante.
