JULIA BACHILLER. Finalizan las fiestas de Majadahonda 2018 y con ellas uno de los actos más multitudinarios y criticados del municipio. Los encierros reciben críticas tanto por su realización por parte de los antitaurinos, como por los aficionados por el tipo de toros que se traen para realizarlo, de los cuales algunos ejemplares se apartan para la corrida y otros vuelven a salir al ruedo para entretenimiento de los que acuden. Ciertamente este año los toros, tanto del encierro como de la corrida, han estado marcados por la falta de casta.

Si valoramos la parte del presupuesto de las fiestas destinada a su realización, este supone más de la mitad del mismo destinada a este evento. Y aun siendo multitudinaria su asistencia, no es del agrado de muchos vecinos, motivo por el cual analizamos el festejo intentando alcanzar la ecuanimidad y justa medida, dadas las pasiones tan encontradas que se producen a favor y en contra y por estos distintos motivos. Ya hay municipios que los han retirado de sus fiestas y otros que los mantienen, valorando el esfuerzo que realiza el Ayuntamiento para que esta tradición no se pierda y por la cual recibe críticas curiosamente de los dos sectores, taurinos (falta de casta) y antitaurinos (exceso de castigo).

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Como seguidora de este tipo de eventos mi opinión acerca de los pasados encierros es la siguiente: comenzando por el gran ambiente que crean los que acuden a verlos o participar, los saludos y conversaciones entre los asistentes son más numerosos que los que puedan tener en la calle en un día normal. Y entre los participantes, el respeto y el compañerismo es una cualidad a destacar. Este año, con una puntualidad asombrosa, dieron comienzo a la hora marcada (10:00 de la mañana), público en el recorrido y la plaza abarrotada durante los cuatro encierros.

La casta de los toros antes mencionada no fue de calidad, pero ver en el recorrido la actuación de los pastores, y en el ruedo –una vez finalizado el encierro– a nuestros recortadores majariegos jugándose el tipo para animar el festejo y sacar lo mejor del toro, se merece –como se dice en términos taurinos– “ovación y vuelta al ruedo”. Mencionaré algunos de ellos: Luis Herranz, Sergio García, Ángel Escribano, Alberto Santos, Vicente Rangel… Sé que olvido alguno de ellos y agradecería me recordasen los nombres de los que no recuerdo, ya que es un lujo verlos en acción sobre la arena.

Y luego están los que pisan más la arena del callejón que la de la plaza, pero aportan su granito al festejo. La labor en los toriles es un trabajo duro y pocas veces destacado: la coordinación de las puertas y la organización en su interior para efectuar sus salidas es digna de mención, una labor poco aplaudida y digna de agradecer a los que la realizan. Este año llamó mi atención una camiseta serigrafiada con el logotipo «Majatauro», una nueva Asociación Taurina cuyo fin es promocionar el festejo popular, como así indica en las redes sociales, y cuyos integrantes participaron en el encierro.

Antes de comenzar el acto, el Ayuntamiento distribuyó unas hojas informativas donde se indicaba un breve resumen del Reglamento en los puntos que afectan a los participantes de los encierros: Prohibición de maltratar a las reses, medidas de seguridad, edad mínima permitida de 16 años, los que quedan exentos de participar en el encierro y la no participación de aquellos que porten objetos o instrumentos que dificulten la carrera. Todo ello junto a unas recomendaciones y consejos para participar.

Hemos de destacar que en los cuatro encierros no hubo lesiones de gravedad, algún susto y un puntazo del cual esperamos se recupere pronto el herido. Las fuerzas de seguridad, tanto Policía Local como Guardia Civil, estuvieron presentes en diversas zonas, como así también la inestimable presencia de los cuerpos de sanidad, con la UVI móvil en el exterior junto a la plaza. En resumen, podrá haber toros y plazas mejores, pero para los que no queremos que esta tradición se pierda veamos el lado positivo de lo que nos aportan unos encierros. Solo criticando no solucionamos nada. Y al menos ver a Rodrigo y a Jorge Rosco –ya recuperado– en el recorrido se merece que el año que viene disfrutemos de unos nuevos encierros.

 

Majadahonda Magazin