Maria Luisa González, voluntaria de la Cruz Roja

VICTORIA GARCÍA PASCUA. ¿Has notado diferencia desde antes de la pandemia a estos momentos? –Efectivamente, las demandas han aumentado bastante, incluyendo a familias que, disfrutando antes de una situación relativamente cómoda, ahora han pasado a sentir verdadera necesidad, bien porque han perdido sus trabajos y, al no estar dados de alta, no han podido cobrar subsidio de desempleo, bien porque están en ERTE y han tardado en cobrar o no han cobrado todavía y que, en bastantes casos, son derivados a Cruz Roja por los Servicios Sociales del Ayuntamiento». Dado que el 5 de diciembre de 2020 fue el Día Mundial del Voluntario, desde Cruz Roja Majadahonda-Las Rozas han considerado en esta ocasión que son los propios voluntarios los que tienen que hablar y decir sobre este tema. «¿Quién mejor que ellos?», comentan. Por esta razón, han querido que la voluntaria de Intervención Social de Cruz Roja, Mª Luisa González, cuente su experiencia, y brinde la oportunidad de conocer sus motivaciones para aquellos que no son voluntarios. María Luisa, cuéntame el tiempo que llevas de voluntaria, por qué te hiciste voluntaria, y por qué de Cruz Roja. Vengo colaborando con esta Asamblea desde hace 8 años, al poco de jubilarme, cuando llegué a la conclusión de que mi situación puede considerarse privilegiada con respecto a la que vive una gran parte de la población, entre ellos los vecinos del municipio que se encuentran en una situación precaria. Por ello era mi obligación contribuir, en la medida de lo posible, a que pudieran salir de esta situación de vulnerabilidad. Anteriormente a mi jubilación estuve colaborando en la Asamblea, aproximadamente por espacio de un año, en el área de comunicación y tuve que abandonar por razones laborales».


«Cuando volví a incorporarme lo hice en lo que más me interesaba, que es el trabajo con las personas demandantes de ayuda y entré a participar en programas de Intervención Social, en donde sigo hasta ahora. El motivo de elegir esta área es que estudié Trabajo Social (en aquel tiempo se llamaba asistente social), y posteriormente Sociología, pero, como suele pasar en muchos casos, mi trayectoria laboral me llevó por otros derroteros y no pude seguir mi vocación. Sin embargo, al final, he podido trabajar en un área que considero de las más interesantes de la Asamblea: Intervención social. En cuanto a por qué Cruz Roja, porque tenía claro que deseaba trabajar en una ONG laica y, dado que mi hija, que también estudió trabajo social, en esa época estaba trabajando en una casa de acogida de Cruz Roja en otra Asamblea y, a través de su experiencia, me pareció que se trataba de una organización solvente, en la que podría realizar mi colaboración de voluntariado».

¿Cómo te sientes con tus usuarios? –Pues mira, es una labor en la que necesitas ante todo tener un alto grado de empatía con las personas usuarias. Mi labor consiste en atenderlas una vez que ya se han acercado a Cruz Roja y se les ha realizado el proceso inicial de acogida y, en la mayoría de los casos, la valoración de la situación en la que se hallan, en ese momento se concierta una entrevista con ellas para acompañarlas, acordar un Plan Personalizado de Intervención y ayudarlas en el proceso que les permita, en la medida de los posible, mejorar sus condiciones de vida, facilitándoles, en su caso, los recursos necesarios para ello y al mismo tiempo derivándolas, si es oportuno, a otros Programas como puede ser empleo, éxito escolar para sus hijos, salud, enseñanza del idioma, realización de talleres. El sector de personas usuarias es muy amplio y en Majadahonda, que tiene un alto nivel de vida, un gran porcentaje de las personas que acuden a nuestra Asamblea, en los Programas en los que yo participo, proceden de la emigración, en su mayoría mujeres, con niveles culturales y educativos diversos, algunos con una comprensión baja del español, lo que les hacen aún más vulnerables, si cabe».

«La mayoría, o no tienen trabajo o tienen trabajos precarios, debido en bastantes casos a que no están regularizados. No obstante, con ocasión de la pandemia, las demandas de ayuda se han extendido a una parte de la población que tenía una situación estable y que, de repente, han pasado a vivir una situación de gran vulnerabilidad, se han encontrado sin trabajo o con sus sueldos reducidos al entrar en ERTE y con graves dificultades para hacer frente a los alquileres, que en este municipio son de por sí bastante altos. Además, las condiciones de habitabilidad se han mostrado claramente inadecuadas para las etapas de confinamiento que hemos tenido que pasar, siendo los niños un sector que ha sufrido bastantes secuelas. Me gustaría decir que la colaboración con Cruz Roja, además de hacerme sentir útil, también me ayuda a tomar conciencia de la gran distancia social que existe entre los distintos sectores de la población, y como hay un sector considerable al que se ignora y del que no se suelen preocupar demasiado ni las instituciones públicas ni los medios».

¿Recomendarías a la gente que hiciera algún tipo de voluntariado? –Por supuesto que sí, y no solo a las personas de más edad, que no tienen ya obligaciones laborales y disponen de más tiempo. Recomendaría a todos que intentaran hacer labor de voluntariado y especialmente a los jóvenes, que por otra parte y durante la pandemia se han volcado en labores solidarias. Las razones son múltiples pero podría destacar que eso les ayudará a ser más empáticos, a aprovechar el tiempo que tengan libre de forma óptima, a conocer a gente nueva que siempre es muy interesante y, sobre todo, a saber que existen personas, muchas, quizá demasiadas, que tienen una vida bastante más complicada que la suya y que no han tenido a su alcance los recursos que les hubieran permitido llevar una vida sin precariedad.

 

Majadahonda Magazin