Madre Teresa de Calcuta: «Encontré a una mujer moribunda en la calle, cubierta de gusanos. La llevé a nuestro hogar para moribundos, la limpiamos y le dimos amor en sus últimas horas. Ver su rostro transformarse del sufrimiento a la paz antes de morir me recordó el propósito de nuestra misión: brindar dignidad y amor en los momentos más oscuros».

MIGUEL SANCHIZ. (29 de junio de 2024). «Soy la Madre Teresa de Calcuta, nacida en 1910 como Agnes Gonxha Bojaxhiu en Skopje, Macedonia. Me consagré a Dios a una edad temprana y fui llamada a servir a los más pobres entre los pobres. Fundé la congregación de las Misioneras de la Caridad en 1950 en Calcuta, India. Mi misión ha sido siempre brindar amor y cuidado a los marginados y enfermos, particularmente a los que sufren de lepra y SIDA. He dedicado mi vida a trabajar por la paz, la compasión y la dignidad de cada ser humano, tratando de ver a Cristo en cada persona que encuentro». Estas son las primeras palabras de esta entrevista imposible con la Madre Teresa de Calcuta, que comparte una experiencia que la ha marcado profundamente: «fue encontrar a una mujer moribunda en la calle, cubierta de gusanos. La llevé a nuestro hogar para moribundos, la limpiamos y le dimos amor en sus últimas horas. Ver su rostro transformarse del sufrimiento a la paz antes de morir me recordó el propósito de nuestra misión: brindar dignidad y amor en los momentos más oscuros». Y confiesa algunos de los sentimientos de duda y abandono que experimentó a lo largo de su vida: «Durante casi 50 años, me sentí profundamente separada de Dios, viviendo una «noche oscura del alma». A menudo, sentí que Dios me había abandonado, describiendo mi alma como llena de contradicciones y un profundo anhelo de Dios que dolía. También noté sentirme rechazada y vacía, con pensamientos que regresaban como cuchillos afilados y herían mi alma».


La Entrevista Imposible de Miguel Sanchiz

¿Qué opina sobre la pobreza en el mundo actual? –La pobreza no es solo la falta de bienes materiales, sino también la falta de amor y compasión. En el mundo actual, es fundamental que todos reconozcamos nuestra responsabilidad de ayudar a los menos afortunados. Combatir la pobreza requiere un esfuerzo colectivo basado en la solidaridad y el amor. ¿Cómo ha cambiado su visión del mundo a lo largo de los años? –Mi visión del mundo ha sido constante en su enfoque en el amor y la compasión, pero con los años he comprendido aún más la profundidad del sufrimiento humano y la importancia de una acción compasiva. He aprendido que cada acto de bondad, por pequeño que sea, tiene un impacto profundo en la vida de las personas. ¿Qué la inspiró a dedicarse a una vida de servicio? –Desde muy joven sentí una fuerte vocación religiosa y una necesidad profunda de servir a Dios. Mi inspiración principal fue el deseo de ayudar a los más necesitados, inspirado por las palabras de Jesús de “amar al prójimo como a ti mismo”. Al ver la pobreza y el sufrimiento en el mundo, supe que mi llamado era brindarles amor y cuidado.


«Durante casi 50 años, me sentí profundamente separada de Dios, viviendo una «noche oscura del alma»

¿Cómo nació la idea de las Misioneras de la Caridad? –En 1946, durante un viaje en tren, tuve lo que describo como una “llamada dentro de la llamada”. Sentí un impulso divino de abandonar el convento de Loreto, donde enseñaba, para vivir entre los más pobres de Calcuta y servirles. Así, en 1950, con la autorización del Vaticano, fundé las Misioneras de la Caridad para atender a los hambrientos, los desnudos, los desamparados, los ciegos y los leprosos. ¿Cuál ha sido su mayor desafío en su misión? –El mayor desafío ha sido enfrentar la inmensa cantidad de sufrimiento y la falta de recursos. Muchas veces, el dolor y la desesperanza de las personas que atendemos son abrumadores. Sin embargo, a pesar de las dificultades, la fe y la determinación me han permitido seguir adelante, siempre confiando en la providencia divina.¿Qué papel ha jugado la fe en su vida y su trabajo? –La fe es el pilar de mi vida y mi trabajo. Cada acto de servicio es una expresión de mi fe en Dios. Creo firmemente que al servir a los pobres, sirvo a Jesús mismo. La oración y la confianza en la divina providencia me sostienen y me guían cada día en mi misión.

Madre Teresa de Calcuta

¿Cómo manejó sus dudas sobre la existencia de Dios y su misión? –A pesar de mis dudas sobre la existencia de Dios y el cielo, así como mi sensación de hipocresía por exteriorizar alegría mientras sufría internamente, perseveré en mi misión. Expresé un deseo recurrente de abandonarla debido a mi sufrimiento interno, pero siempre decidí continuar, viendo mi dolor como una forma de participar en el sufrimiento de Cristo y ofreciendo mi vida como un sacrificio. Mi perseverancia, incluso en ausencia de la sensación de la presencia de Dios, es un testimonio de mi profunda fe y dedicación. ¿Cómo ha visto el impacto de su trabajo en las comunidades que sirve? –El impacto ha sido significativo en términos de mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables. Hemos visto a muchos recuperar la esperanza, recibir atención médica esencial y, lo más importante, sentir que son amados y valorados. Aunque el camino es arduo, cada pequeña transformación nos motiva a seguir.

Madre Teresa de Calcuta

¿Qué mensaje tiene para aquellos que quieren seguir sus pasos? –Mi mensaje es simple: ama sin condiciones y sirve con humildad. No necesitas hacer grandes cosas; puedes empezar con pequeñas acciones, siempre con gran amor. Cada uno de nosotros puede hacer una diferencia en la vida de alguien, y esa es la esencia de vivir una vida de servicio. ¿Qué legado cree que ha dejado? –Creo y espero que mi legado haya sido de amor y servicio incondicional a los más necesitados. Deseo que las Misioneras de la Caridad continúen su misión, brindando amor, cuidado y dignidad a los pobres y enfermos. Más allá de la organización, espero inspirar a las personas a vivir con más compasión y a ver a Cristo en cada ser humano. La Madre Teresa, ahora, ya Santa, en la Eternidad ¿cómo se siente? –Aquí, todo es distinto e inimaginable. En la Tierra el concepto felicidad, tiene unos cánones. Aquí, en la Eternidad , no existe el estado comparativo. Para que haya felicidad es preciso que exista la desgracia. Aqui, nada de eso ocurre. ¿Entonces ? ¿Cómo es la Eternidad? –No se lo puedo explicar porque no lo entendería. Le confieso que yo, en mi vida terrenal, como Vd. , tampoco hubiera podido entenderlo. Pero le daré una pista para que se vaya haciendo a la idea: piense en “SIEMPRE”. El ser humano no está capacitado para hacerse a esta idea, SIEMPRE. Por eso, es imposible que le explique lo que es la Eternidad y que Vd. lo entienda. Tenga fe y, un día, entenderá lo que es SIEMPRE.

Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 19 de octubre de 2003, tras la verificación de un milagro: la curación inexplicable de un tumor abdominal en una mujer india llamada Mónica Besra en 1998.

EL PROCESO DE CANONIZACIÓN. El proceso de canonización comenzó poco después de su muerte. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 19 de octubre de 2003, tras la verificación de un milagro: la curación inexplicable de un tumor abdominal en una mujer india llamada Mónica Besra en 1998. Para la canonización, se verificó un segundo milagro: la curación inexplicable de un hombre brasileño con múltiples tumores cerebrales en 2008. Finalmente, el Papa Francisco le canonizó el 4 de septiembre de 2016 en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. El proceso de canonización siguió las normas establecidas por la Congregación para las Causas de los Santos, que requiere un examen riguroso de la vida, virtudes y milagros del candidato. Cada paso del proceso, desde la recopilación de documentos y testimonios hasta la verificación de los milagros, fue meticulosamente examinado. El Papa Francisco destacó el compromiso inquebrantable con los pobres y su capacidad para ver a Cristo en cada ser humano. La canonización fue celebrada por personas de todo el mundo, reconociendo el impacto en la humanidad.

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