LIDIA GARCIA. La generación de los 60 cumple 50 y una pléyade de escritores que unieron la literatura a la música en esos alucinantes años ochenta -con su extensión en los noventa– se han hecho mayores. El último y más joven de ellos, José Angel Mañas (Madrid, 1971), con sus «Historias del Kronen«, cumple 50 este año 2021 y los demás van camino de los 60, arrastrando serios desperfectos en sus peripecias vitales. El más perjudicado ha sido Ray Loriga (Madrid, 1967), quien ha confesado el resultado de sus excesos tras haber apurado la copa hasta las heces, que diría el poeta Leopoldo Alas Mínguez (Arnedo, La Rioja, 1962), fallecido de SIDA y sobrino bisnieto del legendario «Clarín«: «Me dijeron: o te quitamos el tumor cerebral o te mueres en 15 días». El escritor ha roto su silencio después de un año y medio de enfermedad, recuperación y paradójica calma: «No tenía miedo a morir, tenía miedo a quedarme mal». Así comienza la entrevista del periodista Pedro Simón en el diario «El Mundo» al escritor madrileño, que estuvo casado con la cantante Christina Rosenvinge (Madrid, 1964). Y en ella confiesa: «Te voy a decir que yo compartía peluquería con Hugo Sánchez, la del Pryca de Majadahonda. Siempre me extrañó que él se arreglara el pelo mientras su mujer hacía la compra. A mí me hacía una ilusión enorme compartir peluquería con él». La periodista Laura Fernández recogió también en «El País» aquella generación nacida en los años 60 que se hizo célebre al rondar la treintena: «Literariamente, en España, los noventa estuvieron de moda durante los noventa. Al menos tres escritores de los que por entonces se consideraban ‘generacionales’ dieron la cara casi de forma instantánea por una época que era aún de alguna manera pasado presente. La muerte de Kurt Cobain en 1994 acabó con el «grunge» y la propia idea de la Generación X inesperada y súbitamente antes de tiempo. Pero al menos el inicio de las carreras de Ray Loriga (Madrid, 54 años), José Ángel Mañas (Madrid, 50 años) y Lucía Etxebarria (Valencia, 55 años) la capturaron de una peculiar manera y casi en marcha.


Lucía Etxebarria (Valencia, 1966)

Ray Loriga es autor de «Héroes«, una novela que recoge la vida con «una chica rubia, amigos, viajes que le llevan lejos de lo que no quiere ver… todo está en ese cuarto, ese territorio propio en el que él está siempre solo. En el exterior, las cosas ya no son como le gustarían, no le interesa la madurez. Es una estrella que únicamente saldrá convertido en un ángel. Escrita con una prosa desnuda, aforística, y con un lenguaje cinematográfico, «Héroes» fue una novela heredera de David Bowie y de la poesía del rock and roll que se convirtió, desde su publicación en 1993, en una obra de culto para toda una generación», según destacó la crítica literaria.

José Angel Mañas (Madrid, 1971): la generación de los 60 cumple 50

«Historias del Kronen», «Ciudad Rayada» y «Mundo burbuja» de Mañas salieron a las calles y buscaron el ambiente subterráneo, y también parte de la desesperanza. «Beatriz y los cuerpos celestes» de Etxebarria exprimió un desajuste íntimo retratando excelentemente el «angst» (angustia) de una adolescencia femenina al margen de un sistema adulto caduco. Lo peor de todo, «Caídos del cielo» y «Tokio ya no nos quiere«, de Loriga, abrieron el foco e hicieron literatura norteamericana desde, también, las calles, pero unas calles por una vez romantizadas por la figura de un perdedor que se jactaba de serlo. Lo mismo podría decirse de las primeras novelas de Francisco Casavella (Barcelona, 1963) con «Un enano español se suicida en Las Vegas» y «El secreto de las fiestas» y Daniel Múgica (San Sebastián, 1967) con «Uno se vuelve loco» y «Mar Calamidad».


Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 54 años) dio nombre a la «Generación Nocilla» y Mañas a la «Generación Kronen» pero es básicamente la misma

Belén Gopegui (Madrid, 1963) también irrumpió en el panorama literario español en la década de los noventa —concretamente, en 1993— con «La escala de los mapas«, y Benjamín Prado (Madrid, 1961) se marcó con «Raro» su propio «Polaroids», de Douglas Coupland, esto es, un puñado de historias con aspecto de potentes imágenes de trasfondo inevitablemente «grunge». «Como epítome del desorden narrativo y la estructura fragmentaria, la influencia de lo norteamericano y del fin de lo analógico, y por lo tanto, la década que anticipó el siglo XXI, podría citarse el clásico instantáneo de  «Nocilla Dream«. Pero ¿se ha contado lo suficiente la década de lo noventa? ¿O la dejó el cambio de siglo y de paradigma tecnológico huérfana de narradores?, se pregunta la autora sobre esta generación a la que también dio nombre el libro de Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967).

Majadahonda Magazin