MARÍA JOSÉ RUBIDO. La terapia visual en niños es objeto de este nuevo artículo sobre pedagogía óptica. Y es que después del nacimiento del bebé, en los primeros meses de vida, es conveniente hacer revisiones de las estructuras oculares en busca de patologías congénitas. Y en caso de ser necesario, ponerles corrección óptica si se detecta un problema visual. Si no se ha detectado ninguna anomalía a considerar, se debe revisar con 2-3 años, así nos aseguramos que no haya patologías y descartamos anomalías que puedan ocasionar pérdidas de agudeza visual.


Los niños no suelen ser conscientes de que ven mal, por tanto son fundamentales las revisiones: A partir de los tres años hay que prestar especial atención a síntomas como la visión borrosa, desviación de uno o ambos ojos y problemas de rendimiento escolar. Y hacer revisiones periódicas anuales para asegurarse del buen desarrollo del sistema visual. La retina, y más concretamente la retina central, está poco desarrollada en el recién nacido y con los estímulos visuales evoluciona hasta la madurez visual que se alcanza en torno a los 4 años. Por tanto es necesario que el proceso culmine adecuadamente para asegurar una buena visión.

De los recién nacidos, un 75% son hipermétropes, un 25% miopes y el astigmatismo que suele ir asociado tanto a la hipermetropía como a la miopía es consecuencia de la forma de la curvatura corneal en la mayoría de los astigmatismos. Con el desarrollo se debe ir perdiendo esa hipermetropía para llegar a un estado emétrope, es decir, ver bien sin corrección. Además de conseguir ver bien sin corrección, debe desarrollarse convenientemente la buena alineación de los ejes visuales para evitar una desviación de uno o ambos ojos que provoque el estrabismo. La detección precoz y actuar nos permite evitar el ojo vago. La actuación tanto pasiva como activa es esencial para la recuperación de la visión y conseguir el máximo equilibrio del sistema visual. Es urgente el tratamiento antes de los 8-9 años para evitar que sea irreversible el defecto visual

Cuando un niño ve mal, al no ser consciente, no se queja: Las pistas que tienen los padres para sospechar que su hijo tiene problemas visuales son de diversa índole: se salta las palabras o renglones al leer, sigue la lectura con el dedo, guiña los ojos cuando se fija en algo, se tapa un ojo o cierra un ojo para leer, le duele la cabeza, se enrojecen los ojos después de hacer una tarea de cerca… Hay problemas de aprendizaje y niños con hiperactividad que en algunas ocasiones llevan apareados problemas visuales no detectados. La mala ortografía, baja velocidad lectora, dificultad para interpretar lo leído, así como las dificultades para copiar y memorizar textos, se deben a problemas de percepción. Los problemas de percepción se dan tanto en niños como en adultos. En el caso de los niños, tratarlo con terapia temprana asegura una consolidación de habilidades. Y es que una buena salud visual es muy importante para que los niños se desarrollen correctamente, sobre todo a nivel escolar y de relación.

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