
En un claro de la eternidad, el escritor y el caballero se sientan frente a frente. No hay tinta ni espada, solo palabras. Cervantes, el manco que supo escribir como si tuviera alas. Don Quijote, el loco que supo vivir como si el mundo aún mereciera ser salvado. Y todo ello desde su «Majalahonda», que es como esta obra inmortal denominaba hablando mal adrede, a esta población a la que le cupo el honor de tener cabida en el Quijote.
MIGUEL SANCHIZ. (22 de abril de 2025). Encuentros en la Historia desde Majadahonda: Miguel de Cervantes Vs Don Quijote. ¿Puede un creador conversar con su criatura? ¿Puede el alfarero mirarse en la vasija que modeló? Cuando Miguel de Cervantes escribió la historia de Alonso Quijano no sospechaba que estaba dando vida al símbolo más puro, tierno y loco de toda la literatura. Creó a Don Quijote para burlarse de los libros de caballerías, y sin quererlo, engendró un nuevo caballero: más noble que los antiguos, más humano que los modernos, más loco que todos los cuerdos. Desde 1605, el caballero de la triste figura cabalga por la imaginación del mundo. Con su lanza rota, su escudero fiel y su corazón invencible, ha atravesado siglos, idiomas, guerras, academias y soledades. Y Cervantes lo contempló crecer, como un padre que no puede detener al hijo que ha salido a buscar justicia. Este Encuentro con la Historia cuando se cumplen 420 años de la obra literaria en español más famosa de todos los tiempos, es un acto de magia permitida. En un claro de la eternidad, el escritor y el caballero se sientan frente a frente. No hay tinta ni espada, solo palabras. Cervantes, el manco que supo escribir como si tuviera alas. Don Quijote, el loco que supo vivir como si el mundo aún mereciera ser salvado. Y todo ello desde su «Majalahonda«, que es como esta obra inmortal denominaba hablando mal adrede, a esta población a la que le cupo el honor de tener cabida en el Quijote.
CERVANTES (bajando lentamente la pluma sobre la mesa). Por fin te tengo ante mí, Don Quijote. Siempre imaginé este momento… y siempre lo temí.
DON QUIJOTE (alzándose, con la mano sobre el pecho). Señor mío, ¿cómo he de llamaros? ¿Sois acaso Merlín? ¿Un sabio encantador que me ha traído aquí para nuevas hazañas?
CERVANTES. No soy sabio ni encantador. Soy el que te nombró. El que escribió tus pasos, tus palabras, tus sueños… Tu autor, si eso significa algo a estas alturas.
DON QUIJOTE. ¿Mi autor…? ¿Vos sois quien puso en mi alma el fuego de los libros? ¿El que me dio a Dulcinea, a Rocinante, al fiel Sancho?
CERVANTES. Sí. Yo fui. Aunque a veces me parece que tú me escribiste a mí. Que saliste de mi hambre, de mis batallas, de mi cárcel, de mi esperanza.
DON QUIJOTE. ¡Oh, Señor Cervantes! Permitidme que me arrodille. Pues si de vos procedo, no soy sino vuestra sombra.
CERVANTES (levantándolo suavemente). No, amigo. No te arrodilles. Si alguien debe inclinarse aquí, soy yo. Tú viviste con una pureza que yo apenas soñé. Tú creíste cuando el mundo ya no creía en nada.
DON QUIJOTE. Mas fuisteis vos quien me disteis el mundo, aunque fuese falso. ¿Y qué es el mundo, sino un relato contado con pasión?
CERVANTES. Quizá sea así. Y tú, caballero, fuiste mi relato más sincero. Tú no fuiste parodia, aunque muchos así te tomaron. Tú fuiste espejo, burla, lágrima y espada. Fuiste más real que el rey y más libre que Dios.
DON QUIJOTE. ¿Por qué entonces me disteis derrota? ¿Por qué me hicisteis morir cuerdo, si loco era más noble?
CERVANTES. Porque hasta los más grandes deben volver a casa. Porque el alma necesita descanso. Y porque la locura, cuando es absoluta, se vuelve invisible. Quería que el mundo recordara que tú elegiste creer, no que naciste engañado.
DON QUIJOTE. Entonces… ¿no fui un necio?
CERVANTES. No, fuiste el más sabio de los locos. El único que entendió que sin locura, no hay bondad posible. Tú viste gigantes donde había molinos, sí. Pero… ¿acaso no eran gigantes las injusticias que combatías?
DON QUIJOTE. A veces soñaba que vos me observabais, escondido tras los arbustos, mientras galopaba por La Mancha.
CERVANTES. Lo hacía. Desde la sombra de mi estudio, desde la celda de Argel, desde el banco de un hospital. Te veía pelear contra lo imposible… y vencías, aunque cayeses. Porque tú caías con honra.
DON QUIJOTE. ¿Y Sancho? ¿Dónde está mi escudero fiel?
CERVANTES. Está en ti. Vive en tu risa, en tu contraste, en tu sabiduría humilde. Él te sostuvo cuando flaqueabas, y tú lo elevaste cuando no sabía volar. Fueron dos almas que se necesitaron para contar una sola historia.
DON QUIJOTE. ¿Y Dulcinea? ¿Era ilusión o verdad?
CERVANTES. Era ambas cosas. Como todo lo bello. Como todo lo que vale la pena amar.
DON QUIJOTE. Entonces, os lo ruego, dadme una última aventura. Que no sea contra encantadores ni batanes, sino contra el olvido.
CERVANTES. Esa es la única batalla que ya has ganado. Te buscan en cada biblioteca, te recitan en cada escuela, te lloran en cada lector que ve en ti la dignidad del que se niega a rendirse.
DON QUIJOTE. ¿Y vos, Señor Miguel? ¿Qué os queda ahora?
CERVANTES. Me queda lo mejor: haber sido tu sombra. Y saber que, mientras tú cabalgues en la memoria de los hombres, yo también seguiré vivo.
DON QUIJOTE. Entonces cabalguemos juntos una vez más, por los campos de Castilla, entre aldeas, puentes y pastores. Que el mundo, aunque ya no sea el mismo, nos mire pasar y sonría.
CERVANTES. Vamos, caballero. No hace falta Rocinante para volar. Basta con cerrar los ojos… y leer (se toman del brazo, como dos viejos amigos, y se alejan en dirección al horizonte eterno de la literatura)
Magnífico Miguel , cuanta creatividad Gracias
Cuánta creatividad en tu relato Miguel!
Unir en apasionante diálogo al creador y su criatura, llevan a reverdecer tamaña obra y nos acerca una vez más a ese mundo de las ideas, de los sueños, mientras vivimos la cruenta realidad.
Un verdadero masaje en el alma
Simplemente GRACIAS!!!
Brutal. Gracias Miguel.
Que puede decir este pobrecito ser humano, que puedo?,nada, ante tamaña cantidad de letras bien ordenadas y cuyo resultado son profundas reflexiones, que puedo decir nuevamente que ya no haya dicho antes. Y como entre nosotros no es necesario adulonerias sin base ni sustento, además me conoces tan bien, querido hermano, que me dió la vida, que solo puedo decirte desde el Cuore,solo y solamente GRACIAS INFINITAS por este imaginario diálogo entre nuestro Gran Manco de Lepanto y el extraordinario producto de su increíble imaginación, solo conocido por aquellos que hemos tenido la suerte de aprender a leer.
Abrazo fuerte Miguelito .
Maravillosa conversación! Gracias por los ratos que nos brindas
Extraordinario texto Miguel. Me quito el sombrero. Aunque eso a las Mallo se nos da muy bien.
Me has emocionado “ que tú elegiste creer, no que naciste engañado “ y “ por -que caíste con honra” y …se necesitaron dos almas para escribir una sola historia”…….Sublime . Cuanta sensibilidad, inteligencia y sabiduría.
Gracias